LA CASA- PALACIO “HERNÁN CORTÉS”. Origen y desarrollo.
Juan Prieto Gordillo
Profesor Universidad de Huelva
Historiador de Castilleja de la Cuesta
CASTILLEJA DE LA CUESTA DURANTE LA
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI.
Durante la
etapa final de los Reyes Católicos, los maestrazgos de la Órdenes Militares
españolas quedarían incorporados a la Corona finalmente en el año de 1494. El
monarca Carlos I, apoyado por los pontífices Clemente VII y Paulo III, en su
afán de buscar recursos con que poder sufragar los gastos ocasionados por las
continuas guerras contra países europeos, conseguiría desmembrar bienes de
aquellos maestrazgos y sus encomiendas a dichas Órdenes, para ser utilizados
según sus oportunas conveniencias, tal y como le sucedió a la de Santiago,
entre las que se encontraban parte del actual territorio de Castilleja de la
Cuesta. En contrapartida, las citadas Órdenes debían recibir en compensación
unas rentas equivalentes a las que perdían, cuestión que casi siempre se
producirían a la baja. Tras continuos enfrentamientos entre miembros de la
Orden de Santiago por pretender su maestrazgo, el último de ellos fue nombrado
por el monarca Fernando el Católico, recayendo este título en la persona de don
Alonso de Cárdenas quién ocupó este cargo durante el período de 1474 a 1493,
pasando definitivamente la Encomienda a los Reyes Católicos en 1494.
Poco tiempo permanecería Castilleja de la Cuesta como lugar
realengo, pues a comienzos de 1538, tan solo nueve años antes de que falleciese
en su término Hernán Cortés, la Casa de Olivares iniciaba las gestiones con la
Corona para su adquisición. Efectuada su compra por el conde Pedro de Guzmán y
Zúñiga, sería entonces cuando dejaría de ser citada como “lugar”; es a partir de esos instantes cuando la localidad sea
nombrada documentalmente por vez primera “Villa”. Comenzaba pues, en el año
1538, el recorrido de Castilleja de la Cuesta bajo el dominio de un señorío
nobiliario. A partir de estos instantes, todo lo concerniente al ámbito civil
pasaba a los condes de Olivares, mientras que en lo eclesiástico la
Villa seguiría manteniendo su categoría de vicaría santiaguista, con
competencias independiente del arzobispado de Sevilla, a la vez que los priores
de San Marcos de León continuarían nombrando a los vicarios y cobrando los
diezmos eclesiásticos, tal y como puede apreciarse en los diversos informes
redactados en los “Libros de Visitas” que efectuarían
miembros de la Orden Santiaguista desde su posesión hasta bien entrado el siglo
XVII.
Tras Pedro de Guzmán, primer conde de Olivares, la posesión de la
Encomienda fue heredada por su hijo mayor Enrique de Guzmán de Ribera, segundo
conde de Olivares.
LA CASTILLEJA
DE LA CUESTA QUE CONOCIÓ DON HERNANDO CORTÉS.
Los problemas de población en Castilleja de la Cuesta desde la
concesión de la Primera Carta Puebla fechada en 1371, continuaron o volvieron a
surgir a comienzos del siglo XVI, de hecho, en 1513 hay noticias de nuevos
pobladores, que reciben a censo tierras de la Orden en condiciones, al parecer,
muy favorables.
La mañana del 5 de abril de 1504, la escasa población residente en la
Villa, sentiría bajo sus plantas uno de los grandes terremotos que asolaron
España a lo largo de la mencionada centuria, el llamado “Terremoto de Carmona” (llamado así por la localización de su
epicentro). Dicho movimiento sísmico afectó gravemente a una extensa área de la
provincia de Sevilla, causando leves daños materiales en Castilleja de la
Cuesta, extendiéndose, aunque con menor intensidad, a otras provincias de
Andalucía y Castilla. A este acontecimiento, y también durante estos primeros
años, hubo que sumar un importante número de plagas de langostas y la
alternancia extremas sequías y terribles inundaciones a las que se vieron
sometidos los campos y ciudades del sur peninsular, provocando un número
importante de defunciones.
Tras estos sucesos, la demografía de la zona alcanzaría sus cotas más
bajas durante las tres décadas del siglo, volviéndose a recuperar a mediados de
la centuria. De hecho, de los 120 vecinos contabilizados en Castilleja el año
1498, se pasaría en 1514 a tan solo 60, volviendo a disminuir a 49 en 1534;
Castilleja se convertía pues, en una de las poblaciones de menor número de
habitantes del Aljarafe. De hecho, en la declaración vecinal que se
da para la localidad incluye a los “sevillanos” cuando afirma: “...los vecinos de Castilleja con los que tienen allí
hacienda de Sevilla que pechan por ella...son 49.
Esta cuestión llevaría a pensar que las
cifras anteriores incluyeron también a estos vecinos de Sevilla, entre los que
se encontraría el señor
Alonso Rodríguez de Medina, Jurado de la capital hispalense, y propietario de
la heredad donde Cortés pasaría sus últimos días de vida, que
por una u otra razón pechaban a la Orden. De cualquier forma, la presencia de
gentes bajo jurisdicción hispalense debía ser importante.
Mientras tanto, continuaban produciéndose las periódicas “Visitas” llevadas a cabo por destacados
miembros de la Orden Militar.
Respecto a los
edificios más relevantes que se ubicaban en Castilleja de la Cuesta en esta
primera mitad del siglo XVI, además de los edificios religiosos de
la localidad, la ermita de Nuestra Señora de Guía, la
parroquia de Santiago el Mayor, la capilla de la Vera Cruz, futura parroquia de
la Inmaculada y la capilla de la Santísima Trinidad, ubicada también en la
Plaza de Santiago, se hallaban los cuatro arcos que flanqueaban la Plaza de
Santiago, de los que tan solo quedan tres, y un hospital, titulado desde su
creación a finales del siglo XIV, “Cuerpo
de Cristo”.
Respecto a los mencionados arcos, se tiene constancia documental de su erección en el
año 1538, una vez que el territorio de Castilleja de la Cuesta fue adquirido
por el primer conde de olivares don Pedro de Guzmán, como señal de posesión, “como acostumbran señalar sus territorios las Órdenes
Militares...”.
He citado con anterioridad
la desaparición del cuarto arco que exornaba la plaza de Santiago, este hecho
se produjo en el año 1875, bajo la excusa siguiente:
AÑO DE 1875: “Desaparición
del arco que desde la calle Daoiz que daba acceso a la Plaza, con la
argumentación de que no servía para el ornato público, y que los materiales del
derribo serían empleados en la construcción de un nuevo edificio municipal”.
Ubicado también en el Señorío Antiguo
de la Villa, en la actual calle Enmedio, se levantaba un hospital, que, aunque
muy modesto, servía para acoger a gentes o mendigos transeúntes, desvalidos o
enfermos, y cuyos bienes eran muy reducidos. En la visita efectuada por
miembros de la orden militar santiaguista durante el año 1515 la descripción del
hospital fue la siguiente:
“Hay en dicho lugar una casa que dio María
Garay para Hospital, es una casa baja
que tiene una ¿qindia?(sic) a la entrada y a la mano derecha una camarilla, y a
la izquierda, tras la puerta, una cocina, y dentro de ella (roto), y de dicha
sala se sale a un corralejo pequeño. El maderamiento de la dicha casa y piezas
es de madera de castaño y de tributo tiene siete reales y media que paga
Hernando Hayán, vecino de Castilleja de censo sobre un pedazo de bodega y
corral pagado al dicho hospital que se lo dio a censo y así mismo tiene otros
tres de censo y pecho, que paga Inés Rodríguez, sobre una aranzada de viña que
es de Castilleja, al sitio de la Herreyuela...; la cual administra la
Hermandad del Santísimo Sacramento del dicho lugar, mandado por los hermanos de
la dicha cofradía, para que tengan cuidado del reparo de la dicha casa, por
manera de asistir y atender para los pobres que concurrieren”.
Llegados a este punto, debemos añadir
que casi todos los hospitales abiertos en el señorío santiaguista del Reino de
Sevilla estaban administrados por una cofradía, cuyo nombre coincidía con la
advocación del hospital, tal y como sucedió en el alixeño.
Hemos dejado para el final las heredades o haciendas, las auténticas protagonistas del trazado urbano de
Castilleja de la Cuesta desde los inicios del siglo XVI. De hecho, se tiene constancia documental de al menos
doce Haciendas erigidas en el término de Castilleja de la Cuesta durante el
mencionado periodo entre las que se encontraba la del señor Alonso Rodríguez de
Medina:
La Sagrada Familia, Santa Bárbara, Nuestra Señora del
Rosario, San Ignacio, Real de San Pablo, de Guémez, San Rafael, Marquesa de
Loreto, San Francisco de Paula, Las Segovias, La Pintada, de la Condesa de
Lebrija, y la del señor Alonso
Rodríguez de Medina antecedente del lugar donde hoy nos hallamos, futura
Hernán Cortes, Montpensier y Madres Irlandesas.
En definitiva, a lo largo del XVI, la Villa
continuaría forjando su trazado urbano constituyéndose en un núcleo poblado
definido y pasando a convertirse en un próspero enclave señorial. Durante el
Quinientos, el protagonismo principal recaerá en determinadas familias nobles y
eclesiásticas, cuya actividad compradora es relevante. Junto a ellos, y en la
formación de las grandes propiedades, destacará la oligarquía de la capital hispalense
convirtiendo sus haciendas de viñas y olivares en auténticos centros económicos
y sociales de poder.
Pero sin lugar a dudas, y ciñéndonos al ámbito social, el hecho
histórico más relevante relacionado con la villa Castilleja de la Cuesta durante
la primera mitad del siglo XVI sería el fallecimiento del señor Hernando Cortés
Pizarro “Hernán Cortés”,
conquistador de Méjico, el día 2 de diciembre de 1547 en la hacienda del señor
Alonso Rodríguez de Medina, Jurado de la capital hispalense que estuvo ubicada
en parte del espacio que actualmente ocupa el Convento de Madres Irlandesas, en
el llamado por aquel entonces “Camino Real”.
En una cita extraída de la obra “VIDA DE LOS
NAVEGANTES Y CONQUISTADORES ESPAÑOLES DEL SIGLO XVI”, escrita por
el historiador Ricardo Majó Framis, quedaría descrito este suceso, en el que aparecen
ligadas la iglesia de Santiago junto al Ilustre Hernán Cortés, del siguiente
modo:
“Los
aldeanos y pobre gente del lugar apenas se dan cuenta de la magnitud histórica
del hombre que está muerto entre los muros de la Villa humilde. La esquila de
la iglesia, que llaman de Santiago, tañe, tañe, dolorosa. El acólito que mueve
la cuerda, no da paz a la mano. Lo mismo hubiera hecho por el último y pobre
labriego del lugar”.
Cortés llegaría a Castilleja, según algunos
historiadores, una tarde del mes de junio de 1547 procedente de Nueva España
(virreinato español de Indias, correspondiente al actual México, parte de
Estados Unidos y de América Central), tras desembarcar en Sevilla con la
intención de ser recibido por el rey ante el incumplimiento que un día le
hiciese respecto a cargos administrativos y clausulas territoriales; otros
historiadores remontan su llegada a Castilleja de la Cuesta, incluso con
anterioridad. Sin embargo, ambas teorías son erróneas, pues durante la
redacción de su testamento, el día 12 de octubre del mismo año, residía en
Sevilla en la collación de San Marcos. Por consiguiente, podemos fechar la
estancia del conquistador en las dependencias de Castilleja de la Cuesta en el
periodo comprendido entre el día 13 de octubre y el día 2 de diciembre de 1547
en que se produce fallecimiento.
Mientras Hernando esperaba esa llamada para ser
recibido en la corte, contaba por aquel entonces el conquistador con 62 años de
edad y con una salud algo quebradiza, fue invitado por su amigo Alonso
Rodríguez para que se alojase en su casa-hacienda de Castilleja de la Cuesta. La invitación se prolongaría más de lo
previsto motivado ello por la prolongada tardanza de la entrevista solicitada
-curiosamente nunca se produjo, y por la mermada salud del conquistador quién
tras una corta enfermedad fallecería en sus aposentos el citado 2 de diciembre
de 1547. Curiosamente, y como uno de los últimos datos aportados en esta
ponencia, es un codicilo que realizaría horas antes de su fallecimiento,
derogando algunas cláusulas del testamento anterior. En este documento se
constata lo delicados momentos con la afirmación final en la que se expresa: “Que no sabía (podía) firmar por la gravedad
de su enfermedad”
En el
momento de su fallecimiento estuvieron presentes su hijo Martín Cortés y el
Prior del Monasterio de San Isidoro del Campo, fray Pedro Zaldívar, además de otros nobles y amigos. Al día siguiente su cuerpo fue trasladado desde
Castilleja al monasterio de San Isidoro del campo de Santiponce, depositándose
en el sepulcro de los duques de Medina Sidonia. Algún tiempo después fue
trasladado a Méjico, respetándose una de sus últimas voluntades recogidas en su
testamento, redactado el citado 12 de octubre.
El hecho de alojarse durante dicho periodo en
Castilleja de la Cuesta no era de extrañar, pues la mencionada Villa, ya había sido
escogida como lugar de residencia y de explotación agrícola por algunos
caballeros hidalgos, comerciantes y centros de religiosos.
Seguidamente, tras las postales mostradas sobre
distintos aspectos de la sociedad alixeña, nos centraremos en el desarrollo
arquitectónico que tuvo la primitiva hacienda-palacio en la que falleció Cortés,
propiedad por aquellos años del citado Rodríguez de Medina, hasta el aspecto
que presenta hoy día. Para ello, nos hemos basado en descripciones
arquitectónicas ofrecidas en diversas fuentes documentales: contratos de
compra-venta; relación de tributos, adquisición de nuevos terrenos agrícolas y
algunas cláusulas testamentarias.
DESCRIPCIÓN DEL
EDIFICIO DURANTE LOS SIGLOS XVI Y XVII
El edificio en que se alojó don Hernando Cortés, correspondía
a las típicas casas-palacios que formaban parte de las heredades o haciendas
agrícolas heredadas de las alquerías musulmanas.
Una vez creadas, las haciendas
formarían un conjunto arquitectónico en el que se integraban actividades tan
diversas como la residencia señorial, la industria de transformación de la
aceituna y la uva, la elaboración de aguardiente y arrope y otras funciones
agrícolas y ganaderas; un conjunto en el que a cada actividad corresponde su
propio espacio que se articula armónicamente, presentando diferentes soluciones
formales. Las partes por las que han estado constituidos estos espacios durante
sus siglos de existencia fueron las siguientes: patios, señorío, vivienda,
capilla, molino-almazara, atarazana-bodega y lagar.
Durante la segunda mitad del siglo XVI la heredad
continuaría en posesión del Jurado don Alonso Rodríguez de Medina y sus
descendientes, para pasar a poder de Francisco de Vargas a comienzos del siglo
siguiente. Según contaban algunos testigos contemporáneos “vieron muchas veces venir a Jesuitas y otros personajes, y preguntando
por la habitación donde murió Cortés, rezaban en ella los eclesiásticos sus
responsos, y se llevaban tierra de las paredes para memoria de este héroe,
habiendo llegado el caso de no entender el idioma de algunos americanos y otros
extranjeros que expresamente venían al pueblo en busca de la citada casa”
Una nueva
descripción nos la ofrece formada por: “...comprenden unas casas en Castilleja de la Cuesta con su palacio, soberados,
las vigas e teja toda, corrales y cortinal y un portal con su huerta, corral y
pozo, lindantes con otras casas y viñas, libres y realengas sin ningún tributo,
bodega y vasijas, además de dos mulas, una prieta y otra blanca, un carretón
con cuatro ruedas, una pipa y un barril, dos calderas grandes de cobre para
hacer aguardiente, y dos cubos de lo mismo, así como un tonel grande donde
están estos, dos tiestos y dos cucharas de palo, y una horqueta de hierro”.
Y a finales del siglo XVII, de la siguiente forma: “Las casas de Castilleja se venden con su palacio y cocina, e soberados
e bodega y lagar y tinajas e cestos, e con 31 tinajas grandes y pequeñas y con
un cortinal de viñas... de una aranzada poco más o menos, con su cañaveral y
ciertos árboles de albaricoques e higueras y ciruelos, lindantes con viñas de
otros propietarios y, por delante con la Calle Real.
Ya a comienzos del siglo XVIII, la
hacienda se hallaría en manos del Almirante y Caballero de la Orden de Santiago
el señor Pedro Adrián Colarte, quién la estuvo
poseyendo hasta su fallecimiento en el mes de agosto de 1735. Todos sus bienes
pasaron a poder de sus herederos, sus hijos Juan, marqués de Aguilar, y Micaela
Colarte y su esposo Ignacio de Rozas, Maestrante de Sevilla.
A continuación, os presento algunos
extractos del citado testamento realizado por el señor Pedro Adrián Colarte en
los que podremos apreciar el
potencial económico y la categoría arquitectónica y de bienes muebles, que
seguía poseyendo la hacienda hasta el momento de su fallecimiento:
AÑO DE 1735. Testamento de Pedro Adrián Colarte.
“También se pone por
inventario una Hacienda de Campo que está en dicha villa de Castilleja que se
compone de Casas, oratorio, atarazana de dos naves con ciento treinta y nueve
toneles, tina de medir vino, envasador y fonil y medidas de cobre, bodega de cuatro
naves, dos lagares y dos vigas, cuatro pilones y tres tinteros, setenta y
cuatro tinajas de Lucena y de Coria, veinte y una botas y pipas, dieciocho
tinas de carreta, cuatro peroles de cobre, mas pertrechos necesarios; y
asimismo fábrica de aguardiente con dos calderas de cobre con todo lo
necesario, y una atarazana para el aguardiente; cuatro toneles y siete pipas y
dos tinajas; y asimismo caldera para cocer arrope con lo necesario con su
horno, corral, caballerizas…; y asimismo un molino de aceite con su piedra y
trojas, caldera y otra piedra de moler con su montero, diez tinajas de
aclaradero y un almacén de aceite con treinta y cinco tinajas; y una huerta, y
asimismo cinco suertes de olivares en diferentes sitios y diversos pedazos de
viña.
- Doscientas veinte y cuatro
arrobas de aceite.
- Dos mil ciento y cincuenta
y seis arrobas de vino, las quinientas y cuarenta y ocho de color, mil
trescientas y cincuenta y seis blanco y las doscientas y cincuenta y dos
restantes blanco bajo, de los cuales dichos bienes y demás cosas aquí
declaradas dichos bienes.
- Ítem. Veinte y ocho
esteras de esparto de la casa de la Hacienda y nueve compuertas de las
ventanas. Una caja de cedro de cerca de dos varas de largo con su llave. Otra
arca de cedro como de vara de largo con su llave. Seis taburetes. Un bufete de
caoba con su herraje. Otro bufete de cedro chico. Una tarima de tres cuerpos.
. Dos chocolateros de cobre,
uno grande y otro chico. Un almirez con su mano. Dos
velones. Dos peroles, uno mediano y otro pequeño. Dos tinajas con sus
tapaderas. Dos garrafas de vidrio, una grande y otra chica. Un pesito de pesar
doblones. Dos cortinas de lienzo crudo.. Siete tablas de manteles. Once sábanas
de lienzo buenas. Un bufete de cedro redondo. Un taburetillo de baqueta de tijera. Nueve canceles de
celosías y otro de tabla. Un bufete grande de caoba con su herraje. Otro bufete
de cedro con su herraje. Un escaparatón de ébano. Un espejo con su marco negro. Cinco mapas. Un cuadro chico
con su marco negro. Un cuadro de San Francisco de Paula. Dos espejos grandes y
molduras doradas con sus pies. Un bufete grande de cedro con su herraje. Dos
escritorios de China con sus coronas y pies dorados. Veinte y siete esteras de esparto chicas y grandes y seis compuestas.
Tres coches, uno carro muy nuevo sin cortinas, otro de media vida y el otro
viejo. Una colgadura de cama de saya blanca con sus flecos de seda encarnados y
blancos. Otra colgadura de cama de raso de labinia con ramos estampados. Una
colcha de cama de moaré celeste bordada de seda. Una colcha de cama de tafetán
doble verde con una bordadura de seda. Otra colcha de cama de saya color de
fuego forrada en pajizo, bordada y tiene diferentes ramos. Tres cucharas y tres
tenedores de plata. Una venerita de concha de perla. Otra venerita de
porcelana. Un rosario de Jerusalén engarzado en plata. Un par de hebillas de
plata. Una cajita de plata.
Se pone por inventario (he reseñado algunos bienes que presentaban mayor interés) lo de más
interés) el Oratorio que hay en la Hacienda que recoge lo siguiente:
- Primeramente
un lienzo del Santísimo Cristo de Burgos con su marco dorado. Un cuadro de
Nuestra Señora de los Dolores. Dos
láminas de la Pasión de Nuestro Señor, pintura en cobre con sus marcos de
ébano. Cuatro casullas de diferentes colores con su estola y manípulos. Dos
misales, uno viejo y otro nuevo.
En la ciudad de Sevilla 26
días del mes de agosto de 1735” .
Nuestra heredad, futura casa palacio
de Cortés, formaba, junto con las haciendas de San Francisco de Paula, Nuestra
Señora del Rosario, Condesa de Lebrija y la Sagrada Familia un auténtico
potencial económico dentro de la Villa. Alcanzando su cota más alta de
productividad, al igual que otras heredades de la población, durante los siglos
XVII y la primera mitad del XVIII.
Muestra de ello es el aforo
realizado el día 5 de enero de 1734, en la hacienda palacio de Cortés, cuyo
propietario era por aquel entonces el señor Pedro Adrián Colarte; en aquella
ocasión, asistieron al acto su capataz Pedro Márquez, el aforador Juan Gregorio
Ortiz, el Teniente Gobernador de la Villa Cristóbal de Vallecillos, el alguacil
mayor y el escribano de la misma, recogiéndose las siguientes cantidades:
“Pasando a la atarazana primera,
en la primera andana 33 toneles con 466 arrobas de vino, quedando un tonel con
un resto de aguardiente; y de esta se pasó a la segunda.
. En la segunda andana o hilera,
dicho aforador, metiendo nuevamente la vara, aforó 426 arrobas de vino,
declarando que quedaba un tonel vacío, pasando a continuación a la tercera.
. Y en la tercera andana tasó 36 toneles con 406 arrobas de vino,
quedando en esta 2 de vino nuevo.
. Y en la cuarta andana, dicho
aforador en 26 toneles tasó 314 arrobas de vino, quedando en esta andana 8 de
vino nuevo, quedando 2 toneles con vinagre.
. Y en los 10 toneles declarados que están en esta atarazana, el
aforador tasó 350 arrobas de vino nuevo.
. Y estando en la bodega de la viga, en 15 vasijas
de madera se tasaron 117 arrobas de vino; también se aforaron 7 pipas de vino
nuevo, y en ellas 140 arrobas. En dicha bodega hay también 13 pipas y en ellas
están las lías y asientos. Y estando en la cochera, el
aforador tasó10 pipas de vino añejo con un total de 100 arrobas, existiendo
también 3 toneles de vino bajo con un total de 39 arrobas. Y asimismo un tonel
de vino nuevo en el que se aforó un total de 36 arrobas.
. Y en el colgadizo del molino, el
dicho aforador, en 9 toneles 117 arrobas de vino añejo.
. Y en la atarazana del
aguardiente, en 4 toneles se tasaron 60 arrobas de vino añejo, y en 5 pipas 50
arrobas de vino que sumaban 110 arrobas.
. También se aforaron 3 pipas, y
en ellas 24 arrobas de vino nuevo; y en los 2 toneles de vinagre dos restos de
14 arrobas.
De manera que el vino añejo y nuevo aforados sumaron 2.606 arrobas, y en
vino bajo 39 arrobas y los 2 restos de vinagre 14” .
Durante los mencionados siglos, tal fue el auge y la
fama de los productos elaborados en las diversas haciendas de Castilleja de la
Cuesta, que su abundante productividad propiciaría la instalación en la
localidad de una compañía de caldereros franceses, para cubrir las necesidades
de las mismas, entre las que se encontraba la elaboración y reparación de
diferentes calderas para la elaboración de arropes y aguardientes, así como la
realización de diversos utensilios de cocina.
COMIENZO
DEL DECLIVE
Siguiendo con la historia de la hacienda palacio de Cortés, varias fueron las circunstancias que propiciaron el declive de la heredad iniciada a mediados del siglo XVIII, siendo sus propietarios por aquel entonces el marqués de Aguilar e Ignacio de Rozas; de hecho se tiene constancia del declive en que había entrado la finca desde hacía algunos años, hasta tal punto que algunas de sus habitaciones eran arrendadas a particulares como viviendas; prueba de ello es la información recogida en el año 1760 en la que se citaba lo siguiente:
AÑO DE 1760.
“El marqués de Aguilar y don
Ignacio de Rozas, sus herederos, poseen por indivisos, una Hacienda y Casa de
Campo en esta Villa, en la Calle Real de ella, que linda con casas de los
herederos de Cristóbal de Vallecillos, y con las de Cristóbal García, que se
componen de diferentes cuartos, bajos y altos, y dentro de ellas un Almacén
para aceite, con doce vasijas de barro, de cabida de cerca de mil arrobas, y
una bodega con su lagar y viga. Su atarazana, sin tonel alguno, que el todo de
dicha Hacienda ocupa noventa y dos varas de fondo y cuarenta y cinco de frente,
cuya Hacienda, por no tener tráfico ni uso, sus oficinas están todo ello
arrendado por sus dueños como casas de vivienda, en trescientos cincuenta
reales de
vellón cada año.
Otra de
las cuestiones por las que la hacienda palacio de Cortés se vería afectada es
el que hace referencia al tema tributario civil y eclesiástico con la que
estuvo gravada. Así, en 1760, y en el legajo correspondiente a la “Única Contribución” perteneciente al
Archivo Municipal de Castilleja de la Cuesta quedaron anotados los siguientes:
“Pago sobre estos bienes, veinte y cinco
reales de tributo perpetuo cada año al Veinticuatro D. Alonso Melgarejo, el que
se haya comprobado. Asimismo, expresando los dueños de esta Hacienda que, sobre
ella, y los olivares y tierras que tienen en término de la villa de Camas, pagan
a la Capellanía que en la Parroquial de San Nicolás de Sevilla fundó Antonio
Fernández Cabanillas, un tributo redimible de setecientos y cincuenta reales de
renta cada año, por el correspondiente principal. Y a la Capellanía que en la
villa del Pedroso fundó Diego Pérez Cabezas, pagan otro tributo sobre las
propias fincas, de seiscientos setenta y cinco reales de renta cada año…”.
Pero el hecho que supuso la total ruina, el golpe de
gracia, no solo de la futura Casa-Palacio de Cortés, sino de una buena parte de
las haciendas ubicadas en Castilleja de la Cuesta desde finales del siglo XV,
fue la Invasión francesa. En un nuevo documento, también en esta ocasión referente a la
hacienda de Cortés se mencionaba lo siguiente:
“Las circunstancias que han ocurrido en el
Reino, por no haber dinastía, revoluciones que han sobrevenido, entrada de las
tropas francesas en esta provincia, haberse interceptado toda la
correspondencia con Cádiz, e inutilizándose la que tenía con las Américas, hizo
venir a esta casa un estado de decadencia como ha sucedido a casi todas, sin
poder continuar su giro en ningún ramo del comercio, sin tener arbitrio para
recaudar los caudales que han estado en giro, sin poder pagar varias letras que
estaban aceptadas, y sin tener proporción para mantener dichas Haciendas, que
en el día nada producen porque sus rendimientos no alcanzan el pago de las
contribuciones extraordinarias que están impuestas para mantener los ejércitos
imperiales, viniendo a ser consecuencia, perjudicial la conservación de dichas
Haciendas…, refiriendo que no había comprador que diese el valor de ellas...”.
LA VENIDA DE LOS MONTPENSIER.
Tras casi un siglo de
abandono, sus estructuras arquitectónicas darán un vuelco con la intervención
directa de los señores duques de Montpensier, bajo la dirección del maestro
arquitecto don Balbino Marrón y Ranero. La transformación de la primitiva,
vetusta y arruinada hacienda del señor Alonso Rodríguez de Medina se convertirá
en la Casa Palacio, conocida, ahora sí, con el sobrenombre de Hernán Cortés.
El día 10 de octubre
de 1846 contraían matrimonio la hija del rey Fernando VII y María Cristina de
Borbón y hermana de Isabel II, la Infanta doña Luisa Fernanda de Borbón con el
duque de Montpensier don Antonio María Felipe Luis de Orleáns. Al igual que
todos los grandes acontecimientos reales, en esta nueva ocasión también fueron
celebrados los fastos en Castilleja de la Cuesta, durante los días 25, 26 y 27
de octubre; así, en la mañana del primero de estos se celebró una misa solemne
en la parroquia matriz de Santiago, en la que se cantó un Tedeum, y en los
siguientes hubo iluminación general de la Villa y repique de campanas.
Tras su asentamiento
en el Palacio de San Telmo de Sevilla, durante el año de 1854, fueron
adquiridas por los duques las siguientes propiedades en Castilleja de la Cuesta:
en primer lugar, la casa hacienda en la que falleció el conquistador Hernán
Cortés, en la Calle Real de la Villa, renovando su arquitectura casi en su
integridad, alzando en su fachada un monumento recordatorio a la memoria de
éste personaje, y colocando delante del edificio una verja que avanzaba unos
cinco o seis pies sobre dicha calle, y también, la casa inmediata a la
anterior, con la idea de ampliar la primera y alinear la fachada, hasta esos
instantes, bastante irregular. Para ello fueron presentados los planos
pertinentes, realizados por el arquitecto Balbino Marrón y Ranero, siendo
aprobados sin problemas por las autoridades pertinentes, la excelentísima Diputación
y el Señor Gobernador de la Provincia, con arreglo a lo dispuesto a la ley en
vigor en aquellos años.
Las
mencionadas obras fueron realizadas durante dos fases:
1ª). 1854-61
conservación de partes de la casa renacentista que se conservaban en mal
estado. Construcción del jardín.
2). 1861-65
Intervención en las casas de la servidumbre y caballerizas. Anexar la casa
contigua para construir el callejón nuevo o calle de la infanta.
Las primeras actuaciones,
desarrolladas entre 1854 y 1861, se centraron en la conservación de la
arquitectura preexistente y en el espacio cultivado. El especial interés
histórico de la casa de labor en la que habitó Hernán Cortés orientó la
intervención hacia la protección sensible de los restos.
El
proyecto comenzó inmediatamente después de la adquisición, si bien en este caso
con una actuación destinada sólo a la conservación de la parte señorial de la
heredad de estilo renacentista. Esta primera fase permitió habilitar una parte
de la casa con uso expositivo dentro de un recorrido general de carácter
museístico, a modo de memorial evocador de la figura de Hernán Cortés. La
crujía rehabilitada de la fachada contenía el vestíbulo que contenía tanto el
acceso a la sala de la colección privada que formó Antonio de Orleans en honor
del “conquistador”, como el acceso directo al patio, y de éste, al jardín. Al
lado del vestíbulo, una de las estancias principales se destinó a la escalera
que facilitaba, en esa primera fase, acceder a la terraza situada sobre las
salas del museo, denominado en el plano del arquitecto Marrón, “Sala de Hernán
Cortés”.
En verano de 1854 se
ejecutaría en enverjado de la casa por valor de 18.000 reales.
Durante
los meses posteriores a la inauguración de la casa la actividad en la parcela
se redujo a obras de mantenimiento y conservación de la huerta y el jardín. Se
contrató con Julio Parizot, propietario de la fundición sevillana de San
Bartolomé, que ya había construido dos norias para la propiedad de los duques
en Sanlúcar de Barrameda, la fabricación de una noria “con 73 cangilones” para
su colocación en Castilleja, en la huerta de la casa de Hernán Cortés, con el
fin de construir el nuevo jardín. El encargado de diseñar y dirigir las obras
del jardín sería el jardinero francés Lecolant, responsable de la decoración de
los jardines del palacio de San Telmo de Sevilla.
El día 9 de abril de
1855 quedaron finalizadas en parte, las obras del nuevo palacio bajo la
dirección del mencionado maestro Marrón, tal y como quedó recogido en el
prólogo del libro de firmas, conservado en las dependencias del actual
edificio, que sería habilitado por los duques para los futuros visitantes:
“Sabedores S.S.A.A.R.R. los Serenísimos
Señores Infantes Duques de Montpensier de que existía esta casa donde murió el
célebre Hernán Cortés, dispusieron su compra, y después de conseguida esta la
han obrado a sus expensas. El interés principal de S.S.A.A. al hacer estos
dispendios, no ha sido otro, que el de conservar este monumento de Gloriosa
Memoria para España y la de perpetuar por este medio, en este pueblo tan
próximo a la Capital de Andalucía, el recuerdo de que habitó y falleció en él,
el Ilustre Conquistador de Méjico. Además de la compra y reparación de este
edificio tal cual hoy se encuentra, han costeado S.S.A.A.R.R. todos los muebles
y efectos que lo adornan con el objeto de ponerlos en estado de que los
viajeros y demás personas que quieran visitar este monumento de Gloria
Nacional, atraídos por el recuerdo que está unido a él, lo encuentren tal como
por su importancia lo merece. Castilleja de la Cuesta a nueve de abril de mil
ochocientos cincuenta y cinco. Firman entre otros: María Luisa Fernanda; Louis
de Orleáns, y Antonie de Orleáns”.
En
el mencionado libro quedarían registradas las correspondientes firmas de algunas
de las personalidades que visitaron el edificio durante la segunda mitad del
siglo XIX fueron: Demetrio de los Ríos; el Marqués de Loreto; Fernando, Rey de
Portugal; Albert Eduardo, Príncipe de Gales; José María la Fragua, Ministro de
Méjico; la Marquesa de Campo Ameno; el Conde de Peñaflor; el poeta Gaspar Bono
Serrano y la escritora Cecilia Böhl de Faber y Larrea conocida
con el pseudónimo de Fernán Caballero. A los que hay que sumar los reyes de
España don Alfonso XII y doña María Cristina de Habsburgo. En el mes de mayo de
1914, estando ya en propiedad de las Madres Irlandesas, se producía la visita
regia de la Reina Victoria, “...nos ha vuelto a visitar como lo hace
siempre que viene a Sevilla”. Reseñar
finalmente, el registro de firmas tan ilustres como la de la señora condesa de
Barcelona doña María de Borbón en 1988, y la de don Luis Echeverría Álvarez,
expresidente de Méjico el día 24 de mayo del citado.
Una
vez efectuadas las obras palaciegas de mayor envergadura, las siguientes
actuaciones se llevaron a cabo en el entorno del edificio. Así, el miércoles
cinco de noviembre de 1856 se otorgaba a los señores duques el beneplácito para
poder rectificar la línea de la fachada exterior del palacio, tras ser revisado
el proyecto por el señor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la ciudad
de Sevilla, siendo aprobado finalmente por el Ayuntamiento de la localidad.
Para poder completar con éxito dicha alineación, los duques adquirieron tres
casas colindantes al palacio cuyas fachadas daban también a la calle Real.
Tras la inauguración del palacio, años más tarde, en 1861, una vez colocado el busto de
bronce sobre la entrada principal del edificio realizado en Italia por el
artista Michel Louis Víctor Mercier (24 de mayo 1810 París- 1894), se
continuaron realizando una serie de reformas exteriores como fue la plantación
de árboles en la parte trasera del edificio, en lo que hasta entonces eran unos
reducidos jardines. Para ello, en 1863 fueron presentadas en el Cabildo de la
localidad una serie de peticiones que lo corroboran; así, el 11 de febrero del
mencionado año, el representante de los Montpensier en Castilleja de la Cuesta,
que por aquellos años era el ex alcalde don José Marín Oliver solicitaba lo
siguiente:
“…la
plantación de algunos árboles, arbustos de sombra y recreo, en el Sitio del
Camino Nuevo, extramuros de esta población, confinante con la Huerta y Jardines
del Palacio Monumento alzado por S.S.A.A., a la memoria de Hernán Cortés; y
considerando que el referido plantío en nada perjudica al Camino, y si por al
contrario es beneficioso a los transeúntes y aspecto público de aquel sitio;
por unanimidad acuerdan:
Se concede a S.S.A.A.,
autorización para que a sus expensas y sin afectar en ningún concepto los
intereses del común, puedan efectuar el pretendido plantío, siempre que sea en
la parte extrema y lateral del camino de que se trata, dejando los huecos y
dimensiones necesarias entre los árboles, de manera que no estorben el libre
tránsito de carruajes y acémilas y no impidan tampoco la entrada y salida de
las portadas y portillos de los edificios colindantes al mismo Camino, ni a las
propiedades rurales situadas frente de aquellos, y se declara que aunque la
propiedad de estos árboles es de S.S.A.A, para gozar de su sombra, a la vez han
de poder disfrutarla los habitantes de la población y los transeúntes”.
Según
un nuevo documento perteneciente al Archivo Fundación Infantes Duques de
Montpensier, el día 1 de junio se llevaron a Castilleja 40 pies de abeto y
cedros variados, 12 pies de palmeras datileras, 40 pies de arbustos variados de
ciprés y 5 pies de plataneros comunes. El 1 de noviembre se llevan 100 pies de
arbustos de tipo cipreses, cedros y otros, que debían estar destinados al
cerramiento del seto del jardín, y se compran también semillas y plantas para
macetas con destino a San Telmo y Castilleja. Se pagan palmeras para Castilleja
el 12 de abril de 1862. El 28 de marzo de 1863 se envían otros 319 pies de
arbustos y árboles por un total de 2.048 reales. Finalmente, el 31 de diciembre
de 1865 Manuel Groso presentaba la factura por el merendero y por alambrar la
cúpula, por la veleta y por la verja para la alberca.
Para
dar una descripción un tanto romántica del jardín, os ofrezco la descripción que
del mismo, realizaría años más tarde la escritora Cecilia Böhll de
Faber y Larrea (Fernán Caballero) en la revista nacional “LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA”, dedicada a
Monumentos Históricos de España, quién tras una visita efectuada al palacete de
Castilleja, ofrecía una completísima descripción tanto del edificio, que
describiremos seguidamente, como de los bienes que lo adornaban:
El jardín que han agregado
SS.AA.RR., a la posesión es muy grande, o, mejor dicho, es un pequeño parque
cercado de tapia. Como por encanto se ha formado allí un bosque de variados
árboles, bajo cuya sombra se extienden y serpentean sendas, a cuyas orillas
ofrecen los rosales flores de diversos matices. Enormes y antiguas higueras han
sido allí conservadas con tanto cuidado, como si existiese tradición de que
hubiesen prestado su sombra al ilustre anciano”.
2). 1861-65 Ampliación
de nuevas estancias. Intervención en las casas de la servidumbre y
caballerizas. Anexar la casa contigua para construir el callejón nuevo o calle
de la infanta.
Una
vez consolidadas las tareas de conservación y acondicionamiento de las partes
históricas, las obras de ampliación del palacio propiamente dicho se ejecutan
entre 1863 y 1865 en dos partes contractualmente distintas pero continuas en el
tiempo. Estas obras, asignadas al constructor José de la Concha, se
caracterizan por el añadido del cuerpo de la torre grande y por otorgar la
imagen final al palacio de Castilleja de la Cuesta.
Esta
primera parte de ampliación permitió añadir y ejecutar la citada torre grande de
nueva planta, hasta la altura del asiento de las maderas del piso principal,
sin solería, portajes ni herrajes, y solo con cuarterones del entresuelo con
arreglo a los planos. En los huecos exteriores dibujados en los planos no se
terminó de rematar la decoración, aunque si se colocaron los pilares o columnas
de los parteluces y el contorno de los alfices. La planta baja de la torre se
destinaba a cocina, que contaba con horno, hornillas y asador, y se comunicaba
directamente con el comedor situado junto a la escalera por medio de un
corredor al que asomaban las estancias de servicio: despensa, almacén de loza,
comedor de la servidumbre, 1ª mesa, comedor para la servidumbre, 2ª mesa,
fregadero de loza y fregadero. Un escusado se situaba se situaba junto al
cuerpo de la escalera. También se refleja con detalle la posición de la verja
de la fachada, con los escalones que permitían adaptar las cotas interiores de
desnivel de la calle Real. En la planta principal se ubicaban las alcobas de
los duques, también con un escusado y baño junto a la torre de la escalera. En
esta planta, todas las estancias contaban con chimenea.
A continuación, entre 1866 y 1867, seguiría ampliándose
la superficie del palacio. Los trabajos se centraron en la ampliación de la
casa de Hernán Cortés con la casa N.º 65 antigua, entonces N.º 61, siguiendo
los planos de Balbino Marrón.
Para ello fue presentada al Ayuntamiento una nueva solicitud,
en esta ocasión por el intendente de los duques el señor Isidro de Cajigas,
argumentando que tras la compra de la casa número sesenta y uno de la calle
Real, era necesario rectificar la línea de la fachada del palacio corriendo el
enverjado hasta el ángulo o esquina que había de formar una calle que
intentaban dejar en beneficio perpetuo del público, para que pusiese en
comunicación el centro de la población con el Camino Nuevo, por lo que Sus
Altezas cederían de la mencionada casa tres varas de ancho y de centro, y con
la misma anchura todo lo necesario hasta la salida al referido Camino, tal y
como quedaba demostrado en el plano que acompañaba la instancia. Dicho permiso
fue concedido. La nueva calle fue rotulada con el nombre de Camino de la
Infanta.
Además, los mencionados señores correrían con los
gastos del arreglo de la cuneta que presidía al edificio, así como con los que
se originasen con las mencionadas obras. Las obras finalizaron cuando Groso coloca la verja que prolonga la
existente hasta la esquina del edificio con el callejón Nuevo.
Finalmente, fueron
construidos varios edificios de un piso, comprendiendo establos, cocheras,
patios y vivienda de criados, situado en el ángulo del jardín; alineados junto
al muro que delimitaba la propiedad con el callejón de Tomares, actual calle
Virgen de Loreto; ocupando en conjunto una superficie de 1.497,75 metros cuadrados .
Fue ahora, durante el mes de marzo de 1867,
cuando la familia Orleans Borbón se instale definitivamente en las nuevas casas
del palacio: “Era
el día 3 de marzo de 1867, desde muy temprano, la actividad en el palacio de
los duques de Montpensier de Castilleja de la Cuesta era incesante, ¡dicen que
se instalan los señores duques ¡en el interior, voces por aquí, voces por allá;
La infantita doña Mercedes podrá
ocupar el primer cuarto en el cual todo el mobiliario está completo… en el
dormitorio contiguo se podrán acomodar las dos infantitas, doña Amalia y Doña
Cristina, el tercer cuarto podrá quedar para saloncito de estudio; los muebles
de este estudio pasarían al cuarto del infantito don Fernando y la que hay en
el mismo pasaría a la torre, en cuya habitación se podría poner el infantito
don Antonio. Otras camas se disponen para el ama, doncellas. En el piso bajo,
junto a la cuadra de caballos pueden estar dos criados y otro en un cuartito
pequeño que está a la entrada del guadarnés. Para los criados que se instalen
en la casa baja de pozo hay que mandar catres de tijeras; la noria ha sido
reconocida, las cuadras de las mulas están bien, necesitan empedrarlas más no
creo que puedan hacerse ahora queda Salgado reparando los muebles que vinieron
últimamente de Inglaterra…mientras están poniendo los mozos las alfombras del
entresuelo. ¿Se pone la alfombra en el salón de Hernán Cortés?”
De nuevo, una vez finalizadas la totalidad de
las obras proyectadas por los duques, retomamos para su descripción, el citado
artículo publicado por Cecilia Böhll de Faber, en la revista “LA
ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA”:
AÑO DE 1877.
“Pasemos el camino que desde
Sevilla conduce a Castilleja; subamos la pendiente que le proporciona su
distintivo de la Cuesta; entremos en la calle principal que la atraviesa, y a
poco hallaremos en ella un pequeño castillo edificado con suma exactitud y buen
gusto el estilo moruno, sobre la casa arruinada casa en que murió Hernán
Cortés. Con el peculiar tino y singular buen gusto que distinguen a S. A. R. el
Excmo. Sr. Infante Duque de Montpensier, eligió para restaurarla el género de
arquitectura indicado, pues sobre estar muy en armonía con el que también
concuerda con los recuerdos de un país que conserva tan preciosos restos, era
por su incomunicación con lo exterior el único que podía evitar el que esta
morada, si llegaba a convertirse en regia, no tuviese ventanas a una vía
pública muy transitada, cuyo grosero tráfico y constante polvo habría sido
intolerable en ella, puesto que de esta vía no separa el edificio sino un corto
espacio, cercada por una preciosa reja. Un solo hueco que en piso bajo tiene a
la calle es la puerta, que continúa siendo la misma de épocas anteriores, y
está formada de consistente caoba tachonada con grandes clavos de metal de
cabeza dorada, salientes y labrados, según la usanza de los tiempos en que se
hizo, por lo que se conserva fuerte y entera, sin más detrimento que faltarle
algunos de esos clavos, vendidos por sus anteriores dueños o arrendatarios a
ricos viajeros ó curiosos anticuarios. Sobre esta puerta se ostenta un busto de
hierro del hombre que en aquel lugar halló el solo enemigo que lo rindió: la
muerte.
El piso principal de este
castillo, que no tiene tampoco ventanas sino al campo y al jardín, está
destinado a los hijos de SS.AA. y a parte de la servidumbre. El segundo piso lo
ocupan SS.AA.RR., y está sencilla pero preciosamente alhajado, con muebles de
raíz. Cercano a las alcobas hay un precioso gabinete-tocador, donde a la sazón,
y por ser el mes de María, se alzaba un altar a la Virgen, profusamente
adornado de flores, al pié del cual está religiosa hija de nuestros Reyes reúne
a sus hijos y doncellas para brindar con ellos el conocido culto del mes de las
flores a la Virgen.
El ángulo contiguo a estas
habitaciones lo forma una torre en que hay una sala, o más bien un belveder,
con balcones grandes, morunos en sus tres costados, que ofrecen unas vistas
magníficas, en particular aquel que da frente a la Vega y a Sevilla. por cima
de esta ciudad encuentra la vista a Carmona en su altura, yendo a descansar
sobre las cúspides de las montañas de Ronda. El día en que de esta vista
disfruté, estaba, como he dicho, nublado, por lo que no deslumbraba el brillo
esplendente del sol; cada objeto, aunque lejano, se divisaba minuciosamente,
sin que ningún pormenor del paisaje se ocultase; solo el río, al que presta el
sol un brillo que no tiene, ocultaba como avergonzado sus turbias aguas entre
los árboles y sus altas orillas. La catedral, en cambio, surgía sobre Sevilla,
como se eleva la religión sobre todo lo que es humano. Los otros dos balcones
tienen alegres vistas, el uno a los jardines, el otro al pueblo, y en
lontananza a olivares y arboledas, y más allá el uno al pueblecito de Tomares,
y el otro al de Castilleja de Guzmán.
A la izquierda del emparrado
tiene la nueva construcción un ángulo saliente que forma el comedor, linda
pieza que por casi todas partes mira al jardín por respectivas vidrieras.
Después del emparrado está el pavimento del patio de la antigua casa; ahora han
reemplazado floridas macetas los escombros que lo cubrían. Vese allí un
saltador a flor de tierra, con su recipiente formado de azulejos bien
conservados, y un estanquito en el que, según tradición, se divertía el grande
hombre en sus últimos días en ver nadar pececillos encarnados. Los cimientos y
pequeños trozos-muros de la que fue la habitación de Hernán Cortés se han
conservado religiosamente entre un bosque de azucenas, como joyas entre
algodones”.
Integrados en la sociedad alixeña durante sus largas
estancias primaverales en la Villa, los duques de Montpensier colaborarían con
sus dos templos parroquiales y con sus respectivas y centenarias hermandades,
la de Santiago y la Concepción. Un bonito y simpático hecho fue la colocación
del primer reloj que se instaló en la torre de Santiago de la población, para
el que se abrió una suscripción popular, siendo invitados por el Cabildo
Municipal los citados duques, quienes colaboraron con una gran aportación.
Conocedores los duques del encanto mostrado
por su hija María de las Mercedes por el palacio de Castilleja “era el sueño de su infancia”, ya que,
según una leyenda, recogida en la obra publicada por Ana de Sagrera titulada “La Reina Mercedes”, fue junto a una de
las tapias de la propiedad donde una gitana le reveló “que veía su cabeza con una corona de Reina”, siendo allí también
donde recibiera la primera ovación de su reinado, el recinto, junto a la
colección en torno a Hernán Cortés que cobijaba, le fue entregado como dote
matrimonial el día 21 de julio de 1877: “Mercedes,
tu madre y yo hemos decidido que la finca que tanto te gusta entre en tu
Corbeille de mariage”.
Fallecimiento
de María de las Mercedes
La boda con el rey Alfonso XII se celebró el 23 de
enero de 1878 en la basílica de Atocha. Castilleja de la Cuesta, que siempre
estuvo muy identificada con la Familia Real española durante la segunda mitad del
siglo XIX, sufrió un duro golpe al conocer el fallecimiento de la Reina Doña
María de las Mercedes en el mes de junio del mismo año, ya que rara vez dejaba
de pasar unos días en su Palacio de Hernán Cortés cada vez que visitaba la
capital hispalense; curiosamente en ese mismo año en el que se produjo su
muerte, estuvo residiendo en el palacio de la Villa durante la Semana Santa
acompañada por la Corte. Ambas cuestiones, quedarían recogidas en las actas
capitulares municipales, de las que a continuación os narro algunos extractos.
En el primero, se hacía mención a las visitas efectuadas a la localidad por los
reyes de España durante este periodo:
“Por tener hoy la honra especialísima de tener
en ella a S.S.M.M., los Reyes de España, su Real Palacio de Recreo, donde el
Municipio ha tenido el placer y la altísima honra, por dos veces, de ofrecer
sus respetos y acentuada adhesión, a los Augustos Monarcas, en las dos
ocasiones que S.S.M.M., se han dignado a recibir al Ayuntamiento, cuando han
estado en la Villa...”.
Complemento de la anterior es la que
corresponde a la sesión extraordinaria celebrada por el Ayuntamiento el 27 de
junio del citado año: “Por la gran desgracia que ha ocurrido por la
muerte inesperada de Nuestra Augusta adorada Reina Doña María de las Mercedes,
se acordó por unanimidad, hacer constar aquí el profundo sentimiento y
amarguísima pena de que está poseída en este momento este Ayuntamiento, por tan
irreparable pérdida, y con mucha razón, cuando en este pueblo era tan conocida
la Augusta Señora, y se ha tenido mucho tiempo la alta honra de tenerla dentro
de sus muros con sus Augustos Padres, en su Casa-Palacio, donde ha sido
visitada por las autoridades, y apreciado en repetidísimas ocasiones sus
grandísimas virtudes”.
A continuación, os
presento una fuente documental, nuevamente procedente del Archivo Municipal del
Ayuntamiento de Castilleja de la Cuesta, con la que quedan descartadas
definitivamente las afirmaciones hechas por algunos historiadores quienes
argumentan que El Rey Alfonso XII, tras el fallecimiento de María de las
Mercedes en 1878, nunca más visitó el edificio. En esta recoge una nueva visita Real que se produjo en el
año 1882, algunos días antes de la Semana Santa:
VISITA DE SUS
MAJESTADES DON ALFONSO XII Y DOÑA MARÍA CRISTINA DE HABSBURGO-LORENA A LA VILLA
DE CASTILLEJA DE LA CUESTA EN EL AÑO DE 1882:
Poco antes de la Semana Santa del año de 1882, S. M., la reina doña María
Cristina de Habsburgo-Lorena, Archiduquesa de Austria, se presentó en la Villa
de Castilleja de la Cuesta, para ver “su Palacio de Hernán Cortés”; llamados
por S. M., el señor Alcalde don Antonio Quintanilla Domínguez, y el párroco de
Santiago, don Miguel Puya Granados, ya que el de la Concepción, el señor don
González Robles estaba en el uso de sus
“prerrogativas”, tomaría la palabra el señor Puya, exponiéndole a la reina la
espantosa miseria por la que atravesaba “el pueblo de su Real Sitio”, “...y
quedando impresionada del lenguaje humilde con que se suplicaba una limosna, la
pidió por escrito, y leída por segunda vez por el señor Intendente de Palacio
durante el acto de la comida, mandó se guardase hasta su vuelta a Madrid. Tras
un breve período de descanso tras el almuerzo, optó por presentársela
al Regio Consorte el señor don Alfonso XII de Borbón. Dando como resultado, que días después de
marcharse el cortejo real, el lunes Santo, se recibía en Sevilla un telegrama
para que se le entregase al cura de Santiago la cantidad de mil pesetas para
los pobres, debiéndose hacer el reparto por los dos padrones parroquiales,
cuestión esta última que abriría un nuevo debate entre ambos párrocos de la
Villa.
Respecto a la propiedad del edificio, y por la brevedad del matrimonio
entre Alfonso XII y María dela Mercedes, no se realizó testamento alguno.
Atendiendo a las disposiciones legales, los herederos legítimos eran sus padres
Antonio de Orleans y Luisa Fernanda de Borbón. Sin embargo, los duques de
Montpensier rogaron al rey que conservara el palacio de Castilleja de la
Cuesta, junto a los bienes recibidos, en memoria de su hija. El rey devolvió
todos los bienes que producían renta a los duques de Montpensier y aceptó la
donación del palacio.
Su primogénita, la princesa de Asturias María de las Mercedes, nacida de
su segundo matrimonio con María Cristina de Habsburgo-Lorena, heredó el
palacio, quedando, ahora sí, abandonado.
LA LLEGADA DE
LAS MADRES IRLANDESAS PROCEDENTES DEL PUERTO DE SANTA MARÍA.
Procedentes de la ciudad gaditana, las citadas
religiosas se ubicaron por vez primera en el Palacio Real de Hernán Cortés el
día 29 de septiembre de 1889, festividad del Arcángel San Miguel, permaneciendo
en situación de alquiler hasta el año 1903, siendo ayudadas económicamente por
los marqueses de Méritos. Con ello quedaba constituido históricamente, el
tercer convento que ha conocido la Villa, denominado en esta ocasión de Nuestra
Señora de Loreto, en recuerdo de la Abadía irlandesa, en el Condado de Dublín,
de donde procedían las primeras religiosas que llegaron a Castilleja de la
Cuesta: M. Stanislao Murphy, superiora,
M. Paneralius Mac Carthy, profesora, M. Josefa Mac Evoy, secretaria, M.
Bernardette Millan, profesora, M. Malthero Millau, religiosa, M Scolastica
O´Donell, M. Xavier Kelly, religiosa, M. Lasseriau Purcell, religiosa, M.
Martín Byrne, religiosa, M. Martina O´Brieu, religiosa, M. Fidelis Fity
Patrioh, religiosa,M. Juliana Carroll, religiosa, M. Conceptión Tritter,
religiosa, M. Presentation Walshe, religiosa, entre otras”.
Al igual que ocurriría durante las obras efectuadas por
los duques de Montpensier en la cala palacio de Cortés, en las obras efectuadas
por las madres irlandesas, también se pueden diferenciar dos fases:
1ª) 1889-1915. la
ampliación de los pisos superiores de la fachada principal del edificio,
construcción de la nueva iglesia, patio que le precede y naves altas laterales
que comunican el palacio con la iglesia.
2ª) 1915-1968 Aumento de
naves laterales con fachada principal a calle real, porche interior frontero a
los jardines y ampliación de clases con entrada a la calle virgen de Loreto.
Pocos meses después de la llegada de las madres
religiosas a la casa palacio de Cortés, era remitida una carta por la Madre
Superiora de la Congregación, M.
Stanislaus Murphy, a la reina regente María Cristina, solicitando poder ampliar algunas dependencias del edificio a
comienzos de 1890.
El
Intendente General de la Real Casa y Patrimonio
B L M
Al
Excelentísimo Señor D. Antonio de Vivar, y tiene el sentimiento de
manifestarle, que la pretensión de las Madres Inglesas, instaladas en la casa
de Hernán Cortés, será probablemente denegada, no solo porque la finca
pertenece a una menor de edad, S. Alteza Real la Princesa de Asturias, sino
porque a instancias de las referidas madres, se están haciendo en ella gastos
que no bajarán del importe de un par de años de arrendamiento. Don Luis Moreno
y Gil de Borja aprovecha la ocasión para reiterarle… Palacio 10 de febrero de
1890.
En
ese mismo año, en el mes de agosto, se enviaba una nueva misiva por parte de la
madre superiora a la Casa Real solicitando en esta ocasión poder reparar la
noria existente en un lateral del jardín.
1890
Excelentísimo
Señor Intendente General de la Real Casa y Patrimonio.
La
superiora del convento del religiosas del Loreto, establecidas en el Palacio y
Parque de Hernán Cortés, situado en esta
Villa… Expone: que la noria de dicho parque se encuentra completamente oxidada,
y sus cangilones agujereados, estando completamente inútil para el riego, lo
que hará que en un plazo no lejano quede el expresado parque seco por falta de
agua; y como según informes adquiridos por la que suscribe, la compostura de la
referida noria importará próximamente unas quinientas pesetas, cantidad
relativamente pequeña si se tiene en cuanta el perjuicio que ha de sufrir el Real Palacio si se deja
en el estado en que se encuentra.
Suplica que V. E., tenga la bondad de dar las oportunas órdenes para que
dicha compostura se verifique en el plazo más brevemente posible… Castilleja de
la Cuesta agosto de 1890.
La
respuesta no tardaría en llegar, así, un mes más tarde, el día 17 de septiembre
la madre Superiora recibía la siguiente comunicación:
1890
Intendencia
General de la Real Casa y Patrimonio
Ilustrísima
Señora, enterado del escrito de 31 de agosto pasado, en que como Superiora del
Convento Colegio establecido en la Casa
Palacio de Hernán Cortés en esa localidad, solicita que se mande ejecutar la
recomposición de la noria del parque anejo al mencionado palacio, y teniendo en
cuenta el estado del mencionado aparato, es como se dice en dicho escrito, pero
que atendido a lo avanzado de la estación no urge su compostura, porque puede
usarse en las pocas veces que se necesite durante la próxima temporada de
invierno con la precaución y celo tenidos en estos últimos años; esta
Intendencia general ha dispuesto de acuerdo con lo informado por el Alcaide de
los Reales Alcázares de Sevilla, que la referida obra de compostura de la noria
del parque de que se trata se ejecute en el mes de mayo o junio del próximo año
de conformidad con lo
mandado en la Real Orden de 1878. De la
de S.M lo digo a V.S., como resolución a su citado escrito, para su
inteligencia y fines consiguientes…Palacio 17 de septiembre de 1890. El
Intendente general Luis Moreno.
El día 19 de agosto de
1891, su Majestad la Reina Doña María Cristina arrendaría el edificio de
Castilleja de la Cuesta a la Orden religiosa de las Madres Irlandesas por un
plazo de diez años, siendo aceptadas además algunas obras proyectadas por la
comunidad:
“S. M. la
Reina se ha dignado aceptar la prórroga del arriendo por diez años, autorizando
a Uds. Para que ejecuten las obras, con las siguientes condiciones: PRIMERA,
las obras ajustadas en un todo al plano y presupuesto que Uds. Presentarán, y
S. M. aprobará si lo encuentra aceptable, han de ejecutarse bajo la inspección
del Arquitecto que el Real Patrimonio designe. SEGUNDA, de las 4.000 pesetas de
renta que Uds. han de satisfacer, podrán retirar anualmente 3.000 para irse
reintegrando de los desembolsos que hagan, y entregarán los 1.000 restantes a
la Administración Patrimonial, a fin de que con ellas atienda al pago de
contribuciones y reparos de las tapias y cubiertas del edificio. TERCERA, las
obras quedarán a beneficio del inmueble sin que en ningún caso puedan Uds. Exigir
cantidad alguna a título de mejoras o de aumento de gastos.
De este modo, como todavía
resta un año de arriendo, y se conceden diez de prórroga, podrían Uds.
Reintegrarse cómodamente de la cantidad al que asciendan las obras, y la
Administración Patrimonial, ya que nada perciba durante tan largo plazo,
atenderá al menos a algunos gastos. La cuestión queda así resuelta a gusto de
Uds., por más que en ello no ganen mucho los intereses de S. A. R., para quién
desde un principio el arriendo viene teniendo poco de halagüeño. Uds., dirán si
aceptan o no las cláusulas indicadas, a reserva de tratar después con el Señor
Solís otras de menor importancia...”.
LA CAPILLA.
“En julio de 1892, M . Stanislaus Murphy y M. J. Anne Mc.
Evoy, fueron a Madrid para conseguir audiencia con la Reina Regente María
Cristina. Querían obtener el permiso (pues estaban en régimen de alquiler),
para edificar habitaciones y una capilla para el Colegio. No hay que olvidar
que la propietaria del edificio era su hija la Princesa de Asturias, María de
las Mercedes, nacida de su matrimonio con Alfonso XII que, al ser menor de
edad, no podía vender a las monjas la casa palacio. “Lo primero es la Capilla”,
les contestó la Reina y les dio autorización. Esta primera Iglesia fue
construida en lo que son actualmente las llamadas “dependencias de Hernán
Cortés”. Era pequeña y provisional, hasta que se pudiera hacer otra de mayores
dimensiones.
Tras
un largo periodo sin tener respuesta por la Casa Real, para la ampliación del
edificio, tras una nueva entrevista de algunas hermanas con la reina María
Cristina, y gracias a la medición de la condesa de Sástago, las obras para el
aumento de sus dependencias y la creación de un colegio fueron autorizadas el
día 25 de abril de 1892. El arquitecto que las ejecutaría sería Don José Gómez
Otero:
AÑO
1892.
Señora
Superiora del Convento del Instituto de la Bienaventurada Virgen María en
Castilleja de la Cuesta.
El excelentísimo señor intendente
General de la Real Casa y Patrimonio con fecha 22 de corriente, me dice de Real
Orden lo siguiente:
Visto los planos y presupuesto del edifico anexo, del Palacio de
Hernán Cortés de Castilleja de la Cuesta, que proyecta construir la Comunidad
arrendataria, remitidos V.S, con oficio N.º 15 de 11 de marzo pasado, y de
conformidad con el dictamen del Arquitecto Mayor interino de palacio y Sitios
reales; S. M. la Reina Regente, en nombre de su Augusto Hijo (q.D.g.), se ha
servido aprobar el referido proyecto, con supresión de las cuatro columnas de
fundición que no están justificadas en una nave de seis metros, y para que
habrá que aumentar el alma de las vigas desistiendo de las de catorce
centímetros, y disponer que las obras se ejecuten desde luego en la forma
estipulada bajo la inspección de esa Alcaidía. Lo que traslado a V.S., para
vuestro debido conocimiento. Dios guarde a Usted muchos años. Sevilla, 25 de
Abril de 1892.
AÑO
1893.
El excelentísimo señor intendente
General de la Real Casa y Patrimonio con fecha 2 de corriente, me dice lo que
sigue:
Su Majestad, la reina Regente
(q.D.g.), en nombre de su Augusta Hija, la Serenísima Señora Princesa de
Asturias, se ha servido acceder a la pretensión de la Señora Superiora del
Colegio establecido en la Casa Palacio de Castilleja de la Cuesta para construir a su costa un segundo
piso sobre el salón bajo, cubierto por una terraza que actualmente sirve de
sala de recibo, siempre que antes de comenzarse las obras, sean sometidas al
Arquitecto de esos Reales Alcázares, los planos y presupuestos que se formulen,
para que se cerciore de que la forma que se realicen es la más conveniente al
edificio, tanto por su construcción como por su decorado; y que la Congregación
se obligue en la forma de derecho que se juzgue más a adecuada a no reclamar
nunca a la propiedad indemnización alguna, por el importe de tales obras, las
cuales quedarán a favor del citado edificio, cuando por cualquier causa pudiera
terminar el arriendo del mismo. Lo que traslado a Usted para su debido
conocimiento. Dios guarde a Vuestra Merced muchos años. Sevilla, 4 de agosto de
1893.
1894
Reales Alcázares de Sevilla.
El
Excelentísimo Señor Intendente General de la Real Casa y Patrimonio en
Real Orden de 13 del actual, me participa la aprobación del plano y presupuesto
de la obra de reconstrucción de las habitaciones ruinosas adosadas a esa casa
Palacio recomendando que precisamente recoja de V. un documento en idéntica
forma que lo hizo para la anterior obra de 20 de agosto del año pasado,
acreditando en el su conformidad, de que al efectuar a su costa las del piso
alto que en dicho presupuesto se determina, sea sin derecho a reclamar en
ningún tiempo indemnización alguna por el importe de tales obras que quedarán a
favor del edificio cuando por cualquier
concepto terminase el arrendado del mismo. Dios guarde muchos años a V, Sevilla
18 de junio de 1894. P.A. Manuel de Lara.
Destacar de las mencionadas cuentas, las
cifras que alcanzaron la construcción de la actual escalera de fábrica de
ladrillos, alicatada de azulejos por su frente y solada de losetas con pasamano
sencillo en la primera ida y dos pasamanos de pared en la segunda ida.
Tras las obras efectuadas durante este periodo, el
edificio continuaba estando definido por dos grandes estructuras, las antiguas
dependencias de la hacienda del siglo XVI propiedad del señor Alonso Rodríguez,
donde fallece Hernán Cortés y las nuevas obras efectuadas por los señores
duques de Montpensier durante buena parte de la segunda mitad del siglo XIX:
AÑO DE
1903.
“Finca: una Casa-Palacio
nombrado de Hernán Cortés, situado en la villa de Castilleja de la Cuesta y su
Calle Real, designado con el número cincuenta y nueve de gobierno con sus
jardines y verjas en su fachada principal, la casa del conserje y caballerizas
con el cuarenta y tres y cuarenta y cinco y las cuadras que se hallan en la
Calle de Tomares con el dos, cuatro y seis accesorios. Linda por la derecha de
su entrada con Callejón Nuevo, por la izquierda con la Calle de Tomares y por
el centro o fondo con el Camino Nuevo que dirige a la Villa de Tomares.
El Palacio que está
defendido por una verja en su frente, comprende en la parte inmediata a la
Calle de la Infanta, los restos de la casa que perteneció a Hernán Cortés,
compuestos hoy de un vestíbulo con puerta a una sala y de una galería que
proporciona ingreso a varias habitaciones bajas...da acceso a un patio en que
existe una alberca y vestigios de haber sido habitaciones de la antigua casa.
En el centro de la fachada de estilo mudéjar está la puerta principal del
Palacio, que da ingreso a un vestíbulo desde el cual, por un corredor, se pasa
a tres habitaciones y un salón con vistas al jardín y a otras con luces a la
fachada del piso entresuelo y principal. En el jardín hay dos pozos, uno con
noria y alberca y está cerrado de tapia por los lados, que linda con las calles
de la Infanta y de Tomares, y con un vallado en la parte que linda con el
callejón de servidumbre”.
Años antes de ser adquirido definitivamente el edificio a la Casa Real,
la congregación adquiría en propiedad unos terrenos limítrofes a los del
palacio de Cortés, realizando obras de
ampliación, fueron las llamadas Escuelas
de Niñas Pobres, durante los años 1899-1901.
En 1903 el antiguo
palacio de los Montpensier fue adquirido en propiedad por la Orden religiosa,
imposible hasta entonces por la minoría de edad la Princesa de Asturias, la
señorita María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo a quién correspondía la
propiedad del edificio, al haber sido heredado tras el fallecimiento de su
padre el Rey Alfonso XII. La escritura de compra e hipoteca, fechada en 16 de
mayo del año citado, fue realizada entre la religiosa Juana Murphy y Gould,
natural de Cork, Irlanda, y el Excelentísimo señor Fernando de la Serna y
Zuleta, marqués de Irán, en nombre y en representación de S.A.R, el Infante don
Carlos de Borbón y Borbón, viudo de doña Mercedes de Borbón, fallecida el día
17 de octubre de 1904. El precio estipulado por la corona fue el de ciento diez
mil pesetas, diez mil fueron entregadas por la orden irlandesa en el acto del
otorgamiento de la escritura, y los cien mil restantes en diez anualidades de
diez mil pesetas cada una. Finalmente, el día 22 de abril de 1912 fueron
realizadas nuevas escrituras públicas, tras la cancelación de la hipoteca del
edificio, siendo firmadas nuevamente por la citada señora Murphy y el
mencionado marqués de Irún, pasando definitivamente su propiedad a las
religiosas.
1908-1910
LA NUEVA IGLESIA.
Será durante este
periodo cuando se lleven a cabo las obras de construcción de la nueva iglesia,
sufragada en parte por el señor
Francisco de Medina y Esquivel y su esposa la señora Dolores Garvey y Capdepon;
sepultados ambos delante del presbiterio del edificio.
Respecto a la autoría de los planos de la nueva iglesia,
estos fueron levantados en estilo neogótico por el afamado arquitecto don José
Espiau y Muñoz, autor entre otras obras del Hotel Alfonso XIII y del Edificio
La Adriática, ambos para la ciudad de Sevilla.
La tarde del día 26 de mayo de 1908, durante los
actos de celebración, con motivo de las Bodas de Oro en Religión de M.
Stanislaus Murphy, se produjo uno de los acontecimientos arquitectónicos más
relevantes para el futuro de la Congregación, cual fue la colocación de la
primera piedra de la nueva iglesia del Colegio. Junto a la piedra se colocó una caja de zinc
encerrando monedas, algunas medallas, un número del periódico católico de
Sevilla “Correo de Andalucía” de esa fecha y un documento describiendo el acto.
En él se daba el nombre del arzobispo, Superiora de la Comunidad, Arquitecto,
etc.; firmado por todos ellos y por otras personas amigas. Por cierto,
edificándose sobre los restos de la vieja casa en las que murió Hernán Cortés,
al punto que no quedaron de aquellos restos algunos; señalándose por tradición
un aposento bajo del actual edificio, como el lugar en el que el heroico
caballero entregó su espíritu a Dios; al igual que un lienzo de muro que
formaron parte de un patio, pertenecieron a la morada del citado Alonso
Rodríguez.
El día
3 de diciembre de 1910, el arzobispo de Sevilla, el señor don Enrique Almaraz y
Santos, inauguró y bendijo la nueva capilla.
Descripción
de la capilla recogida en los “Anales”
del edificio realizado por las hermanas religiosas en el año de 1915:
“En la Iglesia
se han llevado a cabo notables mejoras. Los muros que rodean al altar se ven
cubiertos de rico peluche granate oscuro sobre el que lucen bonitas molduras
doradas, cuyo dibujo en armonía con el estilo de la capilla parece un encaje
que se destaca sobre el fondo donde se apoya. Más arriba, a uno y otro lado,
pero algo más bajos del camarín central de la Santísima Virgen, hay dos nichos
en los muros, de forma gótica y grandes dimensiones. En sus huecos que van
forrados de peluche granate también, pueden admirarse las hermosas imágenes del
Sagrado Corazón de Jesús a la derecha y San José a la izquierda. A ambos lados
de cada nicho hay dos brazos dorados que sostienen bujías eléctricas; y allí
donde antes estaban los pedestales de las imágenes ya dichas, se elevan dos
enormes candelabros verdaderas obras de arte y modelo de buen gusto cuyas velas
forman una piña. Es maravilloso el efecto que causa el conjunto de tantas luces
cuando en las grandes fiestas se ilumina la Iglesia; pero lo que más atrae las
miradas de aquellos que la visitan es la Imagen Bendita de la Santísima Virgen
arriba en su camarín, rodeada de la corona de doce estrellas, tan hermosa y
pura que bien se comprende sea usual oír de los labios de las personas que
después de contemplarla quieren expresar algo de lo que sienten: ¡si esto
parece un pedacito de cielo!”.
Ya por aquel entonces, el único recuerdo antiguo que
el edificio ha conservado, tras pasar por las obras efectuadas por los duques y
las madres irlandesas, y que a la presente existe, es el de las hojas de la
puerta principal del palacio, pues por el estado de deterioro de las maderas, y
por las formas de sus bisagras, clavazón y llamadores de hierro forjado, puede
afirmarse que datan del siglo XVI.
Casi
tres años después de la inauguración del nuevo templo, el 13 de junio de 1913 eran
iniciadas las gestiones por la Real Academia de la Historia, a instancias de la
Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Sevilla, para que histórico
Palacio de Hernán Cortés, tras ser catalogado, fuese nombrado Monumento
Artístico Nacional. En el primer informe remitido para ello se recogería la
siguiente información:
“Noticia de
esta Real Academia de la Historia, de la casa en que murió, en Castilleja de la
Cuesta, de esta Provincia, el célebre conquistador español, Hernán Cortés, y
que modernamente fue Palacio de los Duques de Montpensier. Se halla en grave
estado de desaparecer, ha acordado la Academia, interesar de esa Comisión de
Monumentos, se sirva enviarle su autorizado informe en que se da cuenta de lo
que haya y pueda haber en el asunto, expresamente también los medios que, a su
juicio puedan conducir al loable fin de salvar de la desaparición el expresado
edificio, que tan importante papel desempeña en la Historia de España. En
nombre y por acuerdo de la Academia, y para los efectos oportunos lo pongo en
conocimiento de V. E., cuya vida... Madrid 31 de marzo de 1913. El Secretario”.
Tras la finalización
de las obras de la nueva capilla, se iniciaría una nueva etapa constructiva
entre (1912-1915); en esta ocasión, ampliando y prolongando el espacio
siguiente a partir de la gran torre, con fachada a la misma calle real, con una
longitud de 67,10 metros, formado en parte por dos pisos y en el resto por una
nave alta de un solo piso.
Seguidamente, en 1915 se finaliza la
construcción del patio delantero de la capilla con fuente en el centro de 253,
75 m2 de superficie y se construyen las dos galerías con piso alto cubierto
sobre columnas de fundición con una superficie de 90,72 metros cuadrados que
conectaban las dependencias señoriales con las partes altas de las naves de la
nueva capilla.
Respecto a la
colección de los objetos que albergó el Museo del Palacio de Cortés, que los
duques de Montpensier fueron reuniendo en torno a la figura de Cortés, entre
los que se encontraba el mencionado libro de firmas, y a numerosos recuerdos
mejicanos, en el año de 1889, y coincidiendo con la llegada de las madres
irlandesas, los bienes fueron depositados en los Reales Alcázares de Sevilla
siendo reclamados por la Casa Real el día 27 de noviembre de 1928, para ser
depositados nuevamente en su lugar de origen, siendo custodiado, en esta
ocasión, por las madres irlandesas. Por último, tras proclamarse la II
República en 1931, y ante el temor del saqueo de dicho convento, la colección
fue depositada en el Archivo de Indias de Sevilla, para finalmente, ser enviada
al Museo de América de Madrid de donde nunca volvería.
Las últimas obras realizadas en la propiedad de las
madres irlandesas, fueron un pabellón nuevo de clases realizadas durante el
verano de 1965, según memoria realizada por el Arquitecto D. Joaquín Barquín y
Barón.
“Pese a estas ampliaciones
ya practicadas, el Instituto, consciente de que se posible extender más aún la
enseñanza, dado las necesidades que por falta de centro todavía existen no solo
en Castilleja de la Cuesta, sino en las poblaciones y barriadas inmediatas, y
dada la amplitud espléndida de la finca, ha pensado en realizar una nueva e
importante ampliación, tema del presente proyecto.
De esta forma, aquel
primitivo Palacio de Hernán Cortés, vio surgir nuevas edificaciones para aulas,
que desarrolladas en la finca de forma conveniente y óptimas para el respeto y
conservación de la fisonomía y ambiente de la histórica construcción, lo dotará
al mismo tiempo de un sector de clases, que respondiese plenamente a las
necesidades actuales de la enseñanza y concepto a que deben responder en el
momento presente los edificios destinados a tal fin.
Programa desarrollado. Se proyecta la construcción en edificación exenta situada en el lugar
contiguo al actual pabellón principal de clases y fácil de enlazar con él
mediante paso cubierto. Este nuevo edificio consta de tres plantas, disponiendo
de una zona de Dirección, con despachos para Dirección, Secretario, oficina de
Secretaría y Servicios, Biblioteca y zona de aulas con diez clases, dos
laboratorios, locales para material escolar y servicios de alumnas. Parte de la
planta baja se deja abierta, destinándose a gimnasio y recreo cubierto, tan
conveniente este para los días de lluvia o muy calurosos.
Resumen económico. El presupuesto total de la obra
asciende a la cantidad de 5.472.880 pesetas; resultando por tanto su costo por
metro cuadrado de 3.500 pesetas”.
(Fragmentos de mi ponencia presentada en el Colegio de las Irlandesas de Castilleja de la Cuesta el pasado 24 de mayo, organizada por el AMPA, con motivo del 470 aniversario del fallecimiento de Hernán Cortés)
(Fragmentos de mi ponencia presentada en el Colegio de las Irlandesas de Castilleja de la Cuesta el pasado 24 de mayo, organizada por el AMPA, con motivo del 470 aniversario del fallecimiento de Hernán Cortés)