Sobre los colores de
la Giralda de Sevilla
Juan Prieto Gordillo
Profesor
Universidades UHU y UPO.
A colación del artículo publicado en el Diario ABC, el día 4 de enero
del presente año, en el que se hacía mención a la desaparecida policromía que engalanó
a la torre de la Giralda durante siglos,”...que tenía
un color almagre en toda la fachada…; no sólo tenía esa variedad cromática rojiza, sino
que estaba repleta de pinturas
murales y policromías que ya han desaparecido por completo…”.[1]Aportamos
en esta nueva ocasión, algunos datos que
lo corroboran.
Manteniendo un discurso cronológico, ya en el siglo XVI se decidió
acometer una reforma para añadirle el campanario que incluiría un programa
iconográfico que respetaría el color almagre que tenía la torre almohade aprovechándose
el momento para «cristianizar»
la torre. Los trabajos arquitectónicos se le encargan a Hernán Ruiz, mientras que para los
frescos se contrata a Luis
de Vargas, que las hace entre 1553 y 1558. Estos murales, de gran
variedad de colores, se fueron perdiendo con el paso del tiempo hasta que, en
1884, Fernández Casanova decide eliminarlas del todo por su deterioro, junto
con el color rojizo que tenía la Giralda.[2]
Recreación de la Giralda «roja»- Edartec Consultores
S.L.
Cuenta el historiador Manuel Jesús Roldán que en el cuadro de las Santas Justa y Rufina de Miguel de Esquivel (1621) se
aprecian los murales que había en la cara norte de la Giralda: «En un tondo debajo del primer balcón está la
Anunciación. A izquierda y derecha, dos machones que todavía se notan donde
estaban San Isidoro y San Leandro -a un lado- y Santas Justa y Rufina al otro.
Encima de ese balcón, en un arco polilobulado con decoración musulmana, un
Calvario completo (Cristo, la Virgen y San Juan). En esa misma fachada, no está
identificado pero había pinturas en los balcones que eran los Evangelistas. En
el resto de las caras lo que se sabe es que representaban a los Doctores de la
Iglesia, los apóstoles y a santos sevillanos».
Recientes investigaciones llevadas a cabo en el
archivo Arzobispal hispalense, dan fe de lo mencionado con anterioridad; aunque
con una diferencia de doscientos años de diferencia (1748), que ofrecen datos
concretos al respecto. Recuerda Manuel Jesús Roldán que, antes del terremoto de
Lisboa, existe un acta del 2 de septiembre de 1748 en la que se encarga a Domingo Martínez -el
pintor del momento (San Luis de los Franceses, San Telmo...)- la restauración
de los frescos. Un nuevo lo dato corrobora todo. En esta ocasión, en la carta
de pago entregada al citado pintor Martínez, en la que se recoge la siguiente
información:
“Pinturas en
la torre de la Catedral: En 19 de noviembre de 1748, 81.600 maravedíes a D.
Domingo Martínez, los mismos en que se ajustó el pintado con el suso dicho de
la efigies del santísimo Cristo, Nuestra Señora y los Santos Patrones, Señor
San Ysidoro y San Leandro; y de las Santas Vírgenes con la inscripción de la
lápida todo en una de las fachadas de la torre de esta Santa Yglesia; lo que se
ha executado en virtud del Auto Capitular de 2 de septiembre de este año según
despacho de los Señores de Fábrica en que fue hecha”.[3]
Los machones que aún se conservan en la cara norte de la
Giralda - J. M. SERRANO
Detalle del cuadro de Miguel de Esquivel donde se aprecian
los frescos – ABC
Respecto a la policromía que revestía a la escultura
que remata el conjunto, conocida por el Giraldillo, y siguiendo la información
en el Diario ABC que nos ocupa, el delegado de Patrimonio de la Archidiócesis, Antonio Rodríguez Babío, que hizo su
tesis de licenciatura en Roma precisamente sobre la decoración de la Giralda, afirmaba
que para rematar la nueva iconografía de la torre de la Catedral, se subió en
1568 el coloso en bronce policromado que representaba la virtud de la fe victoriosa (aunque estudios
más recientes apuntan a que simboliza la virtud de la fortaleza): el
Giraldillo. Aquello ocurrió el 13 de agosto de 1568, hace ahora 450 años.
Dos siglos después, en 1770, le fueron realizadas a
dicha escultura broncínea algunas reformas, recogidas gracias a las cartas de
pago localizadas en el mencionado archivo sevillano. Reseñas, los pagos
efectuados al maestro fundidor Juan Barales, por la fundición de la bandera de
metal[4];
realización de un nuevo perno[5];
nuevo pago por el resto de la palma, y del dorado de la estatua[6].
Una nueva descripción de Rodríguez Babío nos la
muestra de la siguiente forma: «estaba policromado de
la siguiente manera: en color carne las partes de la piel; la túnica de color
azul y partes rojas; el casco, la coraza, el lábaro y la palma de oro, en color
dorado».
[1] Diario
ABC de Sevilla, 4/01/2019
[2] Idem
[3] AGAS.
Catedral. Libramientos (1746-50). Año, 1748, fol.423.
[4] AGAS.
Catedral. Libramientos Año, 1770, fol.67.
[5] AGAS.
Catedral. Libramientos Año, 1770, fol.304-05.
[6] AGAS.
Catedral. Libramientos Año, 1770, fol.309-311..