jueves, 23 de marzo de 2017

LOS BORDADORES, DOMINGO REGIDOR (SIGLO XVIII) Y LAS HERMANAS ANTÚNEZ (SIGLO XIX) AUTORES DEL MANTO CARMESÍ DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD, TITULAR DE LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SANTIAGO APÓSTOL DE CASTILLEJA DE LA CUESTA.

Juan Prieto Gordillo
Prof. Universidad de Huelva y Archivero de la Hermandad


Poco a poco, la Hermandad Sacramental de Santiago de Castilleja de la Cuesta continúa documentando buena parte de sus bienes artísticos. En esta ocasión haré referencia, nuevamente, a una de las piezas textiles procesionales, que más valor histórico-artístico poseen en la provincia de Sevilla; el manto carmesí y oro con el que ha procesionado Nuestra Señora de la Soledad, imagen titular de la Hermandad Sacramental de Santiago de Castilleja de la Cuesta, desde finales del siglo XVIII en que fue bordado hasta hoy día.

Son varias las referencias documentales que acreditan su antigüedad. En primer lugar, haré mención al convenio firmado entre las hermandades penitenciales que desde el siglo XVI convivían bajo las bóvedas del templo matriz de Santiago Apóstol de la localidad; la Santa Vera Cruz y el Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de la Soledad, por el que ambas corporaciones, en el año 1776, se comprometían a sufragar un nuevo manto para la imagen que compartían durante sus desfiles procesionales:

Convenio entre las hermandades del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de la Soledad para el pago de un manto para la citada Virgen.

"Sepan cuantos esta carta vieren como nos: Joaquín Caro, Miguel de Chávez, Antonio Vázquez, Andrés Ramírez, Cristóbal Márquez, Pedro Cortés y Cristóbal de Aguilar, todos hermanos y oficiales de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Santa Vera-Cruz, sita en la Parroquial de Santiago de esta villa en el Señorío Antiguo de ella, estando juntos..., nos obligamos a pagar la cantidad que dicha hermandad está debiendo a Don Domingo Regido (maestro bordador), vecino de la ciudad de Sevilla, que es de su parte, que a la dicha Hermandad corresponde de la hechura y costos del manto de Nuestra Señora de la Soledad que ahora así a la Hermandad dicha como a la Hermandad de Nª Sª de la Soledad, cuyas dos hermandades están unidas para los gastos a mitad que a cada hermandad corresponda para su composición de pasos y demás gastos generales pueda ofrecer siempre cada una hermandad, ha de pagar la mitad con certeza de la mitad de dicho manto y pagarle a Don Domingo Regidor. La dicha Hermandad dela Santa Muerte de Xto. y Nª. Sª de la Soledad se obliga a pagar en la fecha, del Señor Santiago, que vendrá de este presente año la parte que le corresponde del dicho manto. Fecha la carta a día seis del mes de Marzo de Mil Setecientos y Setenta y Seis años”.[1]

¿Cómo era el mencionado manto, bordado en sus orígenes sobre terciopelo negro por el maestro bordador Domingo Regidor?

Respecto a su tamaño, era cincuenta centímetros menor que el actual en todo su perímetro, y de composición simétrica similar a la que presenta el actual. En cuanto a la temática iconográfica conservada, destacaría especialmente el motivo central, algunos tallos vegetales y la cenefa geométrica que lo rodea, resaltando  sobre todo el gran centro floral en torno al que giraba la composición con flores de diversas especies, que emergen de una especie de jarrón o cuerno de la abundancia vegetal, caracterizado todo por el aumento de proporciones de las formas, entre las que se encuentran las grandes flores y hojas de apariencia carnosa entrelazadas con finos tallos. El conjunto, al igual que en el actual, estuvo rodeado con la misma cenefa, sencilla y geométrica que forman rombos y óvalos, adorno bastante empleado en este tipo de composiciones durante la segunda mitad del siglo XVIII.


En cuanto a su color original, negro bordado en oro con tallos y flores de oro y sedas, tenemos conocimiento que se mantuvo así al menos, hasta mediados del siglo XIX, pues en diversos inventarios realizados por algunos mayordomos de la hermandad, desde finales de la centuria dieciochesca aparece del mencionado color.

A partir del año 1868, tras haberse producido la Revolución de septiembre, el templo parroquial matriz de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta, comenzó a experimentar una nueva etapa de esplendor, que culminaría años más tarde con el derribo del vetusto edificio, siendo reconstruido por los marqueses de Loreto, don Pablo Capetillo y doña Nicolasa del Campo.
Acorde a los acontecimientos citados, la Hermandad Sacramental de Santiago, iniciaría también una etapa de magnificencia, remozando algunos de sus enseres, entre los que se encontraba el manto negro bordado en 1776, y adquiriendo y realizando nuevos bienes artísticos, como el nuevo y actual manto negro realizado por las hermanas Antúnez entre los años 1889-1890.[2]
Sería en el año 1871 cuando la Corporación decida cambiar su cortejo procesional, influido en esta ocasión, por la Hermandad Santo Entierro de Sevilla, y muy especialmente por uno de sus pasos, el Misterio del Duelo. Para la ocasión fueron realizados dos nuevos pasos, uno para el Santo Entierro del Santísimo Cristo de los Remedios, costeado por la mencionada marquesa de Loreto, y otro de nueva iconografía neogótica, similar al citado del Duelo de la Hermandad del Santo Entierro de la capital hispalense. A todo ello, debemos añadir la adquisición, en 1869, del desaparecido paso de Gloria, para el Domingo de Resurrección, procedente del exclaustrado convento de la Encarnación de Belén de Sevilla.
Además de las citadas, otras decisiones tomadas por la Junta de Gobierno de aquellos años fueron las siguientes; en primer lugar, enriquecer y pasar el antiguo manto negro a terciopelo carmesí, con la intención de crear cierta armonía con el palio que de la misma tonalidad aparecía ya recogido en los inventarios de 1870; y que a su vez fuese utilizado en el recién adquirido paso de gloria.  Años más tarde, en 1889, se contrataría un nuevo manto procesional bordado en oro sobre terciopelo negro, para paso del Duelo, gracias en esta ocasión, a la colaboración de la benefactora de la Corporación, doña Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto.  Para ambas cuestiones las bordadoras designadas fueron las hermanas Antúnez, Josefa y Ana, cuya técnica y estilo quedan bien patente en ambas piezas.

Las primeras noticias acerca del cambio de color, de negro a carmesí, bordado por Domingo Regidor en 1776, y de su cronología, nos vienen dadas a través de unas cancioncillas que algunas devotas de Nuestra Señora de la Soledad dedicaron por el día de su onomástica, a la benefactora de la hermandad, doña Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto, en el año 1888:

FELICITACIÓN Y CANCIÓN A LA SEÑORA MARQUESA DE LORETO. AÑO DE 1888.
Hoy, día de esta notable señora…,
Pedimos a Dios por su salud,
que para todo el pueblo eres virtud,
y para la iglesia gasta todo su caudal,
Dios le dé el premio en la mansión.
Ya que ha conocido este manto,
de terciopelo carmesí,
si lo acabara de pagar,
nos ahorramos de pedir al señor párroco de Santiago…”

JOTA.
Hoy todas felicitamos…,
Dios le de salud,
para conocer
el manto bordado
que vamos a traer.

Finalmente, y gracias al señor párroco don Francisco de la Granja, que se adelantó en esta cuestión a la señora Nicolasa, el manto carmesí quedaría finalizado y sufragado con los ingresos parroquiales, siendo estrenado en 1889. ¿Cuáles fueron los bordados conservados del original y, cuáles las innovaciones técnicas e iconográficas introducidas por las hermanas Antúnez en la remozada y reformada pieza textil?

En primer lugar, se respetaron algunos fragmentos del gran centro floral, transformado y enriquecido, en torno al que gira la composición con flores de diversas especies, y fueron reubicados los elementos geométricos-decorativos conservados del original que formaban rombos y óvalos, que rodeaba todo el conjunto y que aún forma parte del actual. En cuanto a la iconografía del motivo central, más preciosista, nos puede recordar a los bodegones florales pintados por los pintores Luis Meléndez (Nápoles,1716-Madrid,1780) y a los realizados por Juan de Arellano (Santorcaz, 1614 – Madrid, 1676).

A continuación, las labores emprendidas consistirían en un considerable aumento en la decoración vegetal, exuberante tanto en diseño como en bordado: flores entre follaje muy denso y variado, gruesas hojas de cardo, de parra y de flor de jarro, azucenas y piñas, que se desarrollan simétricamente a un lado y otro del dibujo central; bordado todo ello con hilos de diferente grosor, lentejuelas y gran variedad de puntadas que producen brillos y luces diversas, así como efectos magníficos al ribetear las figuras y sombrearlas en oro, logrando mayor realce.

En relación a la técnica seguida, de realce y aplicación[3], se pueden observar el aumento de grosor en los bordados, cuestión que ejecutarían rebordando ciertas piezas sobre algunas de las originales existentes y el traspaso íntegro de fragmentos de un tejido a otro.

A partir de ahí, y en ese mismo año, se plantearía la necesidad de la realización de un nuevo manto procesional, el actual manto negro, en esta ocasión para el paso del Duelo, además del mencionado, que ya por aquel entonces lucía de rojo carmesí para el palio recientemente estrenado de igual color. En esta ocasión, la totalidad del manto fue costeado por la mencionada señora, que alcanzó la cifra de 30.000 reales[4].

Continuando el seguimiento histórico del dieciochesco y renovado manto rojo, un siglo después, durante el año 1973 fue restaurado, siendo ampliado unos 50 centímetros en todo su perímetro en los talleres de Carrasquilla, pasando el mismo oro y dibujo a la nueva pieza textil, respetándose en todo momento los dibujos y estilo precedente, incluso quedando rodeado con la misma cenefa, sencilla y geométrica de 1776. Para ello se decidió comprar el terciopelo tras los ingresos de la Velá de Santiago del año de 1972, junto a la colaboración de las devotas de la Asociación del Corazón de Jesús. Sería entonces cuando algunos motivos florales, que llegaban hasta la parte superior de la pieza textil, fueron desplazados hacia los laterales, al colocarse definitivamente la toca de sobremanto.

En los años 80 las Hermanas Martín Cruz fueron las encargadas de pasar a nuevo terciopelo este manto rojo, debido al mal estado de dicha tela; después de una gran labor de restauración de los bordados, el manto fue llevado a la Primera Exposición de artesanía cofrade que se hacía en Sevilla, realizada en los bajos del Paseo Marqués de Contadero, junto a la Torre del Oro. Fue expuesto, haciendo juego con la toca de sobre manto que las mismas bordadoras, habían realizado para la Hermandad de la Esperanza de Triana con motivo de su Coronación Canónica.




[1]A.P.N.S, Secc. Castilleja de la Cuesta. Leg.2152-Pb. Fol,12.

[2]Corría el año 1889, más concretamente el día 24 de septiembre, cuando el párroco de la localidad el señor Francisco de la Granja remitía una carta al señor arzobispo hispalense, exponiéndole una serie de quejas relativas a la parroquia de Santiago y más concretamente de la vecina de la localidad, la señora doña Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto. Será en uno de los párrafos de dicha misiva donde aparezca recogida la siguiente información: …ahora está bordando un manto para Virgen de esa hermandad, apreciado en treinta mil reales;”. Sin lugar a dudas, se trataba del manto negro que la Hermandad, junto con la aportación económica de la referida señora, habían encargado a uno de los talleres de bordados más prestigiosos que existían en la capital andaluza desde mediados del siglo XIX, el de las hermanas Antúnez, Josefa y Ana.

[3]De realce, que ofrecen mucho relieve debido a un relleno de cartulina o de algodón en rama (o de estopa con cera, en la Edad Media) que se interpone. De aplicación o de sobrepuesto, que se borda fuera de la pieza y posteriormente se cose sobre ella.

[4] Publicado en el Boletín dela Hermandad y en mi blog: lospapelesviejodejuan.

Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
Fotografía procedente de: Periodistacofrade.blogs.spot 
Autor: Fernando Domínguez Gómez.

Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
Fotografía procedente de: Periodistacofrade.blogs.spot 
Autor: Fernando Domínguez Gómez.

Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta.
Fotografía procedente de: Periodistacofrade.blogs.spot 
Autor: Fernando Domínguez Gómez.

Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
Fotografía. Francisco Javier Tovar Florencio.

Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
Fotografía. Francisco Javier Tovar Florencio.

Manto del siglo XVIII. Propiedad particular.
Véase la cenefa geométrica y tallos característicos de esta centuria, similares a la del manto de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta.

martes, 14 de marzo de 2017

LOS PASOS DE PALIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DE CASTILLEJA DE LA CUESTA A TRAVÉS DE LA HISTORIA. 

                                                                            Juan Prieto Gordillo
Profesor de la Universidad de Huelva.
                                                                                 Historiador de la Hermandad


El Paso de Palio.

Sabemos que el palio, es decir, esa cubierta a modo de techo generalmente de tela con ricos ornamentos, sostenida sobre varas, estaba concebido para cubrir de manera casi exclusiva a la Eucaristía aunque, con posterioridad, su uso se extendió utilizándose también para cobijar a los pontífices y grandes soberanos en las ceremonias más solemnes.

Con el paso del tiempo, su utilización, de carácter plenamente emblemático y simbólico, no sólo se limitó a los actos mencionados sino que, por el contrario, comenzó a emplearse en los pasos marianos de mayor prestancia y devoción, dando lugar a lo que conocemos como “paso de palio”. De esto modo se asimila la figura de María, como mediadora entre el hombre y Dios, con la Sagrada Forma. Este simbolismo dedicado por entero a la exaltación de María, no parte de la cultura barroca sino que, por el contrario, ahonda sus raíces en el Medioevo. Sin embargo, será con el paso de palio cuando se logre alcanzar el culmen de la representación plástica pues, cuando procesiona rodeada de los doce varales del palio, está procesionando junto a los doce Apóstoles.

Todo parece indicar, que fue en Sevilla donde por primera vez se utilizó un palio para cubrir la imagen de una virgen, apareciendo documentado ya a principios del siglo XVII; hecho que podemos contemplar de manera evidente en el primer paso de palio que procesionaría por las calles hispalenses durante la Semana Santa, el de Ntra. Sra. de la Soledad de San Lorenzo.

Dos serán las fuentes documentales con las que poder seguir el devenir histórico de los pasos de palio de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta; el libro de registro de hermanos y datas perteneciente a la Hermandad de la Santa Vera Cruz santiaguista (1595-1750) localizado en el archivo colegial de Olivares[1], y en el archivo de la corporación soleana en Castilleja de la Cuesta,  los correspondientes a “los Inventarios de Bienes” y “de Datas[2] con los que desde el siglo XVI se ha ido forjando la historia de la Corporación.

Antecedentes.

Si tenemos en cuenta el que las hermandades de la Soledad y Santo Entierro habían tenido desde sus orígenes, una acusada influencia de “la Matriz” de San Lorenzo, no resulta descabellado el pensar que las diversas hermandades de tal advocación, portasen unas andas coronadas por un palio a raíz de 1606 en que lo estrenó la Virgen de San Lorenzo: Era de terciopelo negro bordado con oro, plata y sedas, y estaba sostenido por diez varales de madera, pintados y dorados. Se completó años más tarde con el bordado del techo del palio en 1614 y la adquisición de unos varales de plata en 1620[3].

Por las informaciones relativas a hermandades homónimas, se puede afirmar que la Virgen de Castilleja fue una de las imágenes junto a la de San Lorenzo que inauguraría una nueva estética en los pasos de palio con la incorporación de doce varales, a diferencia de los ocho que eran los usuales utilizados por las dolorosas que poco a poco fueron incorporándose a los desfiles procesionales.

A través de las mencionadas fuentes documentales, inventarios y datas (cuentas), pertenecientes a las hermandades de la Santa Vera Cruz y Santo Entierro y Soledad de la parroquia santiaguista de Castilleja de la Cuesta, se ha podido seguir la evolución histórica de los pasos de palio que han cobijado a la Virgen de la Soledad, compartida durante años por ambas corporaciones a lo largo de su historia procesional. Hechos que vienen a ratificar, sin temor a equivocarnos, que el citado palio de la Virgen de Castilleja, Nuestra Señora de la Soledad, realizado a comienzos del siglo XVII, fue el primero que procesionaría por las calles de la localidad, pues sabido es, que las hermandades de la Vera Cruz, no incorporarían dicho elemento a sus correspondientes desfiles procesionales hasta el último tercio del mencionado siglo, tal y como sucedería con la de la Vera Cruz de la Inmaculada y su homónima de Santiago de la misma localidad.  

Comenzando con las fuentes documentales de mayor antigüedad, cabe mencionar el único libro de datas conservado en la actualidad perteneciente a la hermandad crucera. Como he mencionado, la primera imagen mariana que desfiló bajo palio por las calles de Castilleja de la Cuesta durante el último tercio del siglo XVI fue la de Nuestra Señora de la Soledad, actual titular de la Hermandad Sacramental de Santiago. Hasta hace poco tiempo creíamos que la citada imagen procesionaba tan solo con su Hermandad Titular cada tarde de Viernes Santo y las mañanas del Domingo de Resurrección, hecho que quedaría descartado tras analizar los pagos de los bienes adquiridos y registrados en el mencionado libro en el que se aprecia cómo ambas Corporaciones compartían ya en el año 1677 algunos de los costos relacionados para Nuestra Señora, siendo de especial relevancia los adquiridos para los desfiles que durante la Semana Santa ambas compartían en 1677: “Año de 1677: Ítem, dan por descargo los dichos mayordomos 17 reales que costaron las varas del palio de la Madre de Dios”[4].

Será a raíz del año 1720 cuando se intensifiquen los pagos “de medianía” por ambas corporaciones para sus salidas procesionales. Prueba de ello son los mencionados a continuación: “Año de 1715: En unas horquillas para llevar los pasos 15 reales; 80 reales por una toca para Nuestra Señora y unos candeleros para la Semana Santa; Año de 1720: Entregados 22 reales de la medianía del dorado de la tarimilla del paso de Nuestra Señora; Año de 1721: 72 reales y medio gastados en la medianía de la corona de Nuestra Señora de la Soledad; Año de 1727:…cruzadas para enfundar las varas del palio”[5].

En relación a los inventarios conservados de la Hermandad de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor de Castilleja de la Cuesta, en 1726 se vuelve a mencionar el palio realizado durante el siglo XVII, que vendría a coincidir con el anteriormente citado por la corporación crucera. En dicha fuente documental se recoge la siguiente información al respecto: “Ítem., un Paso en que va nuestra Señora el Jueves y Viernes Santo que es de esta Cofradía y dela del Smo. y Santa Vera-Cruz con doce varas para el Palio plateadas y dicho Palio de felpa negra, flecos y entorchados de Seda con sus Tornillos y faldones de Bramante Negro[6].

Por similitud con otras realizaciones de la época, creemos que dicho palio estaría decorado por sencillos motivos vegetales, con bambalinas cortas y rectas, con finos flecos y cordonería de hilo negro y dorado y rematadas por hojas de acanto, presentando, bordados en oro sobre terciopelo negro, motivos clásicos en el exterior, mientras que en el interior, en su cielo, “quedaban incrustadas ochenta y cinco estrellas de plata”[7].

Veintiún  años más tarde, en 1747, tenemos constancia del estreno de un segundo paso de palio en el que procesionaría Nuestra Señora de la Soledad, siendo en esta ocasión de terciopelo verde[8]el palio de raso verde de la Virgen”, mencionándose además “las cenefas (bambalinas), también de terciopelo, y los cordones del palio”; nuevamente vuelven a mencionarse las referidas estrellas de plata, siendo estas piezas posiblemente,  los únicos elementos heredados del palio anterior.

Es a raíz de la fusión de ambas hermandades realizada en 1795, cuando se continúen registrando en los inventarios, los distintos elementos que diseñaron el palio de Nuestra Señora de la Soledad. Así, en 1797 aparece citado el tercer palio que poseyó Nuestra Señora de la Soledad, el primero tras la fusión, y de nuevo de color negro, en cuyo cielo aparecían “diez estrellas de plata; más las doce varas del palio y cuarenta cera”, que formaban parte de la candelería[9]; ese mismo año la Virgen estrenaba una nueva media luna para la procesión, cuya data alcanza el valor de 37 reales de vellón[10].

Durante los años siguientes, 1803-1838, se realizarían las “nuevas varas del paso de la Virgen” por un costo total de 1.520 reales de vellón. Respecto a las mencionada varas, en los libros de datas de la Corporación parecen citados algunos nombres de hermanos que con sus donativos hicieron posible su realización; en 1804, José Rodríguez Rosa, “dio de limosna 138 reales para dos varas del paso de la virgen[11]; José Márquez García, 69 reales[12]; Juan de la Palma 69 reales[13], y Francisco Oliver Cabrera, 69 reales para una vara del palio del paso de la virgen[14]; en 1807, Juan de Santiago Méndez, “138 reales de limosna para dos varas[15].

Durante los años siguientes, 1820, 1822, en los respectivos inventarios, se continuarían haciendo referencias al palio de Nuestra Señora: “Primeramente un paso de la Virgen del Viernes Santo con doce varas nuevas con doce perillas doradas y doce borlas de plata; un cielo raso de terciopelo negro con sus flecos de plata; cuatro faldones negros de holandilla; dos luceros nuevos; cuatro faroles con sus varas; ocho ramos de colores; dos ramos dorados y otro chiquito de la mano. Ítem un vestido de terciopelo negro y su manto de terciopelo negro, todo para el Viernes santo; pañuelo de mano blanco con punta de oro y toca y peto blanco; una corona de plata; Ítem otro vestido de terciopelo negro y su manto correspondiente, todo bordado y un cordón de oro.[16] 

Transcurridos unos años, se volverá a mencionar el palio con el que la Virgen de Castilleja, Nuestra Señora de la Soledad, seguía procesionando por las calles de la Villa. Así, en 1850 son citados los siguientes elementos: “el cielo raso de la Virgen; los faldones del mismo paso; doce perillas con sus doce cordones y las cuatro bambalinas carmesí (cenefas) del cielo raso[17].

De gran interés es la información que se ofrece en el inventario realizado por los Hermanos Mayores, don Juan Negrón y don José Navarro en el año 1858, en el que además de ser recogido con gran detalle le estructura del palio de Nuestra Señora: “Un cielo raso de terciopelo negro con sus flecos de plata y galón correspondiente y veinte y tres estrellas de plata, cuatro fardones negros de holandilla y sus mangas"[18], se hacía mención al estreno de “doce varas nuevas con doce perillas y doce borlas de plata para el paso de la Virgen[19].  En esta nueva ocasión vuelven a aparecer un mayor número de estrellas plateadas, veintitrés[20].

Junto al actual palio, la Hermandad conserva parte de algunas bambalinas de su antecesor también de color carmesí, que es reutilizado para la ornamentación de los diversos altares de cultos que se celebran en la parroquia durante el transcurso del año. A continuación es ofrecida la primera descripción que del mismo se recoge en el Artículo 5º del inventario efectuado en el año 1870: “-Un paso de la Virgen que sirve para el Viernes Santo con 12 varas de lata Labrada y cielo raso de terciopelo labrado con estrellas, un sol dorado con su cenefa de terciopelo labrado y un galón de Plata con su fleco del mismo metal. 12 Perillas de palo doradas, y 12 cordones con sus borlas de plata. Cuatro Faroles con sus varas de lata labradas, y además Cuatro candeleros de palo dorados con sus tuercas…”[21].

A raíz de este año, la inexistencia de inventarios periódicos nos impiden conocer hasta que año estuvo paseando la Virgen de la Soledad su palio por las calles de nuestra localidad, pues a finales del siglo XIX, tenemos constancia de que dejó de sacar el mismo para pasar a formar parte del paso “De Duelo”, para el que se realizarían las figuras de tres Marías y un San Juan,  a semejanza del que actualmente procesiona en Sevilla en la Hermandad del Santo Entierro, la tarde del Sábado Santo[22].

PALIO ACTUAL.

Los primeros intentos de realizar un nuevo palio para Nuestra Señora de la Soledad vienen dados a raíz de la finalización de la guerra civil española.

La primera información que poseemos de ello es la reunión celebrada el día 22 de junio de 1940 por los hermanos que formaban por aquel entonces la Junta de Gobierno de la Hermandad[23]; en primer acuerdo adoptado sería el nombramiento de José Perona como depositario del dinero destinado para la construcción de dicho palio, especificando, “hasta que se construya y liquide el mismo, no pudiéndose dar a los mismos mas aplicación que lo relacionado con el citado palio”[24].

Tras años de recaudación, en los que se fueron adquiriendo paulatinamente los metros de terciopelo necesarios para su confección, y en los que fue tomando forma el mencionado proyecto, fue en 1957cuando  quedaría definitivamente proyectado el bordado del palio[25]. Para tal fin, se nombró una comisión, que se encargaría a su vez de organizar unas cuotas mensuales, siendo en el citado año cuando se comience a bordar el palio, comenzando con la bambalina delantera, cuya labor fue llevada a cabo en el convento hispalense de las hermanas Trinitarias. El encargado de diseñar y donar el dibujo para la totalidad del bordado del palio, fue Juan Oliver Míguez quién por aquellos años ejercía como director artístico de la Hermandad, donando su diseño a la Corporación. En la reunión del día 22 de noviembre de 1957, el maestro Oliver hizo patente su deseo para que se hiciera una aclaración del acta de la reunión anterior en el sentido de que se hiciere constar el precio del dibujo donado por dicho hermano. En la misma se aclara que el precio de la donación fue de 1.500 pesetas[26]

Para la realización del resto del bordado fueron consultados diversos talleres de la provincia de Sevilla y Huelva, decidiéndose que el resto de las bambalinas y techo de palio fuese realizado por la señora Agustina Gómez vecina de la localidad onubense de Cortegana; para ello se trasladó a dicha localidad una comisión para visitar a la bordadora y ultimar detalles. Tal vez, dicha decisión vino determinada por el menor costo de la operación, como por las buenas referencias ofrecidas por Dolores González, residente en la población también onubense de Aracena, a 30 kilómetros de la mencionada Cortegana, quién abastecía a la Hermandad de la Soledad de la cera que necesitaba para la Semana Santa.

La propietaria del taller donde se realizaría el bordado del palio era doña Agustina Gómez González, viuda de Fernández, que junto con sus bordadoras ejecutarían esta magnífica joya para la Hermandad; fue el mismo, quién se encargaría personalmente de entregar los dibujos en manos de la bordadora. Dos meses después, el día 26 de enero de 1958, la Hermandad encargaría nuevamente a Oliver el dibujo de las bambalinas laterales del palio. Una vez diseñadas el mismo autor se trasladaría igualmente a Cortegana para entregarlas. En cuanto a la talla de los evangelistas se haría patente la necesidad de bordar las cabezas y manos de los mismos en marfil u otra materia adecuada. Hubieron de pasar ocho años, en reunión celebrada por los miembros de la Junta el día 9 de julio de 1967, para que se retomase el tema del dibujo central para el techo de palio, así como el de algunos motivos no finalizados. Consultados varios pintores hispalenses, y tras pedirle unos diseños para tal fin, la Junta se decidió por el dibujo realizado por el pintor Maireles[27].

El motivo central sería la figura de Santiago Peregrino a realizar en plata de ley repujada con sus colores naturales. Para tal fin le sería pedido presupuesto al orfebre don Fernando Marmolejo, quedando aprobada su realización. Hecho que no se vería ejecutado hasta la década de los noventa. Una vez finalizado el palio en 1970, con la excepción del motivo central, se solicitaría a la Hermandad el trasladar el palio completo a una exposición de artesanía que se celebraba en la capital de Huelva anualmente; para tal fin, se remitiría una carta a la bordadora doña Agustina pidiéndole las garantías que dicha exposición ofrecía. Finalmente la Hermandad no aceptaría el traslado a dicha exposición al tener que costear el envío y el asegurar dichos bienes durante el tiempo que durase la misma[28].

Finalmente, el día 16 de enero de 1973 se terminarían de pagar las bambalinas laterales y el techo del palio, quince años después de que se ejecutase la primera puntada de oro. Durante los años de 1994 a 1995 el palio ha sido sometido a una profunda restauración debido al mal estado en que se hallaban las maderas internas. Así, en 1994 las bambalinas son trasladas a Brenes, a los talleres de Fernández y Enrique donde le son cambiadas todas las estructuras de madera; y un año después el techo para una acción similar, además de colocarle de marfil los bustos de los Evangelistas y la figura central de Santiago Peregrino. El costo de ambas operaciones alcanzó una cifra cercana a los 3 millones de pesetas.

El paso está concebido en todas sus piezas en estilo neobarroco. El palio está bordado en oro sobre terciopelo rojo. Tiene caídas polilobuladas, con flecos de madroños, formando crestería en su parte superior, llevando incorporados cordones con borlas en la frontal y trasera. La bambalina frontal lleva bordado en oro y seda el escudo de la Hermandad rematado por una corona que está sostenida por dos ángeles policromados. Todo ello queda flanqueado por dos centros de rosas. En cuanto a la bambalina trasera, posee en su parte central el anagrama del Monte Calvario, sostenido por dos querubines dorados. También posee dos centros de rosas. Las bambalinas laterales poseen una gran riqueza iconográfica formada por palomas con flores en su pico y el anagrama mariano, conchas de Santiago en su crestería, y centros de flores a semejanza de las existentes en la delantera y trasera.

El techo de palio está completamente cubierto de bordados con motivos vegetales que se van extendiendo por toda la superficie mediante roleos. Hay que destacar la gloria con un óvalo formado con galón bordado que acoge la figura de Santiago Peregrino sosteniendo el cayado de peregrino, con las carnes de marfil. Por otro lado, en las esquinas del techo también aparasen con las carnes de marfil los bustos de los cuatro evangelistas sosteniendo cada uno su libro.









[1] (A)rchivo de la (P)arroquia de Nuestra Señora de las Nieves de (O)livares, leg.136. Antiguo 127-c. Libro correspondiente a la Hermandad de la Santa Vera Cruz de Santiago de Castilleja de la Cuesta.
[2] Archivo de la Hermandad Sacramental de Santiago.
[3] Boletín de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo de Sevilla. Nº: 67. Artículo de Ramón Cañizares y Álvaro Pastor: "El Primer Palio de  la Soledad". Sevilla 1997.
[4] A P O., leg.136. Antiguo 127-c. Libro correspondiente a la Hermandad de la Santa Vera Cruz de Santiago de Castilleja de la Cuesta.
[5] A.P.O., Secc. Castilleja, leg.102. s/f.
[6] Ibíd.
[7]A.P.O., Secc. Castilleja, leg.110. s/f.
[8] Ibíd.
[9] A.H.S. Santiago, Libro de Inventario de las Prendas de la Hermandad del Santísimo Sacramento y María Santísima de la Soledad, (1797-1807). s/f.
[10] Ibíd.
[11] Ibíd., Año de 1804, s/f.
[12]  Ibíd.
[13] Ibíd.
[14] Ibíd.
[15] Ibíd. ,Año de 1807, s/f
[16] A.H.S. Santiago, Libro de Cabildos y cuentas  (1797-1885). Año de 1816, s/f.
[17] Ibíd., Año de 1817, s/f.
[18] Ibíd., Año de 1850., s/f.
[19] Libro de cuentas Hermandad del Santísimo y Soledad (datas e ingresos y bajas de hermanos). (1855-1882)
[20] Ibíd.
[21] Ibíd.
[22] A.P.M.S. Libro nº   de bautismos.
[23] A.H. Sacramental de Santiago, Actas Capitulares de 1940.
[24] Ibíd.
[25] A.H. Sacramental de Santiago, Actas Capitulares de 1957.
[26] Idem., Año de 1957.
[27] Idem., Año de 1967.
[28] Idem., Año de 1970.