LA
OBRA PICTÓRICA DE JUAN DE ROELAS EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA
CONCEPCIÓN DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (Sevilla)
(A todos los profesores que me impartieron docencia durante mis estudios en la Universidad de Sevilla)
(A todos los profesores que me impartieron docencia durante mis estudios en la Universidad de Sevilla)
Castilleja
de la Cuesta es poseedora de un patrimonio artístico reducido, pero de gran
valía, que se ha ido forjado durante siglos, siendo edificios emblemáticos,
como las parroquias de Santiago y la de la Inmaculada Concepción las que mayor
número de piezas posean. De diversa procedencia y estilos, arquitectura,
esculturas, pinturas, cerámica y orfebrería dan personalidad propia a una histórica
localidad cuyos habitantes no siempre estuvieron a la altura de las
circunstancias, tal vez por mero desconocimiento, permitiendo en ciertas ocasiones
la desaparición de sus bienes artísticos.
En el siglo
XIX, a raíz de la desamortización de bienes eclesiásticos llevados a cabo entre
1836 y 1837, la orden franciscana de Castilleja de la Cuesta abandonaría su
convento de Nuestra Señora de la O, dejando en este recinto prácticamente todos
los objetos y enseres de uso religioso. En 1840, tras acordarse el derribo del
citado convento, las parroquias de la localidad vieron aumentados su número de
obras de arte. Entre estas piezas, la mayoría de un valor artístico
incalculable, se hallaban aún, algunas de las pinturas, dieciocho en total,
entre las que se encontraban las cuatro realizadas por el maestro pintor Juan
de Roelas. Será fray Antonio García de la Reguera, guardián del edificio, que
por aquellos años oficiaba como párroco en la Concepción, quién opte por
trasladar a dicho templo las pinturas pertenecientes a la Orden.
En la
actualidad son veintidós las pinturas que engalanan la parroquia de la
Inmaculada Concepción, las mencionadas con anterioridad, más otras cuatro
donadas por distintos vecinos de la Villa. Debemos aclarar, que la totalidad de
los óleos procedentes de la O, fueron realizados durante el siglo XVII, por
maestros barrocos de la escuela hispalense. El resto de los óleos, de menor
importancia, fueron pintados en siglos posteriores. Las cuatro obras “de mano de Roela”, realizadas
en el primer tercio del siglo XVII son: El Salvador del Mundo, Nuestra Señora
de la Inmaculada, San Pedro Pontífice y Los Trece Apóstoles
En esta ocasión comentamos el óleo sobre
lienzo titulado: SALVATOR MUNDI.
SALVATOR MUNDI. Juan de Roelas en la
Parroquia de la Inmaculada Concepción.
Después de su estancia en Valladolid,
Roelas viene a Sevilla en enero de 1603, como capellán de la colegiata de
Olivares recibiendo un sueldo por este cargo sin interrupción hasta marzo de
1606. Su estancia se acredita de nuevo en Olivares en 1621, en el registro de
misas de los capellanes, según escribe Céan Bermúdez en su biografía, que nos
dice que en 1624 el pintor consigue el nombramiento de su canonjía, quizás por
influencia del conde duque de Olivares, falleciendo en el mes de marzo del
siguiente año siendo enterrado en la iglesia de la Colegiata.
La obra pictórica Salvator Mundi, se
realizaría probablemente para la colegiata de Olivares sobre los años 1603 y
1606, siendo encargada por los religiosos de esta localidad al pintor y clérigo
Juan de Roelas. Por las características que presenta esta obra es probable que
se hiciera en la primera estancia del pintor en Olivares, más que en la
segunda.
En esta obra se representa en un primer
plano la figura de Jesucristo, como vencedor. Viste túnica color Jacinto y
manto azul (este color debido probablemente a la oxidación del barniz parece
verde). Se representa en actitud de bendecir a la griega, con la mano derecha,
sosteniendo con la mano izquierda el globo terráqueo rematado por una cruz
pequeña.
La iconografía de esta obra procede del
mundo medieval donde aparece primero, en la escultura bizantina, para pasar
después a Europa. Ya en el siglo XV comienzan a realizarse pinturas sobre
tablas que presentan la figura de Cristo bendiciendo con una mano, mientras que
la otra se apoya en una bola del mundo. Sobre esta bola o esfera figura una
cruz pequeña, indicativa que la redención de Cristo salva a la humanidad, de la
cual es Soberano.
Al fondo en el ángulo inferior izquierdo,
y a menor escala, aparece la secuencia de Jesús camino del Calvario en una de
las tres caídas; alrededor de Él aparece un gran gentío que salen de las
murallas de Jerusalén, destacando entre ellos algunos sayones. En el ángulo
derecho, se aprecia un paisaje en profundidad de tipo rocoso y de formas
precisas, que podría representar el Gólgota.
Análisis morfológico-estilístico de la
obra.
El pintor Juan de Roelas ha otorgado a la
figura del Salvador un amable modelado físico. Lo ha configurado como un varón
de treinta y tres años, momento en que culminó su vida, sus facciones son
correctas y bellas, y están ejecutadas con un admirable dibujo, nítido y
preciso, concordante con la plenitud creativa del artista.
La imagen de Cristo presenta una gran
solemnidad por su voluminosidad destacando las tonalidades rosáceas
de la túnica que viste, perfectamente concorde con los matices del color
azul-verdoso de su manto. La precisión con que está tratada su figura y su neta
volumetría hace que destaque con claridad el fondo del paisaje de baja línea de
tierra, transmitiendo al espectador la impronta de una imagen soberana, pero
también con recogida y apacible intimidad espiritual.
La composición presenta una gran
influencia de la escuela veneciana y recuerda el arte de Tintoretto, Veronés y Bassano.
Además, se observa un gran dominio de la técnica de la pintura italiana del
último tercio del siglo XVI con características claras de las escuelas de
Bolonia, Parma y Roma. Es probable que Roelas
se formara en su juventud en Italia, hecho que por ahora es solamente una
hipótesis, aunque no es imprescindible que se hubiera formado en Venecia para
la consecución de su estilo, ya que en el momento de su formación era muy
abundante en Sevilla la pintura veneciana que se había importado a España. Y también
pudo haber mantenido contacto con los pintores que trabajaron en el Escorial.
En esta pintura en concreto se observa una
pasta de color poco espesa, con propensión a lograr tonos cálidos, que hacen
vibrar fuertemente el espíritu de la composición. Hay en esta pintura una
acertada síntesis de naturalismo y misticismo.
Roelas fue un artista que supo romper los
fríos esquemas creativos del manierismo sevillano, e introdujo en la pintura
vida, sentimiento y observación de la realidad por mediación de pinceladas
sueltas y ligeras que algunos autores han denominado naturalismo. Esta obra ha
sufrido algunas intervenciones, tanto en el soporte como en la capa pictórica,
pero han sido muy puntuales, existiendo algunos rotos y repintes muy destacados
que no están documentados en la época que se ejecutaron.
Respecto al marco que envuelve al lienzo,
por su morfología es muy posible su ascendencia “de estilo florentino”
siendo posterior a la época de ejecución del lienzo. Esta obra nunca ha estado
expuesta en exposición.
Seguimiento histórico.
El abad mayor de Olivares el señor Juan
Bautista Navarro en su última voluntad, realizada el 26 de diciembre de 1678,
dona en una de sus cláusulas testamentarias ochenta y cuatro obras pictóricas a
la orden de franciscanos descalzos residente en Castilleja de la Cuesta, para
que con su posible venta pudiesen sufragar en parte los gastos de la
construcción de la nueva iglesia conventual y el claustro que dicha comunidad
estaba edificando en la villa del aljarafe, desde el año 1635.
El convento de San Francisco de Religiosos
Descalzos, estuvo ubicado durante doscientos cinco años en la actual calle
Convento de la villa de Castilleja de la Cuesta, en el terreno que hoy ocupa el
Ayuntamiento, y el palacete propiedad de Antonio Flores. Sus límites estuvieron
comprendidos entre la mencionada calle, hacia la que miraba su fachada
principal, y la calle Real hacia la que daban sus muros traseros, donde tan
solo se conserva una pequeña puerta dieciochesca.
Entre los bienes artísticos que formaron
parte del convento de Nuestra Señora de la O, se hallaban cuatro pinturas,
que según documentación de la época fueron realizadas por el maestro pintor
Juan de Roelas. Estas obras, incluidas en un total ochenta y tres, fueron
donadas por el abad mayor de Olivares Juan Bautista Navarro, con la idea de ser
vendidas, “exceptuando algunas de ellas”, para sufragar en
parte la construcción de la nueva iglesia conventual y del nuevo claustro que
dicha comunidad franciscana venían construyendo desde hacía más de veinte años.
En su conjunto fueron realizadas a finales del siglo XVI y el primer tercio del
siglo XVII[1].
A finales de 1678, durante una visita
efectuada por el señor abad Navarro a la congregación franciscana de Castilleja
de la Cuesta, sufriría una enfermedad que le mantuvo durante varios días
recluido en dichas dependencias, realizando por aquel entonces su testamento el
día 26 de diciembre del citado año. Lamentablemente moriría tan solo un día
después de haber redactado dicha carta. Es en dicha escritura, en una de sus
cláusulas, donde quedan recogidas la relación de obras donadas para el fin
anteriormente citado y que fueron las siguientes[2]:
“Ytem.
Mando se entregue al Convento de Nuestra Señora de la O de Religiosos Descalzos
de Señor San Francisco de la Villa de Castilleja de la Cuesta, un Cuadro Grande
de Nuestra Señora vestida de Gitana con el Niño Jesús en los brazos, el Señor
San José, y un Ángel con moldura doradas y letras alrededor, es pintura muy
antigua, y encargo al convento, que acabada la Iglesia nueva coloque esta
Imagen en algunos de los altares particulares donde pueda ser venerado por los
fieles. Asimismo mando al dicho convento quince cuadros de cuerpo entero, el
Salvador, de Nuestra Señora, Trece Apóstoles, y un Señor San Pedro Pontífice,
que son de mano del maestro Roelas, para adornar con ellos el cuerpo de la
Iglesia nueva y el Claustro del convento como mejor les pareciera, o para
venderlos y aprovecharse de su valor para ayuda de la obra del citado convento,
y para el mismo efecto, es mi voluntad se le entregue otro cuadro del propio
tamaño del Ángel de la Guarda con nueve países, con cornisas grandes que están inventariadas.
Ytm. Mando al convento otros siete cuadros de medio cuerpo de los hijos de
Jacob sin molduras. Y, asimismo, otros nueve cuadros con molduras negras de
diversos y extraordinarios animales. Y también, otros cuarenta y un cuadros de
medio cuerpo sin molduras de pontífices hasta Alejandro VII, para que dichos
cuadros, sin el de Nuestra Señora vestida de Gitana se pueda valer dicho
convento para ayuda de la Iglesia nueva”.
Desaparecida en su integridad la
estructura arquitectónica del convento franciscano, ocasionada en parte por la
desamortización de Mendizábal, no sucedió lo mismo en relación a sus bienes
muebles, pues con anterioridad al trágico suceso, la mayoría de estos, entre
los que se incluían las mencionadas pinturas, pasaron a formar parte de de los
templos parroquiales de Santiago y de la Concepción de Castilleja de la Cuesta. De hecho, el
día 3 de abril de 1840, fueron trasladadas por el guardián y definidor del
exclaustrado convento, fray Antonio García de la Reguera, las obras pictóricas a la parroquia concepcionista,
mientras que la mayor parte de las escultóricas fueron depositadas en Santiago.
SALVATOR MUNDI. Obra del pintor Juan de Roelas. Hacia 1604.
Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Castilleja de la Cuesta.
Detalle del zona inferior del lienzo.
Detalle de la zona inferior del lienzo.
Vitola que imita materia pétrea plasmada en la base de la Obra: SALVATOR MUNDI. Juan de Roelas. Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Castilleja de la Cuesta.(1603-1605)
Vitola que imita materia pétrea plasmada en la base de la Obra: SANTA MILBURGA. Juan de Roelas.Real iglesia de San Miguel y San Julián. Valladolid. (1602)