sábado, 4 de septiembre de 2021

ORIGEN DOCUMENTADO DE LA FESTIVIDAD DE SANTA ROSALÍA DE PALERMO EN GINES.

ORÍGENES DE LA FESTIVIDAD DE SANTA ROSALÍA EN LA VILLA DE GINES (20 de noviembre de 1715)

Pocos son los orígenes religioso-festivos que hasta la fecha han podido ser documentados  en las diversas localidades que forman la hermosa provincia hispalense a  través de los siglos. Recientemente he localizado unas escrituras públicas en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, en las que se recoge el origen de la festividad religiosa de Santa Rosalía de la localidad Aljarafeña de Gines. Fue el Escribano Real don Juan José del Castillo y de la Barrera, Gobernador de la Villa durante los últimos años del siglo XVII y los primeros del XVIII, quién junto con su esposa doña Juana de Vidales Tercero de León, fundaron una Memoria en la que se determinaba el punto de partida de dicho evento. Este hecho quedaría redactado bajo poder  notarial el día 20 de noviembre de 1715 (1).

        Imagen anónima siglo XVIII

En un fragmento de la escritura, que aparece encabezada con el siguiente epígrafe: FUNDACIÓN DE MEMORIA DE DON JOSÉ DEL CASTILLO Y DOÑA JUANA MARÍA VIDALES, SU MUJER, A LA GLORIOSA SANTA ROSALÍA”, don Juan José del Castillo, y doña Juana María Antonia Vidales, se cita el origen de dicha festividad tal y como se demuestra a continuación en el siguiente párrafo: Desde ahora, y para siempre jamás, adjudicamos y cedemos, renunciamos y traspasamos a la dicha Hermandad del Santísimo Sacramento y Santa Vera Cruz, el dicho tributo de veinticuatro reales y de catorce maravedíes, que nos paga cada año el dicho Cristóbal Álvarez, sobre las dichas dos aranzadas y media de tierra y viña, para que lo perciba y cobre, y de él tenga cargo y obligación precisa de hacer una Misa Cantada, perpetuamente y para siempre jamás, en la dicha nuestra Capilla, en el dicho día siete de septiembre de cada año, que es en el que celebra Nuestra Santa Madre Iglesia, la Fiesta de la Gloriosa Virgen Señora Santa Rosalía, y al fin de la Misa, que ha de ser del rezo de la Santa, se ha de decir un responso cantado con doble, y a la víspera de la Santa, en dando la oración y el día antes de tocar a la Misa, ha de haber un repique de las campanas; y por la limosna de la Misa y responso se han de dar al señor Cura Servidor del beneficio de esta Villa, ocho reales de vellón, y al sochantre, por el repique doble y asistir a oficiar la Misa, seis reales de vellón; y los diez reales y catorce maravedíes restantes, ha de tomar para sí, la Cofradía para ayuda a su gasto de cera, sin más obligación que la referida de encender cuatro velas en el Altar mientras se dijese la Misa(2).

Sin embargo, debemos remontarnos siete años atrás, más concretamente en 1708, que es cuando aparezca por vez primera la vinculación entre los nombres de Gines, Juan José del Castillo y el de Santa Rosalía de Palermo. Este hecho, recogido en otra fuente documental, también ha sido localizado en el mencionado archivo. En esta ocasión se trata de una de las cláusulas testamentarias perteneciente al señor del Castillo en la que se cita lo siguiente: “Y por la presente, es mi voluntad, porque sea Dios más servido y su Santo y Divino culto, ensalzando ofrendas y sacrificios e instituir y fundar una memoria perpetua  de una Misa cantada que se haya decir y diga desde el día de mi fallecimiento en adelante perpetuamente para siempre jamás en la Iglesia parroquial de la Villa de Gines, señaladamente en el día siete de septiembre de cada un año, por la cual, y por la cera, vino, hostias y ornamentos, se haya de dar y de doce reales de vellón, los cuales se ha de entender y entienda, la limosna de dicha misa, ocho reales, y los cuatro restantes para dos velas de a cuarta, que arden en el lienzo de dicha Santa que tengo dada a la dicha Iglesia, los que los dicho doce reales en cada un año, desde luego para cuando llegue el caso de mi fallecimiento, doy y adjudico, la propiedad de dos aranzadas de viñas majuelo, en un cercado que tengo en la dicha Villa, linde con las tapias de la arboleda de mi heredad, y callejones que van al prado, en que así hago la dicha adjudicación de Memoria perpetua” (3).

Hasta la fecha, la única imagen titular que conocíamos de Santa Rosalía en Gines es la ubicada en el centro del altar principal de su ermita, que fue tallada a finales del primer tercio del siglo XVIII. Sin embargo, tal y como queda demostrado en uno de los párrafos de la anterior escritura, se tiene constancia de que existió un lienzo en el que aparecía representada la Santa: “el lienzo de dicha Santa que tengo dada a la dicha Iglesia, e igualmente, en otro de la Memoria Fundacional, “una Imagen pintada en un lienzo, en nuestra Capilla del Santísimo Cristo de la Vera Cruz en la Iglesia Parroquial de esta Villa. Tras rastrear las pinturas existentes en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Belén, pude localizar en la zona alta del coro una obra de comienzos del dieciocho en el que se representa una religiosa, coronada por un áurea dorado, con un crucifijo en una de sus manos y una rama de palma en la otra; esta pintura ha sido citada en algunos inventarios como “Santa Rosa de Lima ó como “Santa Rita de Casia”, al no coincidir con los elementos clásicos importados desde tierras italianas desde finales del siglo XVII, que más tarde se modificarían durante el primer tercio de la centuria siguiente: una túnica vetusta, la corona de rosas, un cráneo humano en una de sus manos y un flagelo en la otra.

Sin embargo, existe otra tipología tal vez menos conocida, con la que ha sido representada la Gloriosa Santa Rosalía, empleada ésta con el claro objetivo de diferenciarla de la iconografía que desde años atrás se venía utilizando en las representaciones de Santa María Magdalena. Entre estas podemos incluir, la pintura de existente en el templo parroquial de Gines, la escultura existente en una hornacina del muro del Evangelio en el Convento hispalense de Santa Rosalía, y otra “imagen de vestir” que se encuentra en la nave de la Epístola de la Iglesia Parroquial de la Magdalena de Sevilla. Esta última Imagen fue donada por el señor del Castillo a la Hermandad del Santísimo Sacramento de dicha parroquia para: “… que es la que va en las procesiones, y teníamos por nuestro consuelo en las casas de nuestra morada, y para que tuviese más culto hicimos la que está en dicho tabernáculo, y el dicho mi marido me dejó encargado como le hago suplicar como suplico a dicha hermandad que hasta que yo fallezca permita se conserve en mi poder la referida Imagen, y luego que suceda mi fallecimiento la haga recoger y la que está en él la coloque en su sala capitular, en el sitio que le pareciere…” (4). En todas ellas los elementos comunes por los que se identifican a la Santa de Palermo son, la corona de rosas sobre las sienes, un hábito religioso, un crucifijo en una de sus manos y un ramo de flores o una palma en la otra. Para concluir, y tras el estudio tanto de las mencionadas fuentes documentales como de los hallazgos iconográficos, es por lo que podemos afirmar que la mencionada pintura corresponde a Santa Rosalía, pintura ejecutada, tal y como he afirmado a comienzos del dieciocho.

Detalle de Santa Rosalía. Siglo XVIII.

La devoción a la Señora Santa Rosalía de Palermo del Escribano Real don Juan José del Castillo, quién a demás de ostentar el título de Gobernador de la Villa llegaría a poseer los de secretario del Rey Nuestro Señor, y Contador por S. M., de la Real Artillería de la ciudad de Sevilla, Flotas y Armadas de Indias, Alcalde de la hermandad del Estado de Caballeros, Hidalgo de la Villa de Espartinas, Señor del Cabildo y Regimiento de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla”, y la de su esposa doña Juana María de Vidales, con la que contrajo matrimonio por poderes el día veinte y siete de enero de mil setecientos y diez, les llevó a patrocinar la construcción de la Ermita para la Santa existente en la localidad. Este hecho quedó reflejado en otra de las cláusulas del testamento del señor Castillo, que fue redactado por su esposa a petición del principal tras la realización de un “Poder” otorgado para dicho fin (5):

Ytt, declaro que el dicho Don Juan José del Castillo, mi marido, me dejó encargado manifestase como yo en su nombre lo hago, que en la dicha Villa de Gines, a la entrada de ella, labró a su cota una Ermita, a la Gloriosa Virgen Señora santa Rosalía, de tres naves, con sus tres altares, y sus retablos y ornamentos, casa del ermitaño y todos sus menesteres y que pertenece a la dicha ermita todo el sito que está delante de ella, hasta la Santísima Cruz, que es donde estaba antes, puesto el rollo de dicha villa, de cuyo sitio y del en que esta parte de la ermita le hizo merced el Excelentísimo Señor Conde de Fontanal, dueño y señor solariego de la Villa, haciendo como se hizo a su costa, el dicho rollo a la otra parte del lugar en la parte donde hoy está y el demás sitio de que se compone la dicha ermita y casa del ermitaño, todo lo dio Ana Suárez, vecina de la Villa, y viuda de Pedro Alonso de Palomar, la que con la mayor devoción y deseo que se hizo la ermita, está viviendo en ella, y porque el deseo del dicho mi marido fue se mantenga siempre con la mayor decencia, pues por la comodidad de la casa, y juntamente por la devoción  a la Santa la desean vivir muchas personas, y para que la que hay de vivirla y cuidarla por fin  de los días de la vida de la dicha señora Ana Suárez y de la mía sea la más a propósito y conveniente, fue su voluntad suplicar como yo en su nombre suplico al Excelentísimo Señor Arzobispo que al presente es,  y por tiempo fuere de la ciudad de Sevilla, se sirva nombrar persona que cuide de la dicha ermita, y viva esta casa, pues aunque contempló ser embarazoso a las muchas ocurrencias de su gran dignidad esta Gloriosa Santa se lo premiará con su protección como lo hace con sus devotos”.

Efectivamente, las obras en la ermita de Santa Rosalía, diseñadas muy posiblemente por el maestro mayor Diego Antonio Díaz en 1722, y finalizadas un año más tarde, fueron costeadas en su totalidad por  la fortuna de su Señoría y de la de su señora esposa. La realización de esta construcción, además de estar recogida en la citada fuente documental, aparece labrada también en la lápida que existe en uno de los muros del recinto religioso y cuyo contenido es el que sigue: REINANDO EN ESPAÑA EL M.C.I.P. REI D. PHELIPE V. SIENDO ARZPO. DE SEVILLA EL EXCMO. SR. D. LUÍS DE SALCEDO Y AZCONA, I DUEÑO Y DEÑOR DE ESTA VILLA. EL SEÑOR CONDE DE FONTANAR, HICIERON ESTA IGLESIA Y CASA A SU COSTA A LA GLORIOSA ANACORETA SR. SANTA ROSALÍA, D. JUAN JOSEPH DEL CASTILLO, SECRETARIO DE SU MGTAD. I Dª JUANA Mª. JUANA ANTONIA DE VIDALES SU MUGER. AÑO DE 1723. Como agradecimiento a este hecho, el señor arzobispo don Luis de Salcedo y Azcona le concede poder de enterramiento”, cuestión que nunca se llevó a cabo, en la capilla parroquial del Cristo de Vera Cruz, propiedad de la familia del Castillo tal y como hemos comprobado con anterioridad. Como complemento a esta última información, añadir únicamente que don Juan José del Castillo fue hermano de la Hermandad del Santísimo Sacramento y la Santa Vera Cruz de la localidad.

Ermita de Santa Rosalía. Gines. Sevilla. Autor: Diego Antonio Díaz 
(1722-23)


Espadaña de la ermita de Santa Rosalía. Gines. Sevilla.
 Autor: Diego Antonio Díaz 
(1722-23)

Numerosas fueron las muestras devocionales que tanto don Juan José del Castillo como su esposa, profesaron a la Santa a lo largo de sus vidas, influenciados sin lugar a dudas  por el señor Arzobispo don Jaime de Palafox, quién ejerció como tal en la ciudad de Palermo durante los años 1677 a 1684, y a quién se le atribuye la importación de esta devoción a tierras hispanas. Este hecho vino propiciado tras compartir el señor del Castillo con la Dignidad Eclesiástica algunos años de estancia en el país italiano, donde ejerció como su tesorero y secretario personal. De hecho, y siguiendo cierta cronología, muestro a continuación algunos hechos que corroboran esta afirmación.

Así, el matrimonio que nunca tuvo hijos, se vería sorprendido una mañana del mes de septiembre de 1719 con la presencia de un niño recién nacido, que fue depositado en los umbrales de su morada, a quién tras ser adoptado le impusieron por nombre en el bautismo “José de Santa Rosalía(6). Algunos años después, se producía la ya comentada donación a la Hermandad del Santísimo Sacramento de la parroquia hispalense de La Magdalena, collación en la que residieron durante algunos años, una Imagen de talla de la Señora Santa Rosalía para que procesionase por las calles de la misma (7). También, y en esta ocasión para la parroquia de la Villa de Lora del Río, localidad en la que residieron algunos miembros familiares, dejó dotadas otras dos misas cantadas, la una a Señor San José y la otra a la Señora Santa Rosalía, “en sus días y otros sufragios, para cuyo efecto envió dos láminas con las Imágenes de este Santo Patriarca y Santa a la Hermandad del Santísimo Sacramento de dicha Villa, a cuyo cargo están las dichas dotaciones, y las tiene colocadas en el altar mayor de ella, y hasta ahora la ha cumplido…(8).  

Dos nuevas reseñas son mostradas a continuación; la primera de estas pertenece a una escritura de liberación de un esclavo que poseía la familia del Castillo, cuyo nombre fue Juan José Miguel Rosalía; y la otra de un inventario de bienes en el que se recogieron las siguientes piezas: “otra joya de diamantes con una reliquia de Santa  Rosalía en medio; otra joya de esmeraldas y rubíes; otra más pequeña que tiene un san Pío Quinto y alrededor diamantes; dos cadenas de oro gordas a hechura de China; otra más menuda de eslaboncitos también de oro; y otra más gorda de la misma hechura en que está la reliquia de Santa Rosalía y un Lignum Crucis(9).  Juan José del Castillo y de la Barrera fallecía en Sevilla el día 18 de enero de 1732 siendo enterrado dos días después en la Iglesia parroquial de Señor Santiago el Viejo de esta ciudad. Dio poder para testar a su esposa ante el escribano público don Agustín Guerrero. Los costos de dicho entierro ascendieron a cincuenta y un reales de vellón (10).

Para finalizar la presente publicación, se expone literalmente la escritura original en la que se cita el origen de la Memoria que da origen a la festividad dedicada a la Santa Anacoreta la Señora Santa Rosalía en la localidad de Gines:

FUNDACIÓN DE MEMORIA DE DON JOSÉ DEL CASTILLO Y DOÑA JUANA MARÍA VIDALES, SU MUJER, A LA GLORIOSA SANTA ROSALÍA (11).

Sépase como nos, don Juan José del Castillo, secretario del Rey Nuestro Señor, y Contador por S. M., de la Real Artillería de la ciudad de Sevilla, Flotas y Armadas de Indias, Alcalde de la hermandad del Estado de Caballeros, Hidalgo de la Villa de Espartinas, Señor del Cabildo y Regimiento de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla, y vecino de esta, en la collación de Santa María Magdalena, y de esta Villa; y doña Juana María Antonia Vidales Tercero de León, su legítima mujer, en presencia y con Licencia que para hacer y otorgar en contenido en esta escritura, pido y demando a dicho mi marido; e Yo, el dicho don Juan José del Castillo se la doy y concedo, según y para  el efecto que me es pedida…; Decimos que por cuanto tenemos por bienes mutuos propios un tributo de veinte y cuatro reales y catorce maravedíes en cada año a redimir y quitar, que nos paga Cristóbal Álvarez, vecino de esta Villa, sobre dos aranzadas y media de tierra, que está puesta de viña la mayor parte, y están en término de esta Villa, al Pago de los Linares; linda por todas partes con tierras nuestras propias, las cuales, con las del dicho tributo, fueron bienes de don Luis de Lesana y Escudero, vecino de dicha ciudad y heredado de la esta Villa, el cual las permutó por otras que eran de Bartolomé Sánchez, vecino que fue de esta Villa, que llaman la haza de la Cofradía, y lindan con la Hacienda que fue del dicho don Luis de Lesana, y viñas nuestras al Callejón del Prado y del Granadillo; y el dicho Bartolomé Sánchez, vendió las tierras y tributos que sobre ellas se pagaban a don Andrés Martínez Caballero, Caballero que fue de la Orden de Calatrava, y Tesorero de la Real Casa de la Moneda de dicha ciudad; y por su muerte, don Fernando de Bilbao, Veinticuatro de la ciudad de Sevilla y Tesorero de la misma Real Casa, como su albacea me vendió en cierto precio, por escritura ante don Pedro García Beltrán, Escribano Público de la ciudad de Sevilla, por cuyos títulos quedamos dueños del dicho tributo; y como tal, el dicho presente Escribano, por escritura en quince de noviembre de mil setecientos doce, y teniendo como tenemos suma devoción y veneración a la Gloriosa Virgen Santa Rosalía, de quién tenemos una Imagen pintada en un lienzo, en nuestra Capilla del Santísimo Cristo de la Vera Cruz en la Iglesia Parroquial de esta Villa, e igual devoción y satisfacción de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Santa Vera Cruz de esta Villa, sita en la misma iglesia, de donde Yo, el dicho Juan José, soy hermano. Desde ahora, y para siempre jamás, adjudicamos y cedemos, renunciamos y traspasamos a la dicha Hermandad del Santísimo Sacramento y Santa Vera Cruz, el dicho tributo de veinticuatro reales y de catorce maravedíes, que nos paga cada año el dicho Cristóbal Álvarez, sobre las dichas dos aranzadas y media de tierra y viña, para que lo perciba y cobre, y de él tenga cargo y obligación precisa de hacer una Misa Cantada, perpetuamente y para siempre jamás, en la dicha nuestra Capilla, en el dicho día siete de septiembre de cada año, que es en el que celebra Nuestra Santa Madre Iglesia, la Fiesta de la Gloriosa Virgen Señora Santa Rosalía, y al fin de la Misa, que ha de ser del rezo de la Santa, se ha de decir un responso cantado con doble, y a la víspera de la Santa, en dando la oración y el día antes de tocar a la Misa, ha de haber un repique de las campanas; y por la limosna de la Misa y responso se han de dar al señor Cura Servidor del beneficio de esta Villa, ocho reales de vellón, y al sochantre, por el repique doble y asistir a oficiar la Misa, seis reales de vellón; y los diez reales y catorce maravedíes restantes, ha de tomar para sí, la Cofradía para ayuda a su gasto de cera, sin más obligación que la referida de encender cuatro velas en el Altar mientras se dijese la Misa. Y en el caso que el dicho Cristóbal Álvarez, o los sucesores en las dichas viñas quisieran redimir dicho tributo, su principal ha de depositar en las Arcas donde la dicha Cofradía recoge sus limosnas, y allí ha de estar depositado hasta tanto haya de volverlo a imponer, cuya imposición ha de hacer la dicha Cofradía en fincas seguras, quedando con obligación de hacer cumplir perpetuamente esta Memoria, y no de otra forma…; fecha la Carta en la Villa de Gines en Veinte días del mes de noviembre de Mil Setecientos e Quince años; y los otorgantes a quién Yo, el Escribano Público doy fe conozco, lo firmaron de sus nombres en este Registro, siendo testigos: Juan de Herrera Infante, Bartolomé Delgado y José Fernández, vecinos de esta Villa”.

(Artículo publicado en el BOLETÍN Nº 9. EL ROSARIO, Gines, Septiembre, 2008)

NOTAS.
1). A.H.P.S, Sección de Protocolos, legajo 1.934 P-b, fol. 78-79.
2). Idem.
3). A.H.P.S, Sección de Protocolos, legajo 7.093, fol. 196-199.
4). Legajo 2.306 P-b, fol. 63.
5).  A.H.P.S, Sección de Protocolos, legajo 1.934 P-b, fol. 78-79.
6). A.H.P.S, Sección de Protocolos, legajo 2.298. P-b. Año 1737, fol. 15-35
7). A.H.P.S, Sección de Protocolos, legajo 2.306 P-b, fol. 60 -73.
8). Idem.
9). A.H.P.S; Sección de Protocolos,  legajo 2.306 P-b, fol. 60 -73.
10). Archivo Parroquial de San Ildefonso. Legajo número 3 de Santiago el Viejo. Registros, fol. 72
PARTIDA DE DEFUNCIÓN.  Juan José del Castillo.  En Veinte días del mes de enero de mil setecientos treinta y dos años se enterró en esta Iglesia Parroquial de Señor Santiago de esta ciudad, el cuerpo difunto de Don Juan José del Castillo, Secretario de S. M. y del Cabildo de esta ciudad. Dio poder para testar a Doña María Vidales, su mujer, ante Agustín Guerrero, Escribano Público.
Esquila  25  / Señal   02  /  Capa  10   / Cruz   04   /   Entrada 04: 45  /   Ciriales 06: 51

11). A.H.P.S, Sección de Protocolos, legajo 1.934 P-b, fol. 78-79.