miércoles, 21 de diciembre de 2016

LA VIRGEN DE LA EXPECTACIÓN DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO DE CASTILLEJA DE LA CUESTA.

NUESTRA SEÑORA DE LA EXPECTACIÓN DE CASTILLEJA DE LA CUESTA. LA VIRGEN DE LA O.
Juan Prieto Gordillo
Prof. Universidad de Huelva


Fue el maestro pintor Francisco Pacheco quien en su obra Arte de la Pintura[1] facilitara las primeras informaciones sobre la realización de la Virgen de la Expectación, tallada para el convento de franciscanos descalzos de la villa de Olivares durante el primer tercio del siglo XVII, siendo trasladada al convento de la misma orden de Castilleja de la Cuesta en 1635, y ubicada finalmente desde mediados del siglo XIX en el templo parroquial de Santiago Apóstol de la misma localidad[2].

Para conocer los orígenes de tan singular obra debemos remontarnos al siglo XVII, más concretamente al año 1625; con motivo del embarazo de María de Guzmán, la futura marquesa de Heliche, hija de los condes de Olivares a finales del mencionado año. Tras los trágicos momentos vividos por los duques por el fallecimiento de sus dos primeros hijos al poco de nacer, y deseando gozar del favor divino de un embarazo concedido a su tercera hija, decidieron hacer realidad el ya viejo propósito de poner en marcha la fundación de un convento de franciscanos descalzos que  se llevó a efecto en Olivares el día 1 de febrero de 1626. Debido a que el hecho que había propiciado la fundación del convento fue el embarazo de la marquesa de Heliche, los patronos decidieron poner el mismo bajo la advocación de la Expectación de Nuestra Señora, y se encargó la realización de una imagen de la Virgen representada en ese misterio para que presidiera el oratorio del nuevo convento de Olivares[3].

Durante el año 1636  se produciría el traslado del convento de la orden franciscana desde Olivares a la cercana población de Castilleja de la Cuesta. Tras alcanzar un gran auge material y un notable aumento de religiosos, se produjo la necesidad de aumentar el espacio y mejorar la vieja fábrica que databa de mediados del primer tercio del siglo XVII[4]. Esto hizo posible que a finales del siglo se comenzase la construcción de una nueva iglesia que fue consagrada el 11 de junio de 1702 y que continuaba presidiendo la Virgen de la Expectación en el camarín de su retablo mayor. A comienzos del siglo XIX, tras producirse la exclaustración de Mendizábal, y tras el derribo del edificio en 1840, la imagen fue trasladada a la parroquia de Santiago Apóstol de la localidad.

La escultura mide 1,09 m, y representa a la Virgen María muy joven, casi niña, arrodillada, embarazada, en postura frontal y estática, con las manos unidas en señal de adoración, de forma semejante a como se suele representar la Inmaculada, y portando en su vientre un pequeño relicario donde se halla una diminuta figura del Niño Jesús de plata, aunque el original no se conserva. El rostro de la Virgen es ovalado, con cuello esbelto, frente despejada, boca pequeña cerrada, hoyuelo en la barbilla y párpados caídos, que otorgan a la imagen una sensación de recogimiento, destacando además la longitud de su cabellera, cuyos individualizados y largos mechones ondulados , parten de una raya central y caen por la espalda y los hombros hasta la cintura. La Virgen viste una saya de color rojizo de escasos pliegues verticales ceñida a la cintura por un estrecho cíngulo tallado de color verde, ricamente estofada con motivos vegetales y tallos de perfil geométrico, que rodean un anagrama mariano central;  la envuelve un amplio manto de color verde que le cubre los hombros, semejando como dice Pacheco, “una capa de coro”, que presenta igualmente un suntuoso estofado, a base de "ces" sinuosas y tallos vegetales, en tonos blancos y rojizos. Se trata por tanto de una obra de tradición escultórica manierista, un estilo que encaja perfectamente con el misterio que representa[5].




Respecto a la autoría de la imagen, que según Pacheco hubo de realizarse en Madrid, surgen ciertas dudas, pues durante años se ha tenido en cuenta su atribución al maestro escultor jiennense Francisco de Ocampo durante su estancia en Sevilla, según recoge en su obra el historiador Antonio Martín Macías, Francisco de Ocampo, maestro escultor (1579-1639)[6]; sin embargo, recientes estudios afirman la posibilidad que la imagen fuese obra de algún artífice de escuela castellana o andaluza que se encontrase temporalmente en Madrid ¿Antonio de Herrera, Juan Muñoz ó Gregorio Fernández, quien llegaría a realizar alguna obra para el Conde Duque? Por consiguiente, su identificación deberá permanecer a la espera de futuros hallazgos documentales[7].

En cuanto a su policromía, hacia el mes de octubre de 1625, Francisco Pacheco recibió en su residencia madrileña la talla, ocasión propicia para mostrar su valía ante los condes y la familia real, favoreciendo su nombramiento de pintor real. Según propias palabras, la adornó lo más costosamente que pudo a través de los colores y su habilidad con el pincel, transformando aquella talla en madera en una auténtica imagen de devoción[8].

La Virgen de la O, como era y sigue siendo conocida por el pueblo, muestra una perfecta simbiosis entre las formas de la escuela castellana y la sensibilidad andaluza, figurando en varios acontecimientos culturales tales como las exposiciones “Sevilla Mariana” (Sevilla 1996), “Alonso cano y la escultura andaluza hacia 1600” (Córdoba-Sevilla, 2000-2001) y presidiendo el altar de Corpus Cristi instalado por el Círculo Mercantil hispalense (2016).



[1] PACHECO, Francisco. Arte de la Pintura, libro III, capítulo VI, pág. 498. Se cita por la edición de Bonaventura Bassegoda, Madrid: Cátedra, 1990.
[2] PRIETO GORDILLO, Juan. La Villa de Castilleja de la Cuesta. Historia Social. Castilleja de la Cuesta, 2011. Págs. 173-177.
[3] Artículo basado en la publicación realizada por Francisco Amores Martínez “Alonso Cano y su época”, SIMPOSIUM INTERNACIONAL, Granada 2002.
[4] PRIETO GORDILLO, Juan. La Villa de Castilleja de la Cuesta…, Ob.cit.
[5] AMORES MARTÍNEZ, Francisco. “Alonso cano y su época”, Ob. cit.
[6] MARTÍN MACÍAS, Antonio. Francisco de Ocampo, maestro escultor (1579-1639). Sevilla, págs. 151-52.
[7] URREA, Jesús. “Aproximación biográfica al escultor Gregorio Fernández”. En: Gregorio Fernández (1576-1636). Madrid, 1999-2000, página. 31.
[8] PACHECO, Francisco. Arte de la Pintura, libro III…, Ob.cit.

lunes, 12 de diciembre de 2016

GABRIEL TORRES DE NAVARRA Y MONSALVE, DEÁN Y CANÓNIGO DE LA CATEDRAL DE SEVILLA

GABRIEL TORRES DE NAVARRA Y MONSALVE, DEÁN Y CANÓNIGO DE LA CATEDRAL DE SEVILLA FALLECIÓ EN CASTILLEJA DE LA CUESTA EN 1757.
Juan Prieto Gordillo
Profesor de la Universidad de Huelva

A lo largo de la dilatada historia de Castilleja de la Cuesta, varias han sido las personalidades, que de diversa índole y condición social han pasado los últimos días de sus vidas entre sus vecinos. A los nombres de Hernando Cortés Pizarro, el Conquistador; y el Abad de Olivares, Juan Bautista Navarro, añadimos ahora el del Deán y Canónigo de la Santa Iglesia de Sevilla, D. Gabriel Torres de Navarra y Monsalve.

El hallazgo de la partida de entierro en el Archivo Parroquial de Santiago de Castilleja de la Cuesta, y la afirmación de su fallecimiento en la mencionada localidad, me ha llevado a profundizar sobre la personalidad de Gabriel Torres de Navarra y Monsalve, considerado por sus contemporáneos como un auténtico “Santo”.

Para ello haré mención al Sermón que tras su fallecimiento, el día 20 de julio de 1757, a los 79 años de edad, fue editado y publicado en Sevilla en la Imprenta de Joseph Padrino, mercader de libros, en la calle Génova de Sevilla. (Oración Panegírica-Funeral que en las honras que a la buena memoria del Ilustrísimo Señor Don Gabriel Torres y Navarra, y Monsalve, Caballero de la Orden de Santiago, Deán de la santa Iglesia Metropolitana, y Patriarcal de la ciudad de Sevilla. Celebró el venerable clero de la santa Iglesia de Santa maría de la Villa de Lebrija el día 28 del mes de agosto de 1757) En el mismo se cogieron, además de una multitud de alabanzas en su honor, algunos datos biográficos que ilustran su vida.


A continuación, os presento a la figura de Gabriel Torres de Navarra, con la aportación de algunos extractos contenidos en el citado manuscrito, acompañados de otras fuentes documentales de diversa procedencia.

Gabriel Torres de Navarra y Monsalve III Marqués de Campo Verde nace en Sevilla el día 28 de enero de 1678, hijo de Luis Torres de Navarra, primer marqués de Campoverde, y de María Ambrosia Blázquez, Agüero y Céspedes; heredando el título y mayorazgo familiar.

Nació el Ilustrísimo Señor Don Gabriel de Torres Navarra, y nación de padres tan Cristianos como Caballeros; que la Nobleza, que no hace alarde de Cristiana, tiene tan poco de hidalga, y de Señora, que no merece escribirse en los libros de Caballería.  La Caridad y la virtud es la mejor executaría, de cualquier conde y marqués. Tales fueron toda su vida los Ilustres Señores Don Luis de Torres Navarra y de Doña María Ambrosia Blázquez, sus padres ambos ejemplares vivos, sino de María y José; o al menos de Ana y Joaquín”.
A los seis años estaba bastante instruido en las Máximas de Nuestra Religión; y desde los siete empezó, de ocho a ocho días, la frecuencia de los Santos Sacramentos;  rezando todos los días el Rosario, y ejerciendo otros muchos actos de devoción, que raar o pocas veces se ven en aquella edad.

Y en confirmación de esta verdad, sucedió el caso que diré: entró en Sevilla en una casa, tan humilde como desdichada, donde vivían unas pobres infelices, y después de socorrerlas, les preguntó: si tenían aceite para alumbrarse; respondieron que no: ¡pues venga la alcuza!, dijo su señoría, iré yo por aceite para que se alumbren; y tomando la alcuza, y no hallando criado alguno a la puerta, se fue a la tienda muy encubierto, y socorrió esta necesidad por sí mismo.
Murió, señores, el limosnero de Dios, el banco de sus tesoros; el segundo Gabriel en carne, la Fortaleza, sino de Dios, de sus pobres, las Torres de la abundancia de sus limosnas, de quién quizás diría David: Et abundantia in Turribus tuis, el Ilustrísimo Señor Don Gabriel de Torres Navarra; murió, y con su muerte pudieron echarse a a morir todos los pobres de Sevilla, que solo alentaban y alentaban de sus limosnas.

Fue caso que yendo un día con su Madre en el coche, al estribo, dio la rueda en vago, cayó el niño, y cuando pensaban, que hubiese muerto, por haberle pasado por encima, se levantó bueno y sano, y con tanta alegría y fiesta, como si hubiese pasado sobre él la rueda de la Fortuna. De otro lance igual a este se liberó, confesando el Niño, que una Señora lo había sostenido de la mano, en el que lo encomendó su madre a Nuestra Señora de Guadalupe, a quién se le atribuyó este milagro admirable.
En todas virtudes empezó a ejercitarse, pero con especialidad, en la Caridad con los pobres, entre quienes repartía varias cantidades y limosnas, que sus padres fiaban a su conducta.
Ya mancebo, ya joven, huyó del dorado lazo del Matrimonio. De edad de dieciséis años, solicitó entrar con otro compañero contemporáneo en la Sagrada Compañía de Jesús, pero el Padre Maestro Florencio de Medina, Provincial entonces, le respondió de esta forma: Antonio, (señalando al compañero), se que entrará en la Compañía; pero tú, Gabriel, no; porqué Dios te quiere como canónigo, y cosas mayores; como de hecho se verificó, siéndolo de la Santa Iglesia de Sevilla, y acabando Deán de ella.

A los 18 años padeció del pecho, y lo sangraron. De edad de veinte y un años, abandonando Títulos y Mayorazgos, se ordenó de Orden Sacro. Ordenase a los veinte y tres años, con dispensa de Sacerdote, y desde entonces y como canónigo, estableció el método de su vida, en la forma siguiente: levantase en invierno antes del alba, y en el verano antes de las cuatro, tenía más de una hora de Oración mental, media de preparación para la misa que decía con notable edificación, y compostura; y en otra que decía después, daba gracias al Señor;  y tomando un levísimo desayuno, iba a su iglesia, en cuyo Sagrado Coro, entrando el primero, salía el último…; volvía a su casa, tomaba en ella una tan grosera, como parca comida, descansaba después un cuarto de hora, y rezando después la Corona de la Santísima Virgen, y a continuación Vísperas y Maitines, y Laudes, volvía al Coro, y acabado de este, salía a consolar muchas almas, y en visitar Enfermos, consolándolos y socorriéndolos, empleaba el resto de tarde. A la noche tenía media hora de Oración, media de Lección Espiritual, un cuarto de hora de examen de Conciencia, y tomando después una leve cena, se recogía, para volver por la mañana a la misma tarea. Este tenor y régimen de vida siguió toda la suya, desde su mocedad hasta su senectud, en más de ochenta años que vivió.

Andaba por las calles de Sevilla, ya confesando, ya auxiliando, ya remediando; en el de veinte vino gran  porción de soldados enfermos de Ceuta a Sevilla, y se hallaba su Ilustrísima de visitador del Hospital del Cardenal, a donde iban a parar para su curación, y era una maravilla ver el amor y caridad con que los trataba, tomándolos en sus mismos brazos…

En el año de 50, sucedió que estando una noche afligida de el hambre, una pobre viuda con dos hijas, pues en el día no se habían alimentado de cosa alguna, cuando menos pensaban, tocó su Ilustrísima a la puerta, y le dio una moneda, que a ella le pareció de diez reales, pero era de diez pesos, para que se remediasen y se socorriesen…

Su humildad, hermana de la Piedad, le hizo renunciara  tres Mitras: la de Guadix, la de Córdoba y el Arzobispado de Lima. Hubo de tomar posesión del Arzobispado de Sevilla, por el Señor Infante, después fue nombrado Deán de Sevilla.

Murió Deán de Sevilla, que no quiso ser Arzobispo de Lima; y murió como había vivido, con los ojos en el Cielo, y los labios en el Salterio, porque repitiendo versos,  y verificando salmos, fue el último aliento de su Corazón. Así expiró con la misericordia de Dios en los labios, el que había respirado con la misericordia de los hombres en las manos; siendo el clamor y alarido de la pobreza. Conservose flexible, y movedizo su Venerable Cuerpo por más de treinta horas que estuvo insepulto: y lo que es más, que despedía de si un olor tan notable, y tanto, que muchos sujetos graves de diversas religiones, que traídos por su ejemplar vida, estuvieron bastante rato aplicando su nariz, y boca, certificaron unánimes, este mismo olor, y fragancia de flores.

Y si en las puertas se han de alabar sus obras, no se hallará puerta en Sevilla en que no le erijan una estatua a su Caridad, y Misericordia…; al Venerable cuerpo del Excelentísimo Señor Don Gabriel de Torres Navarra, concurrieron entonces los Hijos de nuestro Padre San Pedro, el Ilustrísimo Cabildo de la Santa Iglesia de Sevilla, como ahora en repetidas veneraciones ha asistido a la Fúnebre celebridad de sus honras, el de esta santa Iglesia de Lebrija, que costeó estas exequias; y concurrieron también entonces al oír el dolorido clamor de las Viudas de aquella ciudad y demás pobres, que mostrando sus sayas, sus mantos, sus capas, sus vestidos, confundían cerda de su féretro la piedad con los alaridos, diciendo unos: a mí me daba de comer; diciendo otros,  a mi me daba vestidos; a mí me libró de la muerte;  a mí de ejecutarla; a mí, decía una, me sacó del vicio; a mí, decía otra, me introdujo a la virtud; a mí, decía otro, que corría desbocado, y ciego por la senda de mis apetitos, me atajó el paso, y me metió por camino; a mí, decía este, desató mi corazón empedernido en culpas, hasta deshacerlo por los ojos en tiernas lágrima”.

Seguidamente, ofrezco la partida del entierro de D. Gabriel Torres de Navarra, registrada y localizada en la parroquia matriz de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta. Respecto al lugar exacto de su fallecimiento, provocado por “dolencias cardíacas”, es posible que se produjese  en el convento de franciscanos descalzos de Nuestra Señora de la O, existente en la misma localidad desde 1635, donde posiblemente se hubiese desplazado para una visitar a algunos religiosos, o para debatir algunas cuestiones con el párroco de Santiago de la localidad:

“21 de julio de 1757
En dicho día se enterró en la Iglesia, junto al altar de Santa Cruz el cuerpo difunto del Señor Ilustrísimo D. Gabriel Torres de Navarra, Deán y Canónigo de esta Santa Iglesia, Caballero de la Orden Militar de Santiago, Arzobispo de Mytilene; habiendo renunciado a dos mitras, la de Guadix y otra, que murió en Castilleja de la Cuesta y se trajo a su casa donde concurrió a su entierro todo el clero de las parroquias por mandato del Excelentísimo Señor Solís y todos los religiosos a hacer encomienda, y fue coadministrador de este arzobispado por Su Alteza Real. Testó ante Pedro Leal. Albacea, el señor marqués de Peñuela, su hermana y sobrina y otros.”
(Parroquia matriz de Santiago de Castilleja de la Cuesta. Libro de defunciones nº 25,fol.194)

Finalmente, en la obra titulada: Memorias Sepulcrales de la Catedral de Sevillabasado en los manuscritos que legaron los canónigos hispalenses Juan de Loaysa (1633-1709) y, ya en el siglo XVIII, Juan Nepomuceno González de León, aparece recogida la siguiente reseña:

TORRES DE NAVARRA, (Y MONSALVE), Gabriel.
Deán, canónigo, 1757.
“D.O.M. Aquí yace Don Gabriel Torres de Navarra, Deán y Canónigo de esta Patriarchal Iglesia y coadministrador en lo espiritual simul con el Serenísimo Sr. infante  cardenal D. Luis de Borbón, arzobispo de esta ciudad. Pide por la pureza de la Virgen Reina de los Ángeles, María Santísima Nuestra Señora, le encomienden a Dios  cuantos leyeren estos renglones. Este epitafio lo dictó estudiosamente, en tan llano y común estilo, la humildad de este Ilustrísimo y venerable héroe para lograr los sufragios de todos los fieles que lo leyesen previniendo que ni en el sepulcro se hiciese mención de las dignidades y honoríficos empleos, a que se resistió en vida. Murió a 20 de julio de 1757, de 79 años de edad. Quiso ser enterrado en esta bóveda por devoción a la Santísima Cruz y por estar sepultada en ella la muy ilustre Sra. Dª Antonia Torres de Navarra, hermana del dicho Sr. Ilustrísimo, que falleció el día 15 de junio de 1735, señora también de ejemplar virtud, mujer del Sr. D. Josep Chacón Medina y Salazar, caballero de la Orden de Santiago, marqués de la Peñuela, patrono de esta capilla, entierro y bóveda. R.I.P.A.” González de León, ff.20-21.

(Véase: SERENATA alegórica para solemnizar la posesión que por el Sr. Infante cardenal Don Luis Jaime de Borbón, tomo de el arzobispado de Sevilla  su Co- administrador el Ilmo.  Señor D. Gabriel Torres de Navarra, Arcediano Titular y Canónigo de esta Santa Patriachal Iglesia y arzobispo electo de Milytene. [Sevilla, s. i.] [1742] Sevilla. Municipal. Varios  9 (5).
Francisco Aguilar Piñal, IMPRESOS SEVILLANOS DEL SIGLO XVIII. Madrid, 1974.



martes, 29 de noviembre de 2016

UNA REVISIÓN SOBRE LA BIOGRAFÍA DE LAS HERMANAS ANTÚNEZ, MAESTRAS BORDADORAS.

LAS HERMANAS ANTÚNEZ MELÉNDEZ, AUTORAS  DEL MANTO DE VIERNES SANTO PARA NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DE CASTILLEJA DE LA CUESTA: UNA REVISIÓN A SU BIOGRAFÍA.
Juan Prieto Gordillo.
Historiador de la Hermandad y Profesor de la Universidad de Huelva.


Durante más de un siglo, la Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta posee una de las piezas textiles de mayor categoría artística que posee la Semana Santa andaluza, el manto negro procesional de Nuestra Señora de la Soledad, el de Viernes Santo. Gracias a una nueva fuente documental hemos tenido conocimiento de la fecha de su ejecución, así como de su más que posible autoría, que históricamente y con bastante fundamento recae sobre las Hermanas Antúnez.

Corría el año 1889, más concretamente el día 24 de septiembre, cuando el párroco de la localidad el señor Francisco de la Granja remitía una carta al señor arzobispo hispalense, exponiéndose una serie de quejas relativas a la parroquia de Santiago y más concretamente de la vecina de la localidad, la señora doña Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto (1).

Será en uno de los párrafos de dicha misiva donde aparezca recogida la siguiente información: …ahora está bordando un manto para Virgen de esa hermandad, apreciado en treinta mil reales;(2). Sin lugar a dudas, se trataba del manto negro que la Hermandad, gracias a la aportación económica de la referida señora, había encargado a uno de los talleres de bordados más prestigiosos que existían en la capital andaluza desde mediados del siglo XIX, el de las hermanas Antúnez, Josefa y Ana.

Centrándonos en el estudio artístico del manto de Viernes Santo de Nuestra Señora de la Soledad, tenemos conocimiento, tal y como se ha reseñado con anterioridad, que ya en el año 1889 estaba siendo realizado por las Antúnez, alcanzando la suma de treinta mil reales, una cantidad ciertamente elevada si la comparamos con otra obra textil de la localidad que años más tarde se realizaría, el nuevo manto para la imagen de Nuestra Señora de la Concepción de la hermandad Sacramental de la Vera Cruz de la misma localidad, cuyo costo alcanzaría la cifra de nueve mil reales (3).

Respecto a la iconografía que se plasma en su negro terciopelo, es a mediados del siglo XIX, cuando surjan los grandes bordados irregulares o asimétricos tanto en palios como en mantos, sayas y túnicas. En todos ellos aparecen la hoja de acanto o cardina, la hojarasca y las flores. Para ilustrar cuanto hemos expuesto podemos citar el palio de la Virgen de las Tristezas, originalmente de la Hermandad de San Isidoro; los bordados exteriores de las bambalinas del palio de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad, de la Hermandad de la Carretería, realizadas por Ana y Josefa Antúnez en 1886. La túnica de cardos de Jesús del Gran Poder es un bello ejemplo más de esta tipología de bordados realizado igualmente por la hermanas Antúnez en 1881.

A estas colosales piezas hemos de sumar desde estos instantes, el manto negro de terciopelo de corte decimonónico, asimétrico, diseñado por Guillermo Muñiz que bordaron en oro a realce para Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja, las hermanas Antúnez durante los años 1889-90, para el engrandecimiento artístico de la Corporación.

Ejecutado en hilo de oro a realce sobre terciopelo negro de Lyon, se trata de una gran obra de bordado con un complejo entramado de hojas de cardo, y largos cabos de cardos florecidos, rematándose todo el conjunto por una blonda de encaje dorado. Por último hay que mencionar una paloma realizada en hilo de oro fino y lentejuelas, que porta en su pico una rosa de pasión. Esta forma parte del conjunto de este manto, aunque también se coloca sobre el manto rojo, pues es una pieza independiente (4).

El manto fue ampliado y enriquecido, siguiendo su diseño original, en 1988, en los Talleres de Benjamín Pérez de Bollullos de la Mitación. El manto de la Virgen de Castilleja de la Cuesta fue cedido el jueves 8 de diciembre de 2012 festividad de la Inmaculada Concepción, para el solemne y devoto besamanos y función en honor María Santísima de las Tristezas, titular de la hermandad sevillana de la Vera Cruz, que por primera vez en su historia lució un manto bordado de salida.

Cinco fueron los hermanos Antúnez Meléndez nacidos del matrimonio entre Juan Antonio Antúnez, escribano de la citada localidad; y Ana Meléndez Villami; cuatro bautizados en Lebrija: Juana (1828), Joaquín (1829), Josefa (1833), Ana (1836) y Dolores, la menor de todos en Huelva (1838) (5). 
Las hermanas Antúnez, como se les conoce en el ambiente cofradiero, tras residir un breve periodo de tiempo en Huelva con el resto de su familia, se trasladarían definitivamente a la ciudad de Sevilla partir de 1862, donde permanecerían en activo hasta los inicios del siglo XX.

Josefa y Ana, llegan a Sevilla con 29 y 26 años respectivamente, lo que nos induce a  pensar el que ya hubiesen realizado bordados en su localidad natal de Lebrija. Su taller estuvo situado en el popular y populoso barrio de la Macarena, en la antigua huerta del Zapote, en las proximidades de la actual calle Froilán de la Serna. Los dibujos y bocetos de sus obras fueron llevados a cabo por los mejores diseñadores de su tiempo. Entre ellos podemos destacar a Manuel Beltrán Jiménez y a Guillermo Muñiz (6).

Para ir forjando sus correspondientes biografías, publicadas en parte por los historiadores, Nuria Navarro Márquez y Francisco Espinosa de los Monteros, ofrezco a continuación una serie de datos respecto al fallecimiento de algunos de sus miembros, con la intención de ir configurando la definitiva biografía de algunos de sus miembros, en especial de Ana y Josefa, ilustres bordadoras. Así, Ana Antúnez, fue sepultada el 14 de febrero de 1896 (7):
Como capellán del cementerio de San Fernando certifico,  haberse dado sepultura a el cadáver de D. Ana Antúnez Meléndez, hija de Juan y Ana, natural de Lebrija de 70 años; soltera; murió de Bronquitis crónica en la huerta del   parroquia de San Gil Abad y se inhumó en la sepultura de 2ª clase, nº 44 izquierda y grupo 3º en 4ª cuartelada.
Sevilla, 14 de febrero de 1896.

Josefa Antúnez, fue enterrada el día 27 de noviembre de 1904: (8)
Como capellán del cementerio de San Fernando certifico, haberse dado sepultura a el cadáver de Dª. Josefa Antúnez Meléndez, hija de Juan y Ana, natural de Lebrija de 70 años; bordadora, casada con Antonio Muñoz; murió de Endocarditis en calle Sol 54, parroquia de San Román y se inhumó en la sepultura de 2ª clase, nº 57 grupo 10 izquierda, 4 cuartelada. En la calle San Isidoro. Exhumada:?
Sevilla, 27 de noviembre de 1904.

En cuanto a sus otros hermanos, tan solo unos meses después del matrimonio de Josefa Antúnez, el uno de febrero de 1867 fallece Joaquín Antúnez, eclesiástico. Era por aquel entonces capellán del presidio y residía en el derribo de San Agustín, siendo enterrado en el cementerio de San Fernando (9).  

Dolores Antúnez, nacida en Huelva, el 27 de julio de 1905: (11)
Como capellán del cementerio de San Fernando certifico, haberse dado sepultura a el cadáver de Dª. Dolores Antúnez Meléndez, hija de Juan Antonio y Ana, natural de Huelva, de 67 años; bordadora, viuda de Don Manuel Carrión; murió en la  calle Gloria nº 3,, parroquia del Sagrario; y se inhumó en la sepultura de 3ª clase, grupo 12 derecha, 4 cuartelada, nº 117; en la calle San Antonio.
Renovada: el 26 de julio de 1919, Exhumada: el 31 de julio de 1928 y trasladada al Osario Grupo 9º Dcha., nº 29.
Sevilla, 27 de julio de 1905.

Y Juana Antúnez el 17 de diciembre de 1906: (10)
Como capellán del cementerio de San Fernando certifico, haberse dado sepultura a el cadáver de D. Juana Antúnez Meléndez, hija de Juan y Ana, natural de Lebrija de 70 años.
Sevilla, 17 de diciembre de 1906.

Respecto a la técnica empleada para la realización de sus obras, sus bordados se caracterizan por sus opulentos exornos, el abultado relleno de grandes masas, por el preciosismo en las labores de cartulina, etc. En su quehacer artístico destacan algunas piezas de excepcional valía. Entre ellas podemos recordar el manto de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, actualmente propiedad de la Hermandad de la Estrella, fechado en 1872; el conjunto del palio y manto de la citada hermandad datado en 1886, bordado sobre terciopelo negro con participación de Juan Manuel Rodríguez Ojeda según diseño de Guillermo Muñiz. Se estrenó 25 de abril, viernes Santo de 1886. El 29 de octubre de 1955 se produjo un incendio por un cortocircuito en los almacenes Contreras de la calle Castelar donde se guardaba el manto por falta de espacio en las dependencias de la Hermandad de la Carretería. La ya citada túnica de cardos de Jesús del Gran Poder, o el manto para la Virgen del Patrocinio, actualmente en Huelva; o el manto procesional de la Virgen de la Presentación estrenado en marzo de 1902 (12).

Notas.
1.- A.G.P.A.S. Sección hermandades. Legajo 10010, s/f.
2.- Ibíd.
3.- Extracto de la documentación facilitada por D. Antonio Oliver.
4.- Página Web de la Hermandad. Apartado de Ajuar.
5.- NAVARRO MÁRQUEZ, Nuria y ESPINOSA DE LOS MONTEROS, Francisco. Nuevos datos sobre la vida y obra de las hermanas Antúnez. En Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 665, julio 2014.
6.- SEVILLA PENITENTE. Antonio MAÑES MANAUTE. Sevilla, 1995. pp. 273-77.
7.- AMS, Defunciones, 1896.   Ana
8.-  AMS, Defunciones, 1904.   Josefa
9.-  A.M.S, Defunciones, 1867, f .455.  Joaquín
10.- AMS, Defunciones, 1906. Juana
11.-  AMS, Defunciones, 1905. Dolores
12.- SEVILLA PENITENTE. Antonio MAÑES MANAUTE, Ob.cit


Manto de  Nuestra Señora de la Soledad. Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja 
de la Cuesta, diseñado por Guillermo Muñiz y bordado por las hermanas Antúnez en los años 1889-90.


Detalle del manto decimonónico de la Virgen de Castilleja.


                 Desaparecido  manto  de  Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso,1866. 
                Hermandad de  la  Carretería  de  Sevilla. Foto. Postales Almela. (1895-1898)



           Manto de Nuestra Señora de la Estrella de Sevilla, realizado entre los años 1873-74 sobre diseño de Edmigio Serrano Dávila. 



         Manto de Nuestra Señora de la Paciencia de la Cofradía de la Humildad,Carmona.
         Bordado por las Hermanas Antúnez bajo diseño de Muñiz en el año 1902, para la cofradía 
         sevillana del Calvario.




domingo, 6 de noviembre de 2016

UN RETABLO DIECIOCHESCO PARA EL SEÑOR DE SAN LORENZO.

UN RETABLO DIECIOCHESCO PARA EL SEÑOR DE SAN LORENZO.

Corría el día 10 de marzo de 1774 cuando se firmaba un acuerdo entre el escultor y arquitecto de retablos, Manuel García de Santiago, y el vecino de la ciudad de Sevilla, José Benjumea, residente en la calle Culebras en la collación de San Román. En la escritura se plasmaba el contrato para la realización de un retablo de madera para colocarlo en el “lleno y altar de la capilla del Santísimo Cristo del Gran Poder, sito en la iglesia parroquial de Señor San Lorenzo”, tal y como aparecía en el diseño que se adjuntaba, tras la correspondiente firma  del referido Benjumea. El plazo de ejecución sería de seis meses a partir del día de la firma del contrato, ascendiendo el costo de su ejecución a la cantidad de seis mil reales de vellón debiéndose entregar “en tres plazos de dos mil cada vez”. El primero antes de iniciarse la obra, el segundo a la mitad de su construcción y el último una vez finalizado el retablo y ser colocado en el altar mayor de la referida capilla parroquial. Firmaron como testigos de la escritura, Ignacio Carreño, Francisco Quesada y Bena, y Manuel López y Odrero (1).

Lamentablemente, nada sabemos de su actual paradero o su posible destrucción. Según el historiador Manuel Serrano Ortega, en el año 1816 se colocaron retablos nuevos de madera pintada de blanco y adornos dorados, de muy mal gusto, los cuales permanecieron hasta el año 1896, en que fueron sustituidos por otros nuevos (2).

El día 25 de junio de 1895 el Ayuntamiento de Sevilla volvió a ceder suelo público para ampliar el camarín donde se ubicaba la imagen del Gran Poder, de manera que se diferenciara la subida de la bajada, ejecutándose entonces una reforma integral de todo el espacio con la elevación de los muros, la construcción en mármol de las escaleras, venera y cúpula de dicho camarín, la colocación de un nuevo artesonado de casetones policromados y dorados que cubre todo el cuerpo de la capilla, un nuevo zócalo cerámico del taller Viuda de Gómez, con pintura de Manuel Arellano y Campos, una nueva solería de mármol y los tres retablos tallados por Hipólito Rossi según diseño de Gonzalo Bilbao, que ejecutó las pinturas murales, siendo bendecida la capilla el 24 de marzo de 1897 (3).

1. PRIETO GORDILLO, Juan. Documentos para la Historia del Arte Andaluz. Noticias de Escultura (1761-1780), Edit. Guadalquivir. Sevilla, 1995, pp.90-91.
2. SERRANO Y ORTEGA, Manuel.  Noticia Histórico-Artística de Jesús Nazareno que con el Título del Gran Poder, se venera en su capilla del templo de San Lorenzo. Sevilla, 1898. pp. 36-37.

3. Ibíd. pp. 164




¿Retablo tallado por Manuel García de Santiago en 1774? En el presente grabado aparecen algunos de las piezas decorativas: rocallas, guirnaldas de flores y frutas, veneras y querubines que aparecen talladas en muchas de las obras retablísticas realizadas por Manuel García de Santiago y su hijo Juan, durante buena parte de la segunda mitad del siglo XVIII. (Grabado procedente de la página Web de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder de Sevilla)


lunes, 12 de septiembre de 2016

EDUARDO CANSINO REINA, PADRE DE RITA HAYWORTH.

EDUARDO CANSINO REINA, PADRE DE RITA HAYWORTH, NATURAL DE PARADAS (SEVILLA)

Gracias a la documentación extraída de algunos censos realizados en los Estados Unidos, más concretamente en la ciudad de Nueva York, correspondientes a los años 1920, 1930 y 1940, facilitados por Cristóbal Gil, amante de la documentación histórica, localizados en la página web "Family Search", se puede afirmar que el padre de la actriz Margarita Rita Cansino, conocida en el mundo de la interpretación por Rita Hayworth, nació en la localidad sevillana de Paradas, descartando definitivamente su procedencia de la localidad, también hispalense, de Castilleja de la Cuesta.

Tres son los documentos a los hacemos referencia. En primer lugar el censo realizado en 1920, correspondiente al distrito número 816 de Manhattan Borough, en la ciudad de Nueva York. En este se puede apreciar cómo la fecha de nacimiento de Eduardo Cansino, padre de Margarita, aparece registrada en el año 1895; pues en el registro aparece con la edad de 24 años; respecto a su profesión, es citado como “Dancer Theatrical” (Bailarín Teatral). Junto a él, aparecen su esposa Volga Margaret Hayworth con 22 años, y sus hijos Margarita,  nacida el día 17 de octubre de 1918 en Nueva York, por lo que contaba por aquel entonces con año y medio de edad, y José Eduardo, en la misma ciudad, con tan solo meses. Se puede apreciar la ausencia de los apellidos maternos, siendo sustituidos por los de su esposo, es decir, Cansino.


Documento 1. Censo de 1920.


Documento 1. Fragmento del censo de 1920.

El segundo de los documentos citados es el censo realizado el día 3 de abril de 1930 en la ciudad de Los Ángeles (California), lugar donde se habían trasladado la familia hacía algunos años. Los datos registrados de la familia Cansino fueron los siguientes. La figura paterna aparece con 35 años de edad, inscribiéndose el año 1913 como el de su llegada a los Estados Unidos; ya por aquellos años, y respecto a su profesión es citado como  “Teacher, Dancing Studio” (Profesor de Danza). A continuación queda registrada su esposa Volga, nacida en Nueva York, con 32 años de edad, y sus hijos Margarita de 11 años, Eduardo José con 10; a los que hay que sumar la aparición de un nuevo hijo, Vernon, con 7 años de edad.


                                                    Documento 1. Censo de 1930.


                                Documento 2. Fragmento del censo de 1930.


La tercera fuente documental es el censo de 1940, realizado al igual que el anterior en la ciudad de Los Ángeles. En este aparecen anotados nuevos datos relacionados con la familia de la actriz Hayword. En esta ocasión aparece su padre Eduardo con 45 años, con similar profesión a la recogida con anterioridad; con 43 su madre Volga; sus hermanos José Eduardo con 20 años, y con 7 Vernon. Quizás, lo más novedoso sean las presencias de su abuelo paterno Antonio Cansino (Father), y su tío Rafael (Brother) “Dancer Stage Screen”  (Bailarín de teatro y escena).



                                                           Documento 3. Censo de 1940.

                                                 
                                         Documento 3. Fragmento del censo de 1940.

Con la aportación de las fuentes documentales mostradas en esta ocasión, junto a las ofrecidas con anterioridad en este blog, queda ratificada la ascendencia del padre de Margarita Cansino Hayword (Rita Hayword), Eduardo Cansino Reina, como natural de la localidad de Paradas (Sevilla), bautizado en la parroquia de San Eutropio en el año de 1895. Su fallecimiento se produciría el 24 de diciembre de 1968 a los 73 años de edad, en Pompano Beach, ciudad ubicada en el condado de Broward, Florida.