miércoles, 9 de septiembre de 2020

DOCUMENTADA UNA NUEVA OBRA DEL TALLISTA JUAN BLANCO PAJARES: AUTOR DE LA MULA PARA LA CELEBRACIÓN DE LAS JORNADITAS DE LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SANTIAGO DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (Sevilla)

JUAN BLANCO PAJARES, AUTOR DE LA MULA QUE ENCARGARÍA LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SANTIAGO APÓSTOL DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (SEVILLA), PARA ACOMPAÑAR LOS ACTOS LITÚRGICOS DE LA NAVIDAD.

Juan Prieto Gordillo

Doctor en Historia del Arte

Archivero de la Sacramental de Santiago.

 

En el mes de marzo de 1898, nace en la calle Mártires de Don Benito (Badajoz) Juan Blanco Pajares. Hijo de Miguel y de María Juana, forma parte de una familia en extremo humilde, que llevan a Juan a realizar desde niño labores de pastoreo. Ya entonces, impulsado por su inclinación artística heredada por su abuelo materno, va realizando en barro toda clase de figuras que se le van ocurriendo, según veía, en toda manifestación que le va mostrando la naturaleza.

A raíz de su matrimonio en 1925, Juan Blanco decide marcharse a Madrid para matricularse en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, corriendo todo tipo de gastos por cuenta de su cuñada Juana, que poseía un gran capital. En la Corte va alternando sus estudios escultóricos y de imaginería en «Talleres de Arte», empresa regentada por un sacerdote en la que se formaban jóvenes promesas cuyas obras eran comerciadas por el religioso empresario. Es entonces cuando sus trabajos comienzan a ser reconocidos, apareciendo en la “Sección de Arte” de varios medios difusores escritos, siendo objeto de numerosas entrevistas periodísticas que desafortunadamente su familia ha extraviado.

En esta Escuela de Bellas Artes, nuestro artista calabazón recibe clases de escultura del profesor D. Julio Vicent Mengual; no obstante, nunca tomó parte de las clases de Mateo Inurria Lainosa, como hasta aquí se ha difundido en varios medios, aunque su familia nos cuenta que tenía excelentes relaciones con este famoso escultor cordobés que impartía clases de Modelado y Vaciado en el centro citado.

El hecho de haber defendido la II República en su localidad calabazona (Don Benito), a Blanco Pajares le acarreará dificultades socio-laborales. Es cuando decide en 1940 emigrar a Castilleja de la Cuesta, ciudad sevillana que, conociendo sus habilidades y siendo una región donde se cultiva toda clase de arte, le acoge con gran cariño. Allí comienza su gran tarea de escultura e imaginería que iba a ser distribuida por buena parte de España. Será por estos años cuando realice la mula para la Hermandad sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Dicha escultura forma parte de las escenas que se representan en el altar mayor de la parroquia decana de Santiago Apóstol de la localidad, durante la celebración en las navidades, de las denominadas Jornaditas.

En esta ciudad sevillana vivió de alquiler durante algunos años hasta que, con el tesón impuesto por su voluntad en el trabajo, reunió un moderado patrimonio que le permitió adquirir su propia vivienda, montar su taller y recibir algunos intereses bancarios.

Es también en esta localidad donde ideó una “artimaña” escultórica por entonces desconocida entre los artistas de por allí, llamada la «ampliación a compás». Consistía en el uso de un aparato de armadura metálica que sostenía una regla graduada terminada en punta con la que se marcaban todos los puntos en el modelo a realizar, y que apoyándose en dicha regla se utilizaba el compás y se ampliaba a tamaño deseado. Esta técnica, unida a sus cualidades, le dio fama entre los escultores sevillanos, que le encargaban abundantes y diversas obras. Hablamos de escultores (amigos suyos) como Antonio Illanes Rodríguez, Buiza, Antonio Castillo Lastrucci, etcétera. Algunas publicaciones afirman que Juan Blanco fue alumno de este último, aspecto que desmiente su familia. Ésta añade que los grandes pasos religiosos y esculturas de moderados volúmenes eran encargados a Juan Blanco, sólo que los firmaban los mismos artistas comisionados, a quienes se les atribuye, siendo confirmado, por tanto, lo que afirman ciertas publicaciones de que muchas de las obras escultóricas difundidas por España pertenecen a la gubia de nuestro artista calabazón, aunque hayan sido atribuidas a otros entalladores.

En abril de 1930 participa en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, recibiendo, de manos de Alfonso XIII, una mención honorífica como Expositor en Bellas Artes en el pabellón de Extremadura, donde mostró sus esculturas, ornamentos y artes religiosos.

Aun con estas controversias en su vida artística, el artista de Don Benito realizó obras encargadas desde Sevilla; varios «Sagrados Corazones» para San Juan de Aznalfarache; diversas imágenes para la Cofradía de Ferroviarios de Mérida, que al menos en 1951 pertenecía a la RENFE ; también hizo obras para Albacete, Villanueva de la Serena, Madrid, Don Benito; la Patrona de Villacarrillo, la Virgen del Rosario (en la fotografía, existe una anotación del imaginero que expone que se encuentra sin niño), Virgen de los Dolores y el Jesús Nazareno; para Guadalcanal, Ginés, Aracena, Ávila; el encargo de Doña Concha Mármol en 1944; el Cristo de la Columna de Andújar; y un Sagrado Corazón para Valladolid que medía 4,60 metros de altura; y un sinfín de trabajos para otras muchas ciudades que su familia no recuerda, pero que requirieron en algunos años de su vida profesional la ayuda en su taller de hasta tres escultores más, junto a la de su hijo Juan Antonio.

Entre otras anécdotas, su familia cuenta que en una ocasión el industrial maderero que surtía al artista calabazón había descuidado el almacenamiento del preciado material. Siéndole muy preciso para un trabajo urgente, Blanco se enteró del inminente derribo de un ciprés en el Cementerio Municipal. De inmediato, gestionó con el Alcalde la compra del citado árbol y en poco más de dos días el ciprés se había convertido en tablones listos para la talla. Igualmente, cuenta el hijo, que a su padre le encantaba el teatro, la pintura en lienzo y también la tertulia con los amigos, a las que casi nunca faltaba hablando de su equipo favorito, el Real Betis Balompié. Casi siempre departía de su pueblo natal, de aquella «Escuela de Artes y Oficios», y sintiendo algo de morriña viajaba casi todos los años a Don Benito, Mérida y Villanueva de la Serena.

Juan Blanco Pajares dejó de trabajar en la escultura teniendo 80 años cumplidos y nos dejó el 20 de mayo de 1984 a los 86 años de edad (1).

1.      http://soledadvillacarrillo.blogspot.com/p/biografia.html






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