JUAN BLANCO PAJARES, AUTOR DE LA MULA QUE ENCARGARÍA LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SANTIAGO APÓSTOL DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (SEVILLA), PARA ACOMPAÑAR LOS ACTOS LITÚRGICOS DE LA NAVIDAD.
Juan
Prieto Gordillo
Doctor
en Historia del Arte
Archivero
de la Sacramental de Santiago.
En el mes de marzo de 1898, nace
en la calle Mártires de Don Benito (Badajoz) Juan Blanco Pajares. Hijo de
Miguel y de María Juana, forma parte de una familia en extremo humilde, que
llevan a Juan a realizar desde niño labores de pastoreo. Ya entonces, impulsado
por su inclinación artística heredada por su abuelo materno, va realizando en
barro toda clase de figuras que se le van ocurriendo, según veía, en toda
manifestación que le va mostrando la naturaleza.
A raíz de su matrimonio en 1925,
Juan Blanco decide marcharse a Madrid para matricularse en la Escuela de Bellas
Artes de San Fernando, corriendo todo tipo de gastos por cuenta de su cuñada
Juana, que poseía un gran capital. En la Corte va alternando sus estudios
escultóricos y de imaginería en «Talleres de Arte», empresa regentada por un
sacerdote en la que se formaban jóvenes promesas cuyas obras eran comerciadas
por el religioso empresario. Es entonces cuando sus trabajos comienzan a ser
reconocidos, apareciendo en la “Sección de Arte” de varios medios difusores escritos,
siendo objeto de numerosas entrevistas periodísticas que desafortunadamente su
familia ha extraviado.
En esta Escuela de Bellas Artes,
nuestro artista calabazón recibe clases de escultura del profesor D. Julio
Vicent Mengual; no obstante, nunca tomó parte de las clases de Mateo Inurria
Lainosa, como hasta aquí se ha difundido en varios medios, aunque su familia
nos cuenta que tenía excelentes relaciones con este famoso escultor cordobés
que impartía clases de Modelado y Vaciado en el centro citado.
El hecho de haber defendido la II
República en su localidad calabazona (Don Benito), a Blanco Pajares le
acarreará dificultades socio-laborales. Es cuando decide en 1940 emigrar a
Castilleja de la Cuesta, ciudad sevillana que, conociendo sus habilidades y siendo
una región donde se cultiva toda clase de arte, le acoge con gran cariño. Allí
comienza su gran tarea de escultura e imaginería que iba a ser distribuida por
buena parte de España. Será por estos años cuando realice la mula para la Hermandad
sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Dicha
escultura forma parte de las escenas que se representan en el altar mayor de la
parroquia decana de Santiago Apóstol de la localidad, durante la celebración en
las navidades, de las denominadas Jornaditas.
En esta ciudad sevillana vivió de
alquiler durante algunos años hasta que, con el tesón impuesto por su voluntad
en el trabajo, reunió un moderado patrimonio que le permitió adquirir su propia
vivienda, montar su taller y recibir algunos intereses bancarios.
Es también en esta localidad
donde ideó una “artimaña” escultórica por entonces desconocida entre los
artistas de por allí, llamada la «ampliación a compás». Consistía en el uso de
un aparato de armadura metálica que sostenía una regla graduada terminada en
punta con la que se marcaban todos los puntos en el modelo a realizar, y que
apoyándose en dicha regla se utilizaba el compás y se ampliaba a tamaño
deseado. Esta técnica, unida a sus cualidades, le dio fama entre los escultores
sevillanos, que le encargaban abundantes y diversas obras. Hablamos de
escultores (amigos suyos) como Antonio Illanes Rodríguez, Buiza, Antonio
Castillo Lastrucci, etcétera. Algunas publicaciones afirman que Juan Blanco fue
alumno de este último, aspecto que desmiente su familia. Ésta añade que los
grandes pasos religiosos y esculturas de moderados volúmenes eran encargados a
Juan Blanco, sólo que los firmaban los mismos artistas comisionados, a quienes
se les atribuye, siendo confirmado, por tanto, lo que afirman ciertas publicaciones
de que muchas de las obras escultóricas difundidas por España pertenecen a la
gubia de nuestro artista calabazón, aunque hayan sido atribuidas a otros
entalladores.
En abril de 1930 participa en la
Exposición Iberoamericana de Sevilla, recibiendo, de manos de Alfonso XIII, una
mención honorífica como Expositor en Bellas Artes en el pabellón de
Extremadura, donde mostró sus esculturas, ornamentos y artes religiosos.
Aun con estas controversias en su
vida artística, el artista de Don Benito realizó obras encargadas desde
Sevilla; varios «Sagrados Corazones» para San Juan de Aznalfarache; diversas
imágenes para la Cofradía de Ferroviarios de Mérida, que al menos en 1951
pertenecía a la RENFE ; también hizo obras para Albacete, Villanueva de la
Serena, Madrid, Don Benito; la Patrona de Villacarrillo, la Virgen del Rosario
(en la fotografía, existe una anotación del imaginero que expone que se
encuentra sin niño), Virgen de los Dolores y el Jesús Nazareno; para
Guadalcanal, Ginés, Aracena, Ávila; el encargo de Doña Concha Mármol en 1944;
el Cristo de la Columna de Andújar; y un Sagrado Corazón para Valladolid que
medía 4,60 metros de altura; y un sinfín de trabajos para otras muchas ciudades
que su familia no recuerda, pero que requirieron en algunos años de su vida
profesional la ayuda en su taller de hasta tres escultores más, junto a la de
su hijo Juan Antonio.
Entre otras anécdotas, su familia
cuenta que en una ocasión el industrial maderero que surtía al artista
calabazón había descuidado el almacenamiento del preciado material. Siéndole
muy preciso para un trabajo urgente, Blanco se enteró del inminente derribo de
un ciprés en el Cementerio Municipal. De inmediato, gestionó con el Alcalde la
compra del citado árbol y en poco más de dos días el ciprés se había convertido
en tablones listos para la talla. Igualmente, cuenta el hijo, que a su padre le
encantaba el teatro, la pintura en lienzo y también la tertulia con los amigos,
a las que casi nunca faltaba hablando de su equipo favorito, el Real Betis
Balompié. Casi siempre departía de su pueblo natal, de aquella «Escuela de
Artes y Oficios», y sintiendo algo de morriña viajaba casi todos los años a Don
Benito, Mérida y Villanueva de la Serena.
Juan Blanco Pajares dejó de
trabajar en la escultura teniendo 80 años cumplidos y nos dejó el 20 de mayo de
1984 a los 86 años de edad (1).
1.
http://soledadvillacarrillo.blogspot.com/p/biografia.html