PINCELADAS PARA HISTORIA DE
LA HERMANDAD DEL DULCE NOMBRE DE SEVILLA.
No fueron fáciles las primeras décadas del
siglo XVIII para la hermandad del Santísimo Cristo
del Mayor Dolor y Dulcísimo Nombre de María, así como para el edificio
religioso donde residía desde hacía años, la Casa de Niñas Huérfanas de dicha
ciudad de Sevilla.
Ante la desidia de muchos de sus
hermanos, y el estado ruinoso que presentaba el edificio, sería el señor D. Juan
José del Castillo, quién se haría cargo de ambas cuestiones, la restauración
del inmueble y el funcionamiento de la corporación religiosa ¿Quién fue el
mencionado Juan José del Castillo?
Juan José del Castillo y de la Barrera fue “Alcalde de
la Hermandad en el Estado Noble de Caballeros; hidalgo en las villas de Cumbres
de San Bartolomé y Gines, contador por S. M. de la Artillería de esta ciudad y
Flotas y Armadas de los Reinos de Indias; escribano del Ilustrísimo Cabildo y
Regimiento de la ciudad de Sevilla”; fue nombrado Gobernador de Gines a
finales del siglo XVII por el propietario de la misma el Excmo. Señor. D. Alexo
Manrique de Guzmán Zúñiga y Pacheco, “del
consejo supremo de Italia, mayordomo y gentil hombre de cámara de su majestad”.
A partir de este instante ostentaría la representatividad de Señor de Gines, al
tiempo que se le otorgaba el cargo de Administrador de la Justicia en “primera instancia”.
Como hermano que fue de la hermandad del
Santísimo Cristo del Mayor Dolor y Dulcísimo Nombre de María desde finales del
siglo XVII, y ante la indolencia de muchos de sus componentes, durante los
últimos años de la década de l720, fue quién se encargó de organizar los cultos dedicados al
Santísimo Sacramento, costeando de su caudal una misa todos los días de fiesta
que se decía por los religiosos del convento del Santo Ángel, convirtiéndose en
el encargado de custodiar diferentes prendas y alhajas de su culto y adorno[1].
Fue en el año 1730, al estarse
hundiendo y amenazando ruina la iglesia de dicha Casa de Niñas Huérfanas, cuando
por mediación del señor del Castillo fueron trasladadas las imágenes titulares
de la hermandad a la iglesia de Santiago el Viejo, una vez conseguida la licencia del señor Juez de la Iglesia, con
todos los bienes que les pertenecían; entre los que se hallaban: dos cálices
con sus patenas de plata y uno de metal sobredorado; dos vinajeras y un platito
de plata; una túnica del Santísimo Cristo de tela de color ámbar, y veinte
pesos en que se vendió el púlpito de hierro que estaba en el orfanato, todo lo
cual pertenecía al Santísimo Cristo[2].
Curiosa es la reseña de la túnica del Santísimo Cristo de tela de
color ámbar ¿Se trataría de una pieza textil perteneciente a la imagen
titular de la hermandad de la Bofetá con la que ya por aquellos años se hubo
fusionado; o bien un faldellín largo que se colocase al Santísimo Cristo del
Mayor Dolor?
Gracias a la siguiente información
se tiene constancia de que la fusión entre ambas corporaciones ya se había realizado
a finales del siglo XVII, pues en una
carta de pago, por valor de 325 reales de vellón, fechada el día 23 de enero de
1698, Juan José del Castillo es citado como “representante (prioste) y
hermano de la hermandad del Santísimo Cristo de la Bofetada, residente en la capilla
de las Niñas Huérfanas, frente a la parroquia de la Magdalena”; a través del
escrito entregaba a los señores Luis Vázquez y a Manuel Fernández, oficiales de
la hermandad y cofradía del Santísimo Cristo del Silencio, y Madre de Dios de
la Amargura, sita en aquellos años en la parroquia de San Julián, dicha
cantidad para “su ayuda”.
Juan José del Castillo y de la Barrera
fallecía en Sevilla el día 18 de enero de 1732 siendo enterrado dos días
después en la iglesia parroquial de Señor Santiago el Viejo de esta ciudad. Los
costos de dicho entierro ascendieron a cincuenta y un reales de vellón[3].
Su cuerpo difunto fue amortajado con el hábito
de Nuestro Padre Señor San Francisco, y sepultado el día veinte de enero en la
dicha iglesia parroquial de Señor Santiago el Viejo de dicha ciudad de Sevilla,
en la bóveda que dicho matrimonio construyó debajo del altar del Santísimo
Cristo de las Tres Caídas de dicha Iglesia, propiedad igualmente de ambos, tal
y como se recoge en una nueva cláusula de su testamento, ”…y la cantidad que fuese necesario para dorar
y estofar el retablo del altar mayor del Santísimo Cristo de las Tres Caídas,
de la iglesia de Santiago el Viejo de Sevilla, que era de la propiedad del
matrimonio, siendo enterrados en su bóveda”.
Juan Prieto Gordillo
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