jueves, 4 de junio de 2020

SIGLOS DE DEVOCIƓN HACIA NUESTRA SEƑORA DE LA SOLEDAD DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (SEVILLA)


LA DEVOCIƓN A NUESTRA SEƑORA DE LA SOLEDAD DE CASTILLEJA  DE  LA  CUESTA  A  TRAVƉS  DE  LOS  SIGLOS.

                                                                                        Juan Prieto Gordillo
                                       Profesor de las Universidades de Huelva y UPO de Sevilla.
                                    Historiador y Archivero de la Hermandad Sacramental de Santiago.
                       

 CONTEXTO HISTƓRICO DE CASTILLEJA DE LA CUESTA EN EL SIGLO XVI:

NUEVAS VISITAS DE LA ORDEN MILITAR DE SANTIAGO A LA VILLA.

. PROPIEDADES Y RENTAS TERRITORIALES DE LA ENCOMIENDA DE CASTILLEJA DE LA CUESTA A TRAVƉS DE LOS LIBROS DE VISITAS.

 . EL HOSPITAL “Cuerpo de Cristo

. LA INTERVENCIƓN DE LA CORONA Y LA SEPARACIƓN TERRITORIAL.

. LA ADQUISICIƓN DE LA VILLA DE CASTILLEJA DE LA CUESTA POR EL CONDE DE OLIVARES DON PEDRO DE GUZMƁN Y ZƚƑIGA A LA CORONA.


. OTROS ACONTECIMIENTOS SOCIALES. LA APARICIƓN DE NUESTRA SEƑORA DE GUƍA Y LA FUNDACIƓN DE LA HERMANDAD DEL SANTO ENTIERRO DE CRISTO Y NUESTRA SEƑORA DE LA SOLEDAD.


IntroducciĆ³n.
 Durante la etapa final de los Reyes CatĆ³licos, los maestrazgos de las Ć³rdenes militares espaƱolas quedarĆ­an incorporados a la Corona finalmente en el aƱo de 1494. El monarca Carlos I, apoyado por los pontĆ­fices Clemente VII y Paulo III, en su afĆ”n de buscar recursos con que poder sufragar los gastos ocasionados por las continuas guerras contra paĆ­ses europeos, conseguirĆ­a desmembrar bienes de aquellos maestrazgos y sus encomiendas de dichas Ɠrdenes para ser utilizados segĆŗn sus oportunas conveniencias, tal y como le sucediĆ³ a la de Santiago. En contrapartida las citadas Ɠrdenes debĆ­an recibir en compensaciĆ³n unas rentas equivalentes a las que perdĆ­an, cuestiĆ³n que casi siempre se producirĆ­an a la baja. Tras continuos enfrentamientos entre miembros de la Orden de Santiago por pretender su maestrazgo, el Ćŗltimo de ellos fue nombrado por el monarca Fernando el CatĆ³lico, recayendo este tĆ­tulo en la persona de don Alonso de CĆ”rdenas quiĆ©n ocupĆ³ este cargo durante el perĆ­odo de 1474 a 1493, pasando definitivamente la Encomienda a los Reyes CatĆ³licos en 1494.

Poco tiempo permanecerĆ­a Castilleja de la Cuesta como lugar realengo, pues a comienzos de 1538 la Casa de Olivares iniciaba las gestiones con la Corona para su adquisiciĆ³n. Efectuada su compra por el conde Pedro de GuzmĆ”n y ZĆŗƱiga, ademĆ”s del dominio tambiĆ©n dejarĆ­a de ser citada como “lugar”; es a partir de esos instantes cuando nuestra localidad es nombrada documentalmente por vez primera Villa”. El seƱor poseerĆ­a su administraciĆ³n de justicia y la sumisiĆ³n y obediencia de los vecinos de la Villa, que habĆ­an pasado a convertirse en sus vasallos directos. Comenzaba pues, en el aƱo 1538, el recorrido de Castilleja de la Cuesta bajo el dominio de un seƱorĆ­o nobiliario. A partir de estos instantes, todo lo concerniente al Ć”mbito civil pasaba a los condes de Olivares, mientras que en lo eclesiĆ”stico la Villa seguirĆ­a manteniendo su categorĆ­a de vicarĆ­a santiaguista, con competencias independiente del arzobispado de Sevilla, a la vez que los priores de San Marcos de LeĆ³n continuarĆ­an nombrando a los vicarios y cobrando los diezmos eclesiĆ”sticos, tal y como puede apreciarse en los diversos informes redactados en los Libros de Visitas que efectuarĆ­an miembros de la Orden Santiaguista desde su posesiĆ³n hasta bien entrado el siglo XVII.

Tras Pedro de GuzmĆ”n, primer conde de Olivares, nacido en Sevilla en 1503, y casado con Francisca de Ribera NiƱo, la posesiĆ³n de la Encomienda fue heredada por su hijo mayor Enrique de GuzmĆ”n de Ribera, segundo conde de Olivares. Nacido en Madrid el 1 de marzo de 1540, viajĆ³ desde muy joven con su padre a Italia, Alemania y Flandes; en 1579 se casĆ³ MarĆ­a Pimentel de Fonseca. Felipe II le encargĆ³ la embajada de Roma, cargo que desempeĆ±Ć³ hasta 1591; de vuelta a EspaƱa, y tras el fallecimiento de su esposa, fue nombrado por el citado monarca Consejero de Estado y ejerciĆ³ el cargo de Contador Mayor de Cuentas del Reino. Enrique muriĆ³ en Madrid el lunes 26 de marzo de 1607, siendo depositado su cadĆ”ver en el noviciado de la CompaƱƭa de JesĆŗs.

En definitiva, a lo largo del XVI, sin olvidar el fallecimiento del conquistador Hernando CortĆ©s Pizarro (HernĆ”n CortĆ©s), el 2 de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, la Villa continuarĆ­a forjando su trazado urbano constituyĆ©ndose en un nĆŗcleo poblado definido y pasando a convertirse en un prĆ³spero enclave seƱorial. En esta centuria el protagonismo principal recae en determinadas familias nobles y eclesiĆ”sticas, cuya actividad compradora es relevante. Junto a ellos, y en la formaciĆ³n de las grandes propiedades, destacarĆ” la oligarquĆ­a de la capital hispalense convirtiendo sus haciendas de viƱas y olivares en autĆ©nticos centros econĆ³micos y sociales de poder.

Nuevas visitas de la Orden de Santiago a la Villa. Propiedades y rentas territoriales.

Los problemas de poblaciĆ³n en Castilleja continuaron o volvieron a surgir a comienzos del siglo XVI, porque en 1513 hay noticias de nuevos pobladores, que reciben a censo tierras de la Orden en condiciones, al parecer, muy favorables, “Septiembre 5 de 1513. Fernando V da poder a Ochoa de IzĆ”saga, caballero de la Orden de Santiago, para que de cargos a “censos” a los nuevos pobladores que habĆ­an acudido a Castilleja[1].

La maƱana del 5 de abril de 1504, se produce uno de los grandes terremotos que asolaron EspaƱa, el llamado “Terremoto de Carmona” (llamado asĆ­ por la localizaciĆ³n de su epicentro). Dicho movimiento sĆ­smico afectĆ³ gravemente a una extensa Ć”rea de la provincia de Sevilla, causando leves daƱos materiales en Castilleja de la Cuesta, y se extendiĆ³, aunque con menor intensidad, a otras provincias de AndalucĆ­a y Castilla. A este acontecimiento, y tambiĆ©n durante estos primeros aƱos, hubo que sumar un importante nĆŗmero de plagas de langostas y la alternancia extremas sequĆ­as y terribles inundaciones a las que se vieron sometidos los campos y ciudades del sur peninsular, provocando un nĆŗmero importante de defunciones. Tras estos sucesos, la demografĆ­a de la zona alcanzarĆ­a sus cotas mĆ”s bajas durante las tres dĆ©cadas del siglo, volviĆ©ndose a recuperar a mediados de la centuria. De hecho, de los 120 vecinos contabilizados en Castilleja el aƱo 1498[2], se pasarĆ­a en 1514 a tan solo 60, volviendo a disminuir a 49 en 1534; Castilleja se convertĆ­a pues, en una de las poblaciones de menor nĆŗmero de habitantes del Aljarafe. En el extremo opuesto, y manteniendo su liderazgo en la comarca, se hallaban SanlĆŗcar la Mayor, con un total de 2.700 habitantes.

De hecho, en la declaraciĆ³n vecinal que se da para la localidad incluye a los “sevillanos” cuando afirma: ...los vecinos de Castilleja con los que tienen allĆ­ haciendan de Sevilla que pechan por ella...son 49[3]. Esta cuestiĆ³n llevarĆ­a a pensar que las cifras anteriores incluyeron tambiĆ©n a estos vecinos de Sevilla que por una u otra razĆ³n pechaban a la Orden. De cualquier forma, la presencia de gentes bajo jurisdicciĆ³n hispalense debĆ­a ser importante. SegĆŗn una relaciĆ³n de censos por tierras, casas y solares en Castilleja de la Cuesta, realizada en 1514, de un total de 74 cartas de censos emitidas, sĆ³lo 23 lo fueron para vecinos de Castilleja; 41 para vecinos de Sevilla y sus arrabales, y el resto a gentes de lugares prĆ³ximos. 

Mientras tanto, continuaban produciĆ©ndose las periĆ³dicas “Visitas” llevadas a cabo por destacados miembros de la Orden Militar. En estas continuarĆ­an siendo registradas, la descripciĆ³n arquitectĆ³nica de la Iglesia de Santiago, junto a los bienes de la misma: inventario de los bienes de plata, los ornamentos, los libros, las campanas y la madera, ademĆ”s de las posesiones existentes en la localidad, las cuentas del mayordomo de la iglesia, las datas, al igual que las propiedades de la Orden y de su beneficio; tambiĆ©n se cita documentaciĆ³n del hospital del Cuerpo de Cristo, asĆ­ como de las hermandades existentes en la Villa. Siguiendo el protocolo, dichas escrituras finalizaban con la promulgaciĆ³n de una serie de “Mandatos”. Sin lugar a dudas, y durante las visitas, de nuevo serĆ” el apartado correspondiente a Ć©stos, que el visitador dejarĆ­a ordenados para que se pusiesen en prĆ”ctica, el que contenga un mayor interĆ©s por cuanto aporta interesantes noticias sobre costumbres y la vida de los vecinos de Castilleja de la Cuesta en estos aƱos del siglo XVI. Finalmente, dichos mandatos eran publicados en la iglesia parroquial el primer domingo, siendo enviada una copia al convento de Santiago de la Espada de la ciudad de Sevilla.

Propiedades y rentas territoriales de la Encomienda de Castilleja de la Cuesta a travƩs de los libros de Visitas.

Retomando el tema del papel desempeƱado por los comendadores, Ć©stos, ademĆ”s de administrar y disfrutar las rentas de Castilleja, estaban obligados a tener dispuestos tres escuderos con armas y caballos, escogidos entre vasallos que componĆ­an el vecindario de la Villa, tal y como ha sido comentado con anterioridad. Conocido es el nombre de uno de los comendadores de los que se tiene conocimiento rigieron la villa de Castilleja a comienzos del Quinientos, mĆ”s concretamente durante el periodo 1494-1515, se trata del citado Alonso de Esquivel, cuya documentaciĆ³n aparece recogida en los libros de Visitas que efectuarĆ­a la Orden Militar de Santiago, como poseedora de la localidad, hasta finales del siglo XV.

Nuevas referencias sobre el comendador Esquivel aparecen citadas en la obra Noticias ArtĆ­sticas de todos los edificios pĆŗblicos de esta M. N. Ciudad de Sevilla del aƱo 1844, en la que se recoge una inscripciĆ³n que estuvo en una capilla dedicada al Patronato de los Esquiveles, de la iglesia parroquial de San Juan de la Palma, que decĆ­a asĆ­: Este retablo mandĆ³ hacer, y poner en esta capilla, Alonso de Esquivel, Comendador de Castilleja de la Cuesta, a honor y Reverencia de Nuestra SeƱora la Madre de Dios, y del Bienaventurado Santiago su PatrĆ³n, y de la Bienaventurada Santa Catalina MĆ”rtir, AƱo de 1511[4].

Continuando con el desarrollo literal de las Visitas efectuada a Castilleja de la Cuesta por miembros de la Orden, y centrĆ”ndonos en esta ocasiĆ³n en el apartado meramente econĆ³mico, vemos cĆ³mo las efectuadas durante 1511 y 1514 dan prueba que las Ćŗnicas propiedades en la Encomienda por aquellos aƱos se reducĆ­an a una casa y varios censos. La casa se menciona en 1494 al ser preguntado Alonso de Esquivel por la entrega que recibiĆ³ al ser posesionado de la encomienda:

       “MostrĆ³ un testimonio signado de escribano pĆŗblico en que parece que el tiempo que tomĆ³ la posesiĆ³n de ello no hallĆ³ casa, ni tinaja ni cuba ni otro aderezo para coger pan e vino, lo cual, visto por el acorde  de comprar en el dicho lugar por sus dineros una casa, la cual los dichos visitadores la visitaron y hallaron en ella un razonable aposentamiento para morar e un lagar con su viga bien enderezada y dos bodegas bien reparadas con cuarenta tinajas mayores y mediana,  y un corral que tiene ciertos granados e higueras. De lo cual dijo que antes de ahora tenĆ­a hecha donaciĆ³n a la Orden, a que ahora lo debe por mejoramiento por el hecho en la dicha encomienda”[5].

En las visitas posteriores los reparos de esta casa no fueron importantes, oscilando el nĆŗmero de tinajas de unos aƱos a otros; en 1515 se dijo que “habĆ­a acrecentado el dicho comendador una viga nueva con todos sus aparejos para el lagar y la torre nueva del dicho lagar…, despuĆ©s de visitaciĆ³n pasada, gastando en ello 17.000 maravedĆ­es”[6].

El dinero percibido en 1511 y 1514 por los censos fue de 10.384 maravedƭes, por lo que la aranzada de viƱa se cobraba a 41 maravedƭes. Se encontraban conservadas un total de 258, 1 aranzadas, si bien, en el recuento de los 59 censos disfrutados por la encomienda solo resultan 254,707 aranzadas. En las otras visitas tambiƩn se seƱalaron estos censos sobre viƱas, si bien no se especificaba el total de aranzadas repartidas, que al juzgar por la renta de 1501 debieron disminuir en los aƱos siguientes.

Respecto a las “Rentas SeƱoriales”, en 1494, 1509 y 1511 es mencionada la “martiniega”, que suponĆ­a doce maravedĆ­es por casa, especificĆ”ndose que en 1494 se entregaba a la iglesia. Su cuantĆ­a en los tres aƱos conocidos fue, respectivamente, de 800, 700 y 850 maravedĆ­es. En 1511 y 1514 se mencionan tambiĆ©n penas y calaƱas, aunque sin concretar la cantidad que ambos derechos suponĆ­an para los ingresos de la Encomienda[7].

De gran valĆ­a son igualmente los datos ofrecidos durante la visita efectuada en el aƱo 1575 sobre las propiedades y rentas territoriales de la Encomienda, en las que se nos ofrece una detallada descripciĆ³n de las viviendas y censos pagados de algunas de las personas que habitaron nuestro pueblo por aquellos aƱos. Iniciamos el comentario haciendo alusiĆ³n a las denominadas “Posesiones” sobre las que tenĆ­a derecho la Orden en Castilleja de la Cuesta[8].

Continuando con el contenido de la fuente documental, fueron tomadas las cuentas de las hermandades existentes en la Iglesia parroquial de Santiago: Cofradƭa y Hermandad del Santƭsimo Sacramento y Vera Cruz, Cofradƭa de Santiago y San SebastiƔn, Cofradƭa y Hermandad de Santa Marƭa de la Soledad y Entierro de Jesucristo, asƭ como a los mayordomos Martƭn Cabrera y Francisco de Aguilar, quienes habƭan desempeƱado sus cargos desde el aƱo 1571 hasta la fecha[9].
 
El hospital “Cuerpo de Cristo”

Uno de los aspectos mƔs interesantes aparecidos en las citadas fuentes documentales son los referidos a la existencia de un hospital, propiedad de la Orden Militar, desde mediados del siglo XV. Hay en el dicho lugar una casa de dicho maestrazgo que es Hospital la cual estƔ administrada por la Hermandad del Sacramento que hay en dicho lugar al mando de JuliƔn Cruz, Hernando CarrƩs, y a Vasco de Mosquera, hermanos de la dicha cofradƭa, para atender a enfermos y a pobres que allƭ confieren[10].

Los libros de visita de la Orden de Santiago comenzaron a interesarse por los hospitales existentes en la provincia de LeĆ³n (Reino de Sevilla) a partir de 1498, y de 1507 en la provincia de Castilla (Reino de JaĆ©n). Respecto a los requisitos que se exigĆ­an en el seƱorĆ­o santiaguista para poder abrir un hospital estaban:
1.      AutorizaciĆ³n maestral para la fundaciĆ³n, previa informaciĆ³n de que el hospital no daƱarĆ­a las rentas (diezmos y primicias) de la Orden.
2.      Compromiso por parte del fundador que consentirĆ­a la inspecciĆ³n del centro por los visitadores de la Orden.
3.      Acuerdo entre los fundadores y los pĆ”rrocos sobre la administraciĆ³n de los sacramentos y el ejercicio del culto divino dentro de los hospitales cuando en ellos hubiere capilla.
4.      ObtenciĆ³n de bulas papales. No obstante, este trĆ”mite sĆ³lo serĆ­a necesario en el supuesto de la existencia de capilla, pero no para la simple creaciĆ³n de un hospital[11].

La fundaciĆ³n de un hospital en Castilleja de la Cuesta a mediados de siglo no constituĆ­a un hecho aislado y exclusivo, ya que hospitales hubo en casi todos los pueblos del Aljarafe; algunos de ellos no eran sino simples albergues donde se alojaban a pobres vagabundos, se les proporcionaba algo de comer y donde en caso de hallarse enfermos, se les aplicaba alguno de los rudimentarios conocimientos o eran conducidos a cualquiera de los hospitales pobres de Sevilla. Varias son hasta la fecha las menciones hechas acerca de la localizaciĆ³n de este edificio en Castilleja de la Cuesta.

Una vez finalizada la visita a los edificios religiosos de la localidad, eran visitadas el resto de las propiedades de la encomienda entre las que se hallaba el hospital, titulado desde su creaciĆ³n “Cuerpo de Cristo”. Ubicado en el SeƱorĆ­o Antiguo de la Villa, en la actual calle Enmedio, aunque muy modesto, servĆ­a para acoger a gentes o mendigos transeĆŗntes, desvalidos o enfermos, y cuyos bienes eran muy reducidos[12]. En la efectuada durante el aƱo 1515 la descripciĆ³n facilitada fue la siguiente: “Hay en dicho lugar una casa que dio MarĆ­a Garay para Hospital, la cual administra la Hermandad del SantĆ­simo Sacramento del dicho lugar, mandado por los hermanos de la dicha cofradĆ­a, para que tengan cuidado del reparo de la dicha casa, por manera de asistir y atender para los pobres que concurrieren[13]. Llegados a este punto, debemos aƱadir que casi todos los hospitales abiertos en el seƱorĆ­o santiaguista del Reino de Sevilla estaban administrados por una cofradĆ­a, cuyo nombre coincidĆ­a con la advocaciĆ³n del hospital, tal y como sucediĆ³ en el castillejano.

Pero sin lugar a dudas, la descripciĆ³n mĆ”s completa e interesante fue la ofrecida durante la visita a Castilleja de la Cuesta a comienzos del aƱo 1575, por cuanto por vez primera son ofrecidos datos arquitectĆ³nicos del edificio: 

        En la dicha Villa de Castilleja de la Cuesta hay un hospital en la calle que dicen de Hernando HayĆ”n, en la parte dicha de la Villa, que comprĆ³ de Vuestra Majestad el conde de Olivares que era de la dicha Orden; es una casa baja que tiene una ¿qindia?(sic) a la entrada y a la mano derecha una camarilla, y a la izquierda, tras la puerta, una cocina, y dentro de ella (roto), y de dicha sala se sale a un corralejo pequeƱo. El maderamiento de la dicha casa y piezas es de madera de castaƱo y (ilegible), tiene siete reales y media que paga Hernando HayĆ”n, vecino de Castilleja de censo sobre un  pedazo de bodega y corral pagado al dicho hospital que se lo dio a censo y asĆ­ mismo tiene otros tres de censo y pecho, que paga InĆ©s RodrĆ­guez, sobre una aranzada de viƱa que es de Castilleja, al sitio de la Herreyuela...”[14].

Destacar igualmente las obras realizadas en el recinto hospitalario en el mismo aƱo por un valor de tres mil ochocientos y treinta y ocho maravedĆ­es pagados a CristĆ³bal LĆ³pez, maestro albaƱil, a cuenta de los cuarenta y seis ducados y medio por las obras de albaƱilerĆ­as efectuadas: “trescientos sesenta y siete reales y medio de  treinta y cinco carretadas de cal que se trajeron para el hospital a precio de diez reales y medio cada una; cuatrocientos diez reales de  ocho mil ladrillos; un umbral y meter la cal y ladrillos a una casa a guardarse diecinueve reales”[15].

Pero no solo fue anotada la existencia de dicho recinto hospitalario en nuestro pueblo durante las mencionadas “Visitas”. Numerosas son tambiĆ©n las reseƱas ofrecidas sobre el edificio en las cartas de los testamentos dictadas por vecinos de la localidad. Prueba de ello fueron las efectuadas por don Rodrigo Trujillo en el aƱo de 1539 donde se citaba lo siguiente: “Y mando al Hospital del Cuerpo de Cristo de esta Villa, cincuenta maravedĆ­es para una cama en que se acogen pobres, y en ella se gasten todos…”[16].

Nuevos datos acerca de su existencia quedaron recogidos en el testamento redactado en el aƱo de 1570 por otro vecino de la localidad, enterrado en el templo matriz de Santiago, quiĆ©n dona cierta cantidad para su mantenimiento: Y mando se den a la fĆ”brica de SeƱor Santiago de esta Villa de Castilleja de la Cuesta 8 ducados que le doy en cargo y para honra del SantĆ­simo Sacramento que en ella se ha erigido, y mando para la obra del hospital 100 ducados, que le doy al mayordomo que fuere de dicho hospital[17]; y finalizando la centuria, del aƱo 1595 se aporta una nueva nota en la que es mencionado nuevamente el hospital, en esta ocasiĆ³n durante la descripciĆ³n de los linderos de unas casas que iban a ser entregadas como dote por Catalina de Briones a favor de Hernando HayĆ”n, quiĆ©n iba a contraer matrimonio con su hija Luisa de Briones: AdemĆ”s entran en la dote unas casas...en Castilleja de la Cuesta, lindantes con el Hospital del Cuerpo de Cristo, y unas casa pequeƱas en la misma Castilleja[18].  

La intervenciĆ³n de la Corona y la separaciĆ³n territorial.

El principal hecho que determinarĆ­a la desmembraciĆ³n o separaciĆ³n de la Orden Militar de Santiago de Castilleja de la Cuesta y Villanueva del Ariscal fueron las constantes desavenencias surgidas entre la clase dirigente de la Orden, los maestres, y por las necesidades econĆ³micas experimentadas por el monarca Carlos I de EspaƱa a la par V de Alemania, motivado por la polĆ­tica Imperial y las guerras que a ello conducĆ­a tal y como quedarĆ­a explĆ­cito en la Real CĆ©dula dictada para la citada desmembraciĆ³n. A ello hubo que sumar la Bula dictada por el pontĆ­fice Clemente VII, bajo la presiĆ³n del monarca, mediante la cual se podĆ­an desmembrar bienes de aquellos maestrazgos y de las encomiendas de dichas Ɠrdenes hasta cierta cantidad, y poder disponer de ellos como les pareciese mĆ”s conveniente. Dicha Bula fue renovada por el pontĆ­fice Paulo III en 1536, obteniendo vĆ­a libre aquellos nobles que por aquellos aƱos deseaban fundar un seƱorĆ­o o ampliar los territorios de los que ya poseĆ­an, sobre todo si las posesiones de las Ɠrdenes militares les convenĆ­an  por su proximidad a sus residencias o a las tierras de sus seƱorĆ­os patrimoniales: una de estas ofertas de compra de estas posesiones fue la de algunos lugares incluidos en la Encomienda santiaguista del Aljarafe por el conde de Olivares Pedro de GuzmĆ”n[19], entre las que se hallaban las villas de Castilleja de la Cuesta (1538); Castilleja de GuzmĆ”n (1538); Heliche (1538); y Albaida (1578).

Durante la pertenencia de Castilleja de la Cuesta a la Corona, la Primitiva Carta Puebla dictada a finales del siglo XIV, renovada a comienzos del XV, fue nuevamente reformada en el aƱo 1513 en algunos de sus capĆ­tulos mĆ”s significativos. Tras la revisiĆ³n y el aumento experimentado en el apartado de los impuestos, tambiĆ©n fue ampliado el artĆ­culo nĆŗmero 10, en el que se hacĆ­a referencia a la venta de las propiedades existentes en el tĆ©rmino jurisdiccional de la poblaciĆ³n:

          “10.- OtrosĆ­, que las viƱas e tierras y heredades que los dichos pobladores tomasen, no las puedan ni vender a hombre de Orden ni de ReligiĆ³n, ni de fuera del SeƱorĆ­o de Nuestro SeƱor el Rey, ni a rico hombre ni a rica hembra, ni a otra persona poderosa, salvo a hombres llanos de las condiciones de ellos para que las hubiese con las dichas condiciones e tributos que de uso se contienen...”[20].

La adquisiciĆ³n de la villa de Castilleja de la Cuesta por el Conde de Olivares don Pedro de GuzmĆ”n y ZĆŗƱiga a la Corona.

Uno de los hechos fundamentales en la Historia de Castilleja de la Cuesta fue la adquisiciĆ³n de parte de su actual territorio en el aƱo 1538 por el conde Pedro de GuzmĆ”n y ZĆŗƱiga a la Corona, para ser incorporada a la Casa de Olivares, siendo a raĆ­z de este acontecimiento cuando a la poblaciĆ³n se le conceda el tĆ­tulo de “Villa”, como consecuencia del primer reconocimiento de su Concejo o Ayuntamiento, poseedor de un alcalde con jurisdicciĆ³n civil y criminal,  y por el disfrute de determinados privilegios y exenciones de carĆ”cter polĆ­tico y administrativo con consentimiento de la Corona.

Tras la adquisiciĆ³n de la encomienda de Heliche por la familia GuzmĆ”n, a continuaciĆ³n, todas las miras del ducado estuvieron dirigidas para la de  Castilleja de la Cuesta; una Real CĆ©dula de 19 de diciembre de 1538 desmembrĆ³ de la Orden de Santiago los bienes de la encomienda de Castilleja con sus vasallos, jurisdicciĆ³n, rentas y tributos, mediando autorizaciĆ³n expresa de su comendador; fue otorgada en el puerto de CorfĆŗ (Grecia) donde entonces estaba la armada del Rey el 4 de octubre de ese mismo aƱo.  A continuaciĆ³n, y por una Real Carta de la misma fecha de la cĆ©dula anterior se ordenĆ³ al Concejo, Justicia y Regimiento de Castilleja de la Cuesta que tuviese al Rey por seƱor propietario de la Villa, su tĆ©rmino y jurisdicciĆ³n, rentas y demĆ”s pertenencias que  allĆ­ habĆ­an poseĆ­do la Orden hasta entonces, encargando al mismo tiempo a Pedro de CastaƱeda, vecino de Sevilla y nombrado alcalde mayor de la propia Villa, que tomase la oportuna posesiĆ³n de todo lo  dicho[21].

Tras ser compensada la encomienda de la Orden con el equivalente a las rentas que perdĆ­a por esta desmembraciĆ³n, cuyo montaje habĆ­a sido calculado por el administrador Francisco de Santiago, con un juro de heredad de casi 70.000 maravedĆ­es anuales, se pasĆ³ a efectuar una nueva tasaciĆ³n mĆ”s ajustada, de todo lo que se debĆ­a vender al conde de Olivares procedente de los bienes de dicha encomienda, y el mismo funcionario calculĆ³ que la media de las rentas de tales bienes en el quinquenio 1532 - 1536 habĆ­a sido la siguiente: sumados el rendimiento de la dehesa de Ajoar, los diezmos del vino y de los menudos, los tributos y censos en Castilleja y 36 fanegas de tierra de pan llevar en Gerena, todo ello daba una renta media anual de 70.200 maravedĆ­es. TambiĆ©n el mismo comisionado averiguĆ³ que en Castilleja de la Cuesta y sus tĆ©rminos se contaban 33´5 vasallos, entre vecinos, una tutela, tres viudas, un cura y 17 “moradores y caseros de vecinos de Sevilla[22].

Una vez terminadas estas operaciones y dispuestos todos los requisitos legales, se procediĆ³ a extender el Privilegio Real de venta de la villa de Castilleja de la Cuesta, librado por el Emperador a favor de Pedro de GuzmĆ”n, conde de Olivares, en Toledo el 23 de mayo de 1539. A continuaciĆ³n, y relacionado con la documentaciĆ³n anterior y la siguiente, es ofrecido un fragmento que formĆ³ parte de un expediente posterior, realizado en el siglo XVIII, respecto a la divisiĆ³n territorial de la localidad:

          Por un testimonio de exhibiciĆ³n dado por escribano pĆŗblico de Sevilla Ignacio Marques de Guevara, se dice que por Real CĆ©dula o Carta, fecha en Toledo a 23 de Mayo de 1539, el SeƱor Emperador Don Carlos Quinto en virtud de Bulas Pontificias vendiĆ³ a Don Pedro de GuzmĆ”n Conde de Olivares la villa de Castilleja de la Cuesta, fuera de las alcabalas con sus diezmos y demĆ”s con todo lo que correspondĆ­a a la encomienda de Santiago y con permiso de su comendador. Por el mismo testimonio se dice que hay escritura otorgada en Toledo a 16 de Abril de 1539 ante Juan SĆ”nchez Montesinos en que se vendieron al Conde de Olivares las alcabalas de Castilleja de la Cuesta sin incluir las alcabalas de la parte que dicha Villa tiene en tĆ©rmino de esta ciudad de Sevilla porque estas quedan reservadas a S.M.”[23].

Mediante esta escritura se vendieron al conde el seƱorĆ­o, jurisdicciĆ³n, nombramiento de justicias, vasallaje, rentas, censos y tributos sobre casas, solares y viƱas, pechos y derechos de la villa de Castilleja de la Cuesta, junto con la dehesa de Ajoar, en tĆ©rminos de AznalcĆ”zar, y tres cahĆ­ces de tierra de pan llevar en tĆ©rminos de Gerena, por el precio total de 3.477.800 maravedĆ­es, cantidad que resultĆ³ de la capitalizaciĆ³n de las citadas rentas de la Villa, de las que se descontaron dos mil maravedĆ­es que se le pagaban anualmente al clĆ©rigo que servĆ­a el beneficio de la  iglesia de la propia Villa, los mismos que le habĆ­an dado los comendadores de la Orden y a cuyo pago quedaba ahora obligado el nuevo seƱor, y aƱadiĆ©ndole 950 de los derechos de penas y multas; de sumarle el importe de la compra del vasallaje, estimados a 16.000 maravedĆ­es cada vasallo, y de aƱadir a todo ello 37.500 mĆ”s, en que fue valorada una casa con lagar y bodegas, que poseĆ­a la encomienda de Castilleja que tambiĆ©n pasaba a propiedad de don Pedro.

Pagado el precio, el mentado Alcalde Mayor de la Villa, Pedro de CastaƱeda, dio la posesiĆ³n de la misma y sus pertenencias a Pedro de GuzmĆ”n a mediados del siguiente mes de junio. Don Pedro quiso redondear estas posesiones con la compra de unas rentas mĆ”s sobre ellas, rentas hasta entonces consideradas inalienables por la Corona, pero que los gastos imperiales las habĆ­an lanzado tambiĆ©n al mercado real: las alcabalas. En efecto, en 1540 el conde de Olivares comprĆ³ la propiedad de los derechos de alcabalas de las villas cuyo seƱorĆ­o ya poseĆ­a: Olivares, Heliche y las dos Castillejas; estimadas sus alcabalas en conjunto en 70.000 maravedĆ­es de renta anual, fueron adquiridas por el precio de 2.940.000. El ya “seƱor de Castilleja de la Cuesta”, era ya en esta dĆ©cada vecino de Sevilla en sus casas situadas en la collaciĆ³n de San Vicente[24].

 A partir de entonces, hay que destacar que en Castilleja de la Cuesta la capacidad de decisiĆ³n y autoridad del Concejo se vio en gran medida condicionada por la voluntad del SeƱor del tĆ©rmino, el titular del condado de Olivares.

Al margen de la propiedad seƱorial de Castilleja de la Cuesta por la Casa de Olivares, el siglo XVI vendrĆ­a marcado por toda una serie de cuestiones, de Ć­ndole econĆ³mico y social, en las que las haciendas de viƱas y olivares junto a los edificios religiosos jugarĆ”n un papel determinante en la vida de la poblaciĆ³n al quedar sus vecinos estrechamente vinculados a los mismos. ReseƱar tambiĆ©n cĆ³mo la extensiĆ³n del cultivo de viƱas aparece dominante por encima de cualquier otro tipo de fincas SerĆ”n burgueses sevillanos, quienes, favorecidos por el monopolio indiano, inviertan en heredades fundando vinculaciones en el fĆ©rtil Aljarafe y, concretamente, en las tierras del mismo mĆ”s cercanas a la capital, como las de Castilleja[25]. Consecuencia de ello es en primer lugar la proliferaciĆ³n de lagares y bodegas, y en segundo las fĆ”bricas de aguardiente, trabajadas por algunos pobladores flamencos, quienes posiblemente traĆ­an con ellos los conocimientos y secretos de la vinicultura borgoƱona, como Hernando HayĆ”n, propietario desde comienzos de la centuria de la hacienda de la Sagrada Familia, o Giuseppe Cornielles, ambos maestros aguardenteros.

En enero de 1554 Pedro de GuzmĆ”n promulgĆ³ unas Ordenanzas para el Buen Gobierno de las villas de Castilleja de la Cuesta, Olivares y Heliche, en las que se establecĆ­an penas y castigos para los diversos delitos - en cuya relaciĆ³n se emparejaban en extraƱa mezcolanza asuntos religiosos y profanos- y se trataba de ordenar la vida econĆ³mica de estos lugares. Estas primeras reglas completadas por otras de 1562, que regularĆ­an el funcionamiento concejil, la leva de mozos de soldada, la guarda de heredades y trabajo de pastores, gaƱanes, cabaƱeros y manaderos, asĆ­ como los oficios mecĆ”nicos y campesinos; se daban normas para ser observadas en los mesones y las obligaciones de los mesoneros y disposiciones sobre mostrencos y cosas perdidas, multas y pechos o impuestos;  y ampliadas por otras a fines de diciembre de ese mismo aƱo, para tiempos trabajosos y de mucha falta y carestĆ­a de pan”, organizando para ello el funcionamiento y administraciĆ³n del pĆ³sito de Olivares, destinado a vasallos de esta Villa, Heliche, Castilleja de la Cuesta y la de GuzmĆ”n[26].

Las rentas acumuladas por el conde de Olivares aĆŗn le permitieron intentar en los Ćŗltimos aƱos de su vida la ampliaciĆ³n de sus tierras seƱoriales con dos nuevas adquisiciones. Pedro de GuzmĆ”n, residente en la Corte, en la que desempeƱaba los oficios de mayordomo real y contador mayor de cuentas, solicitĆ³ del Consejo de Hacienda a fines de 1564 la compra del seƱorĆ­o, vasallaje y rentas de la villa de SanlĆŗcar la Mayor y de los treinta y siete vecinos que en el tĆ©rmino de Tomares dice que tiene un lugar suyo, llamado Castilleja de la Cuesta, que es en tierra de Sevilla, e que se le den ochocientas varas de tĆ©rmino por todas partes”, o sea, la llamada calle Real de Castilleja, cuyas varas de tierras deberĆ­an proporcionĆ”rseles a costa de los tĆ©rminos concejiles de las villas vecinas[27].

En efecto, en enero de 1565 se asentĆ³ en la Real Hacienda la venta que de los dichos lugares se iba a realizar a favor del conde de Olivares y, a principios del mes siguiente, un juez comisionado se personĆ³ en aquellos y llevĆ³ a cabo su cometido, averiguando primero en la calle Real de Castilleja de la Cuesta su jurisdicciĆ³n, vecindario, tĆ©rminos, rentas y alcabalas y, luego, otro tanto en SanlĆŗcar la Mayor[28]. Pero la oposiciĆ³n de Sevilla y de los lugares limĆ­trofes con Castilleja, a los que habĆ­a que expoliar parte de sus tĆ©rminos, fue tal que, uniĆ©ndose a la solicitud de Sevilla de retrotraer la compra de SanlĆŗcar a su favor, hizo que la venta de tales lugares al Conde fuese rescindida[29]. En los Ćŗltimos dĆ­as del mes de julio de 1547 morĆ­a Francisca de Ribera, condesa de Olivares. Antes de morir otorgĆ³ un codicilo y un memorial, en los que rectificaba algunas cuestiones, concretaba otras o introducĆ­a algunos legados puntuales con respecto a lo que se hallaba dispuesto por el testamento que habĆ­a otorgado conjuntamente con su difunto esposo. Por el memorial, ademĆ”s de legar trescientos ducados para que se labrase la iglesia de Santiago ApĆ³stol de Castilleja de la Cuesta, se concretaban las mandas para sus criados y esclavas[30].

AƱos mĆ”s tarde, el nombre de Castilleja de la Cuesta aparecerĆ­a ya reflejado en los papeles jurĆ­dicos-administrativos de la Casa de Olivares. En esta ocasiĆ³n con motivo de la realizaciĆ³n del mayorazgo fundado por el primer conde de Olivares don Pedro, a 26 de septiembre de 1563. Estos mayorazgos eran en definitiva meras instituciones destinadas a perpetuar en una familia la propiedad de ciertos bienes; bienes que dejados en herencia no pudiesen ser enajenados por el heredero, que venĆ­a obligado a transmitirlos a su sucesor intacto. AsĆ­, las clĆ”usulas relativas a las propiedades, y en las que se cita la poblaciĆ³n de Castilleja son las siguientes:
         ƍtem. La villa de Castilleja de la Cuesta con sus vasallos y casas y rentas, y pechos y derechos, y alcabalas, almojarifazgos y veintenas, diezmos y tributos, y gallinas y casas, y tĆ©rminos y jurisdicciĆ³n civil y criminal, alta y baja mero mixto imperio, con la dehesa de Ajoar y con todo a la dicha Villa y dehesa anejo y perteneciente”; “ƍtem. Los olivares con sus casas y molinos, y silos y tierras y viƱas, que hemos comprado en tĆ©rmino de la dicha villa de Castilleja de la Cuesta, ansĆ­ en lo del SeƱorĆ­o como en lo realengo, ansĆ­ vasallos y renta y jurisdicciĆ³n y heredades como otras cualquier cosas que habemos y tenemos, y de aquĆ­ en adelante tuviĆ©remos por compra o de otra cualquier manera en la dicha Villa y realengo[31].

En el aƱo 1569, fueron dictadas una serie de instrucciones dictadas por la Casa de Olivares para la administraciĆ³n de Castilleja de la Cuesta, tras numerosos conflictos ocasionados entre saqueadores contra las propiedades de los ya mencionados Cristianos Nuevos”, denominaciĆ³n que recibieron las personas convertidas al cristianismo que antes habĆ­an practicado otra religiĆ³n (judaĆ­smo o islam en la inmensa mayorĆ­a de los casos), y que mayoritariamente  se hallaban ubicados en los tĆ©rminos de la Calle Real. Algunas de las medidas tomadas fueron la imposiciĆ³n de una compaƱƭa de soldados para su defensa, para lo que fue encargado el administrador del territorio Antonio de Luna:
         Remito todo como aquĆ­ tambiĆ©n lo sabrĆ” entender y trazar y le pasa por las manos, para que hagĆ”is aquello que mejor sea, y a esa gente irĆ©is apaciguando, no perdonando al que lo mereciere y se demandare, aunque sea cualquier de los mas estirados, y de esto advirtierais siempre al Gobernador, porque mi voluntad es que el desvergonzado sea castigado y el que lo mereciere le tratĆ©is con gran Amor y voluntad, porque no haciĆ©ndose asĆ­ en semejantes tiempos suelen venir de ello algunas revoluciones que son trabajosas de remediar; y en el negocio de los particulares que estaban por revocar los poderes, serĆ” bueno que lo tratases con ellos, entiendan saliĆ³ de vos mismo y no de otro y que conozcan que esto no lo habĆ­amos de intentar el duque mi seƱor y yo con ellos, y si asĆ­ les pidiere por terceras personas que lo que con ellos tratases sea de manera que no venga a otra noticia porque esto no os lo mandamos.

          Y si asĆ­ es verdad que yo no os dirĆ© se lo hablases a los que no habĆ­an revocado, sino a los demĆ”s para que como de suyo lo negociasen con los cinco, si deseaban efectuar la concordia, y no viniendo por esta vĆ­a no trataseis mĆ”s de ello, porque ya sabĆ©is que se ha dado parte de estas cosas al duque mi seƱor, y hasta ver lo que manda no se puede efectuar nada. Y en el interin, si los que han revocado vieren que lo estĆ” bien ellos lo trabajarĆ”n con los demĆ”s. La traza que se da en lo de los ganados de los cristianos nuevos que estĆ©n en guarda con los pastores cristianos viejos por mĆ­os, me parece muy bien y todo lo que mĆ”s se hiciese para defender y conservar las haciendas de esos cuidados porque dejado el merecerlo ellos tambiĆ©n  gana mi hacienda; el no desbaratar ellos las suya; y asĆ­ serĆ” justo que por estos y por muchos respetos mirĆ©is con gran cuidado por sus personas, y lo mismo en hacer que se hagan informaciones contra los que son bellacos y robaren, haciendo en los que lo mandes culpados castigos tan ejemplares que lo sean para los demĆ”s, y que los de a caballo corran muy bien la tierra, y sus personas tan apercibidas que puedan cometer cualquier cosa que se ofrezca en el campo; y los de Castilleja sosegad lo mĆ”s que pudieres y les dad buenas palabras para que olviden lo pasado”[32]. 

Mientras tanto, y respecto a la situaciĆ³n territorial de la calle Real, continuarĆ­a perteneciendo durante todo el siglo a la jurisdicciĆ³n civil de Tomares y a la eclesiĆ”stica del arzobispado hispalense, tal y como queda reflejado en una descripciĆ³n territorial efectuada en el aƱo de 1584 de nuestra localidad:

           “Yo, Carlos MartĆ­n de las Cuevas, escribano del Rey Nuestro SeƱor en todos sus reinos, y escribano pĆŗblico de esta villa de Tomares, doy fe que por una mojonera que el Consejo de Justicia y Regimiento que fue de esta Villa en el aƱo pasado de 1584, en 29 dĆ­as del mes de octubre de dicho aƱo, se hicieron dicho amojonamiento ante Diego LĆ³pez, escribano pĆŗblico y del Consejo de esta Villa en su tĆ©rmino y jurisdicciĆ³n de ella, y consta que al margen de dicha mojonera empieza desde el primer mojĆ³n que se hizo en guarismo y va siendo hasta noventa y seis, y desde el guarismo diecisiete hasta el guarismo veintiocho por ellos consta haber amojonado por jurisdicciĆ³n de esta Villa la Calle Real de Castilleja de la Cuesta, que  empieza en  el CallejĆ³n  que de  esta Villa va a dicha Castilleja y a la salida de Ć©l, para entrar en la Calle Real, empieza dicho amojonamiento por dicha calle de Arriba... y para que conste”[33]. 
                                                                                                                                                                    Otros acontecimientos sociales. La fundaciĆ³n de la Hermandad y CofradĆ­a del Santo Entierro de Cristo y Nuestra SeƱora de la Soledad.
 
Dos de los acontecimientos histĆ³ricos mĆ”s significativos relacionados con la villa Castilleja de la Cuesta fueron sin duda el nacimiento de Fray Antonio VĆ”zquez de Espinosa, hacia 1575, y el fallecimiento del seƱor Hernando CortĆ©s Pizarro “HernĆ”n CortĆ©s”, conquistador de MĆ©jico, el dĆ­a 2 de diciembre de 1547 en la hacienda del seƱor Alonso RodrĆ­guez de Medina, Jurado de la capital hispalense que estuvo ubicada en parte del espacio que actualmente ocupa el Convento de Madres Irlandesas, en la Calle Real de la Villa.

El personaje que mĆ”s renombre ha otorgado a Castilleja de la Cuesta a lo largo de sus siglos de existencia ha sido sin lugar a dudas el conquistador don Hernando CortĆ©s Pizarro. CortĆ©s llegarĆ­a a Castilleja una tarde del mes de junio de 1547 procedente de Nueva EspaƱa (virreinato espaƱol de Indias, correspondiente al actual MĆ©xico, parte de Estados Unidos y de AmĆ©rica Central), tras desembarcar en Sevilla con la intenciĆ³n de ser recibido por el rey ante el incumplimiento que un dĆ­a le hiciese. Mientras espera esa llamada para ser recibido en la corte, es invitado por su amigo Alonso RodrĆ­guez para que se aloje en su casa-hacienda de Castilleja de la Cuesta, contaba por aquel entonces el conquistador con 62 aƱos de edad. Algunos caballeros hidalgos, comerciantes y centros de religiosos la habĆ­an escogido como lugar de residencia y de explotaciĆ³n agrĆ­cola. El edificio en que se alojĆ³ don Hernando correspondĆ­a a las tĆ­picas casas-palacios que formaban parte de las heredades o haciendas agrĆ­colas heredadas de las alquerĆ­as musulmanas.

La invitaciĆ³n se prolongarĆ­a mĆ”s de lo previsto motivado ello por la prolongada tardanza de la entrevista solicitada -curiosamente nunca se produjo, y por la mermada salud del conquistador quiĆ©n tras una corta enfermedad fallecerĆ­a en sus aposentos el citado 2 de diciembre de 1547. En el momento de su fallecimiento estuvieron presentes su hijo MartĆ­n CortĆ©s y el Prior del Monasterio de San Isidoro del Campo, fray Pedro ZaldĆ­var, ademĆ”s de otros nobles y amigos[34].
Finalmente se decide que su cuerpo sea depositado dos dƭas mƔs tarde en el Monasterio de San Isidoro de la localidad de Santiponce[35].

En su testamento, redactado en octubre de 1547, HernĆ”n CortĆ©s disponĆ­a que sus restos descansaran en Nueva EspaƱa. Por lo que, atendiendo a sus Ćŗltimos deseos, y ante el mismo escribano el seƱor Alonso, se producĆ­a el siguiente hecho: En 9 de junio de 1550, abierta la tumba y enterramiento sus restos fueron trasladados a otro sepulcro de la misma iglesia en la peana del Altar de Santa Catalina debajo de un arco, cerrada con una reja de palo. Presentes, Francisco de Mesa, albaƱil, HernĆ”n SĆ”nchez y Alonso LĆ³pez, carpinteros, vecinos de Sevilla. El dicho don MartĆ­n dio poder a don Diego Ferrer su criado, y en su ausencia a don francisco LĆ³pez de Calatayud, vecinos de Valladolid, y a Pedro de Tapia, vecino de Sevilla para pedir el dicho cuerpo, y enviarlo a Nueva EspaƱa ante Juan de Portes de Sevilla, Domingo 15 de marzo de 1562, y en el mismo dĆ­a el prior fray Bonifacio Cevallos entregĆ³ los huesos a Francisco LĆ³pez de Calatayud que pagĆ³ 150 escudos en oro, y otorgĆ³ recibo ante Diego PĆ©rez, escribano pĆŗblico de Santiponce[36]. Una vez en MĆ©xico, y tras una serie de traslados motivados por sus detractores, sus restos fueron depositados en una urna de cristal en el interior de un panteĆ³n de jaspe, coronado con un busto de su persona y su escudo de armas, en la iglesia del Hospital de la ConcepciĆ³n y JesĆŗs Nazareno.

En el apartado religioso, se producen dos hechos importantes para el pueblo de Castilleja, la apariciĆ³n de Nuestra SeƱora de GuĆ­a en 1525 al seƱor Rodrigo Ponce de LeĆ³n, y la fundaciĆ³n en Santiago de la Hermandad del Santo Entierro de Nuestro SeƱor Jesucristo y MarĆ­a SantĆ­sima de la Soledad. El primer evento se producĆ­a en los terrenos donde se levanta la ermita de su mismo nombre; este hecho quedĆ³ recogido en una obra manuscrita en 1832 “Compendio histĆ³rico civil y eclesiĆ”stico, de las AntigĆ¼edades de Castilleja de la Cuesta”, por fray Manuel GonzĆ”lez de los Dolores, franciscano descalzo de la Provincia de San Diego en AndalucĆ­a, morador del convento de Nuestra SeƱora de la O de Castilleja de la Cuesta.

Cuarenta y dos aƱos despuĆ©s, en 1567, en el templo de Santiago era fundada la Hermandad y CofradĆ­a titulada: Santo Entierro de Nuestro SeƱor Jesucristo y MarĆ­a SantĆ­sima de la Soledad, germen de la actual,Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Santiago ApĆ³stol y CofradĆ­a de Nuestro Padre JesĆŗs de los Remedios en el Santo Sepulcro y Nuestra SeƱora de la Soledad”; con anterioridad, en 1557 se habĆ­a fundado en Sevilla su homĆ³nima, la Hermandad Sacramental de la Soledad de San Lorenzo. SerĆ­a igualmente, en el mencionado aƱo, cuando a la hermandad castillejana, le fueron aprobadas sus primitivas reglas por el Prior de San Marcos de LeĆ³n, el seƱor Juan Gallego, siendo pĆ”rroco Rodrigo de Arce, de la Orden de San Pedro[37]. La mencionada Hermandad, junto con la creada con anterioridad, la Hermandad de la Santa Vera Cruz, serĆ”n las Ćŗnicas penitenciales que residirĆ­an en la parroquial de Santiago, hasta la fusiĆ³n de ambas corporaciones en el aƱo de 1795[38].



SerĆ­a tambiĆ©n en este siglo e igualmente en la parroquia de Santiago, cuando se comiencen a establecer las primeras capellanĆ­as establecidas en la poblaciĆ³n, al ser el Ćŗnico edificio religioso catalogado como parroquial en la poblaciĆ³n hasta la fecha, ya que hasta 1613 no se constituirĆ­a como tal la iglesia de la ConcepciĆ³n, cuestiĆ³n a la que habrĆ­a que sumar su dependencia eclesiĆ”stica al arzobispado hispalense hasta el aƱo 1634. La finalidad de las capellanĆ­as era celebrar misas y sufragios por el alma de sus fundadores, previamente determinados, contando para su abono con ciertos bienes que aquellos habĆ­an dejado. De mediados de siglo deben de ser la capellanĆ­a fundada por Isabel de Molina tal y como se cita en un documento perteneciente al aƱo 1589: “Rodrigo de Cieza, clĆ©rigo presbĆ­tero beneficiado de la Iglesia de SeƱor Santiago de la Villa de Castilleja de la Cuesta, otorgo y conozco y digo que por cuanto doƱa Isabel de Molina, difunta mujer que fue del jurado Diego de Molina, instituyĆ³ y fundĆ³ un patronazgo y capellanĆ­a en dicha Iglesia de SeƱor Santiago, con cargo de casar doncellas pobres y para decir ciertas misas y memorias, del cual nombrĆ³ dicho patrona mi don Rodrigo de Cieza, para que gobernase la renta y los bienes...”[39]; y la creada por la familia de los Cuevas[40].





Para terminar este apartado histĆ³rico social de la Castilleja de la Cuesta del siglo XVI, y al igual que para el resto de poblaciones del Aljarafe, los Ćŗnicos actos festivos para su gente humilde eran las fiestas y los acontecimientos religiosos. La vida a lo largo de este siglo no era ciertamente agradable, al menos para la mayorĆ­a. La monotonĆ­a cotidiana del trabajo, marcado por el horario litĆŗrgico, solo se rompĆ­a a lo largo del aƱo por las fiestas religiosas de guardar, en las que estaba prescrito el trabajo. Los dĆ­as festivos, en los cuales no se podĆ­a trabajar eran los siguientes: todos los domingos del aƱo, el primero y segundo dĆ­a de la Pascua de Navidad del SeƱor, el de Reyes, el de la ResurrecciĆ³n, el de la AscensiĆ³n, el primero y segundo de la Pascua del EspĆ­ritu Santo, el del HĆ”beas Cristi, el de San Juan Bautista, el de Santiago el Mayor y los Jueves y Viernes Santo.

Finalmente se cita literalmente un documento procedente de 1582 en el que se menciona un traslado religioso por las calles de la poblaciĆ³n, efectuado desde una de sus haciendas, propiedad de Alonso Franco, hasta la iglesia de Santiago, con motivo de haber estado guardadas en sus dependencias las imĆ”genes de dicho templo, con motivo de su ampliaciĆ³n y restauraciĆ³n. A travĆ©s del mismo, fundamental para un estudio antropolĆ³gico de la poblaciĆ³n, se puede ver como Castilleja comenzaba a ser centro de atenciĆ³n de cuantos acontecimientos festivos y religiosos se celebraban en sus calles, acudiendo a Ć©stos numerosos vecinos de localidades limĆ­trofes:

          En la Villa de Castilleja de la Cuesta, domingo trece dĆ­as del mes de mayo de mil y quinientos y ochenta y dos aƱos...las casas de la morada de Alonso Franco, vecino de la ciudad de Sevilla, que son en esta dicha Villa, una capilla oratorio que estĆ” en las dichas casas de su merced Fernando de las Cuevas, escribano pĆŗblico de esta dicha Villa...el dicho Alonso Franco y me pidiĆ³ a mĆ­ el dicho...le diese por testimonio y manda que se haga fe como en la dicha su capilla estaba el SantĆ­simo Sacramento por haberse sacado de la Iglesia de SeƱor Santiago de esta dicha Villa, por haber estado la dicha Iglesia reparĆ”ndose, y que ahora sacaban y llevaban con toda la veneraciĆ³n que podĆ­a con clĆ©rigos, cera, cruz e danzas, y otros instrumentos de mĆŗsica el dicho SantĆ­simo Sacramento con la Imagen de Nuestra SeƱora y Santiago y San SebastiĆ”n, y por las calles por donde se suele ir y andar la fiesta del HĆ”beas Cristi, acompaƱando las cofradĆ­as que hay en esta dicha Villa, con mucha gente que iba en la dicha procesiĆ³n, asĆ­ de esta Villa como de la ciudad de Sevilla y de otros pueblos comarcanos. Y se llevĆ³ el SantĆ­simo Sacramento a la dicha Iglesia de SeƱor Santiago de la dicha Villa, a donde se puso un Sagrario que el dicho Alonso Franco habĆ­a hecho a su costa para la dicha Iglesia, y acompaƱando el SantĆ­simo Sacramento el Ilustre SeƱor Bachiller Alonso Ruiz. Vicario de la Villa, y la costa que se habĆ­a gastado en la dicha fiesta la habĆ­a hecho a su costa el dicho Alonso Franco, y habiendo misa y sermĆ³n lo cual hizo el dicho SeƱor Vicario, y que habĆ­a estado el SantĆ­simo Sacramento mes y medio en el dicho Oratorio y que guarda de su condiciĆ³n, y para que se entienda como en la dicha su Capilla estuvo el SantĆ­simo Sacramento y guardĆ³ la decencia oportuna, pido asĆ­ por testimonio, e yo el dicho escribano doy fe...”[41].

ORIGEN DE LA DEVOCIƓN A NUESTRA SEƑORA DE LA SOLEDAD.

Gracias a las fuentes documentales, tal y como veremos a continuaciĆ³n, se reafirma la devociĆ³n que durante casi sus quinientos aƱos de existencia tuvo Nuestra SeƱora de la Soledad, y digo reafirmar, porque si una cosa estĆ” lo suficientemente claro en Castilleja de la Cuesta, y en las poblaciones cercanas, es el cariƱo y devociĆ³n que sus vecinos siempre procesaron hacia su bendita imagen.

Curiosamente, a travĆ©s de los siglos, existen templos parroquiales en los que las devociones hacia ciertas imĆ”genes marianas se han ido alternando paulatinamente, en unas ocasiones por la llegada de nuevas imĆ”genes, y en otras por el papel predominante que adquirĆ­an otras, que se hallaban ubicadas en recintos religiosos cercanos. Ante tales hechos, aquellas corporaciones optaban en la mayorĆ­a de las ocasiones por el cambio de nombre ante la pĆ©rdida de la devociĆ³n popular a que se verĆ­an sometidas, como muestra de ello, vemos, cĆ³mo en una misma parroquia, imĆ”genes que durante un cierto perĆ­odo de tiempo han aparecido citadas con un nombre, aparecen poco despuĆ©s con otro, hecho ocasionado por la falta de devociĆ³n a las que se vieron sometidas durante perĆ­odos concretos.

Otra cuestiĆ³n es la apariciĆ³n de dos nombres instituidos a una misma imagen tal y como ocurre en las localidades de AlcalĆ” del RĆ­o y MorĆ³n de la Frontera, donde la imagen titular de la Hermandad de la Soledad es conocida por: Nuestra SeƱora de los Dolores en su Soledad. Este cambio de nomenclatura se dio igualmente con un de las imĆ”genes titulares de nuestra localidad, mĆ”s concretamente en la hermandad Sacramental de la Inmaculada, alternĆ”ndosele los nombres de Soledad, Dolores, para pasar a llamarse finalmente Nuestra SeƱora de la Piedad.

Afortunadamente, estos hechos nunca se ocasionaron en Nuestra CorporaciĆ³n, pues nuestra Titular, desde su realizaciĆ³n hacia 1567, y hasta nuestros dĆ­as, siempre ha sido conocida por el nombre de Nuestra SeƱora de la Soledad, conservando su advocaciĆ³n de “Soledad”, este hecho lo podremos ir observando y comentando, a travĆ©s de los diversos documentos a los que harĆ© referencia. Junto a su nombre, Soledad, en la totalidad de las fuentes documentales consultadas: donaciones, los testamentos y las Ćŗltimas voluntades, siempre aparece ligado el trozo de un corazĆ³n, el trozo de una esperanza, de todas aquellas personas que la conocieron, que la quisieron, y por la que mostraron una devociĆ³n sin igual. Personas, de muy distinta condiciĆ³n social, a las que todo les parecĆ­a poco, incluso a la hora de sus cercanos fallecimientos, para ofrecerle a la SeƱora. AsĆ­, se han recogido documentos tan dispares como la donaciĆ³n de una corona, la entrega de un potro, para que con su venta se le realizase un vestido a la imagen, la donaciĆ³n de una aranzada de viƱa, ofrecimientos de misas, una gran diversidad de bienes muebles para la capilla de la SeƱora, etc.

A continuaciĆ³n, siguiendo una secuencia histĆ³rica debido a la gran cantidad de documentaciĆ³n al respecto, citaremos sĆ³lo algunos ejemplos localizados hasta la fecha, en los que la devociĆ³n hacia Nuestra SeƱora de la Soledad, la Virgen de Castilleja de la Cuesta, queda bien patente:

FUENTES DOCUMENTALES DEL SIGLO XVII:

TESTAMENTO DE CATALINA DE GUILLƉN. ESPOSA DEL COMENDADOR OCHOA DE ISAGA, caballero de la orden de Santiago y juez de la casa de la contrataciĆ³n de Indias. AƑO DE 1604[42]:
. “Y mando 8 reales de vellĆ³n para la cera del altar de Nuestra SeƱora de la Soledad de la Iglesia parroquial de Santiago. Y 20 reales mĆ”s para que se le haga un velo de lamilla blanco”.

TESTAMENTO DE DON LUIS GARCƍA. AƑO 1616[43].
ƍtem. Mando a la cofradĆ­a de la Soledad de esta Villa ocho reales.”

TESTAMENTO DE ROQUE DE TORRES. AƑO 1649[44]
. Ytt, es mi voluntad el dĆ­a que yo fallezca en adelante perpetuamente para siempre jamĆ”s se digan por mi Ć”nima dos misas cantadas, la una en la iglesia de seƱor Santiago de esta villa a Nuestra SeƱora de la Soledad el dĆ­a quince de agosto…
. Y mando 200 reales por una vez para que se le haga un vestido a Nuestra SeƱora de la Soledad de la iglesia de Santiago de esta villa, los cuales distribuyan mis albaceas en hacer dicho vestido porque asƭ es mi voluntad.
. Y mando quiero y es mi voluntad que desde el dĆ­a que yo fallezca en adelante perpetuamente para siempre jamĆ”s, se digan por mi Ć”nima dos misas cantadas, la una en la iglesia de seƱor Santiago de esta villa a Nuestra SeƱora de la Soledad, las cuales se han de decir por el dĆ­a e nuestras SeƱora de la AsunciĆ³n que es quince de agosto, ocho dĆ­as antes o despuĆ©s de dicho dĆ­a y se pague de limosna por cada una de las dichas misas cantadas con su responso ocho reales los cuales los cobren cada aƱo los curas que son o fueren de dichas iglesias.

TESTAMENTO DE JUAN DE CABRERA RENDƓN. AƑO 1649.[45]
. Mando a la cofradƭa de la Soledad que estƔ en la iglesia de SeƱor Santiago doce reales de limosna.
. Mando ocho reales a la cofradĆ­a de santa Vera Cruz que estĆ” en dicha iglesia por ser hermano de dicha cofradĆ­a.
. Y mando cuatro reales de limosna a la cofradĆ­a del Nombre de JesĆŗs, que estĆ” en dicha iglesia.

TESTAMENTO DE ALONSO PƉREZ. AƑO 1649.[46]
. Mando a la Virgen del Rosario que estƔ en la iglesia de seƱor Santiago de esta Villa, cincuenta ducados os cuales se pongan en renta y delo que rentaren se haga una fiesta en cada un aƱa para siempre.

TESTAMENTO DE JOSƉ DE CABRERA., TENIENTE DE GOBERNADOR DE LA VILLA. AƑO DE 1652[47]: “Mando a la CofradĆ­a de Nuestra SeƱora de la Soledad 40 reales de vellĆ³n, para las varas de su paso, y mando a la cofradĆ­a del DulcĆ­simo Nombre de JesĆŗs otros 40 reales”.

TESTAMENTO DE ANA MORENO. AƑO DE 1657[48].
Sepultada en Santiago. “Y mando a la CofradĆ­a de la Soledad 50 reales”.

TESTAMENTO DE FRANCISCO DE TOVAR. AƑO DE 1657[49]:
. Sepultado en Santiago. “Y mando tres ducados que se dieron a las dos cofradĆ­as en la Iglesia de Santiago de la Villa, la del Sacramento y de Nuestra SeƱora de la Soledad, y la cera que dieron para el dĆ­a de honras a ducado y medio para cada cofradĆ­a”.

TESTAMENTO DE ANTONIA TOVAR. Vecina de Castilleja de la Cuesta: AƑO DE 1676[50]:
. “Y mando se digan a la Virgen de la Soledad en su altar de la parroquia de Santiago, veinte misas rezadas por mi alma; y doce misas en el altar de Nuestra SeƱora de GuĆ­a”.

Interesante es el documento que me fue facilitado en su dĆ­a por el historiador Juan Manuel Corbera Molano, en el que una vecina de la cercana poblaciĆ³n de Camas realizaba la siguiente donaciĆ³n:
TESTAMENTO DE DOƑA FRANCISCA VALLADARES. AƑO DE 1688[51]:
. “ƍtem. Mando que luego que fallezca y se vendan mis bienes, se le den por una vez a los mayordomos de la CofradĆ­a de Nuestra SeƱora de la Soledad, sita en la Iglesia Parroquial del SeƱor Santiago, cuatrocientos reales de vellĆ³n para ayuda de hacer una corona para el dĆ­a de su festividad, y dos candeleros que tengo de azofar para el altar de Su Majestad, y que esta clĆ”usula no la pueda revocar en ningĆŗn testamento a dicho que haga otras muchas porque mi entera voluntad es que la dicha cantidad se dĆ© para hacer dicha corona, y pido y suplico a la Madre de los Ɓngeles, MarĆ­a SantĆ­sima de la Soledad, sea por vida de pedirle a su SantĆ­sima Hija, me lleve a descansar a su santo Reino cuando su SantĆ­sima voluntad fuese servida por cuanto asĆ­ es mi entera voluntad”.

DONACIƓN EFECTUADA EN EL AƑO DE 1691 POR DOƑA FRANCISCA DE SOTO[52]:
. De este documento he extractado dos pĆ”rrafos, el de la donaciĆ³n efectuada por la interesada y el recibo efectuado por el pĆ”rroco tras haber recibido dicha cantidad: “En el nombre de Dios amĆ©n, sepan cuantos esta carta de donaciĆ³n vieren como yo, Francisca de Soto, viuda de AntĆ³n MartĆ­n de Acosta, vecina que soy de esta Villa de Castilleja de la Cuesta, digo que por cuanto yo, y mi marido, tenĆ­amos comunicado que tenĆ­amos que hacer un manto de terciopelo liso de color negro a Nuestra SeƱora de la Soledad, sita en la Iglesia parroquial Matriz del SeƱor Santiago de esta Villa, y otras obras pĆ­as a dicha Nuestra SeƱora, para el dĆ­a que celebra procesiĆ³n el Viernes Santo en la tarde, y asimismo, poner una fiesta de Misa cantada con sus vĆ­speras, y se dijese y cantase a la dicha Imagen de Nuestra SeƱora de la Soledad. La misa cantada, con sus vĆ­speras, se establecerĆ” el dĆ­a de la AsunciĆ³n o en su octava, por su alma y por la de su marido”; y el segundo de estos[53]:

En Castilleja de la Cuesta, en 19 de febrero de 1691, don JosĆ© de Luque, cura beneficiado de la Iglesia Parroquial de Santiago, por cuanto en virtud de la donaciĆ³n que hizo Francisca de Soto, viuda de Antonio de Acosta a Nuestra SeƱora de la Soledad, sita en la dicha Iglesia parroquial de esta Villa, una aranzada y cuarta de viƱa, para que de su procedido se comprase un manto de terciopelo negro para la procesiĆ³n del Viernes Santo, y otras cosas tocantes a su culto y aderezo de su Capilla”.
                       
Llegados a este punto, debemos aclarar, que en el transcurrir de los siglos, no solo no cambiarĆ­a su nombre la Imagen Bendita de la Soledad, sino que tampoco variĆ³ nunca su salida procesional, establecida en sus primitivas reglas, cada tarde de Viernes Santo.

TESTAMENTO DE DON MARCOS RODRƍGUEZ. De gran interĆ©s es tambiĆ©n la clĆ”usula que ahora presentamos al haber sido redactada por un vecino, en esta ocasiĆ³n de Salteras. AƑO DE 1693[54]:
. “ƍtem. Mando que de mis bienes se compre una verja para la Capilla de Nuestra SeƱora de la Soledad que estĆ” en la Iglesia de Santiago de esta Villa de Castilleja de la Cuesta. Para ello otorgo ciento cincuenta reales de vellĆ³n”.

TESTAMENTO. CATALINA VƁZQUEZ. AƑO 1696.[55]
. Y mando se digan  dos misas rezadas, una en el altar de Nuestra Seora del Rosario y otra en el del Santo Cristo.

TESTAMENTO DE CATALINA DE CHAVES. AƑO 1697.[56]
. Y mando se digan en el alar de Nuestra SeƱora de la Soledad sita en dicha iglesia dos misas rezadas por mi alma.
. Y mando se digan en la ermita de Nuestra SeƱora de Guƭa dos misas rezadas.

TESTAMENTO DE JACINTA DE TORRES. AƑO 1697. [57]
. Y mando se digan en el altar de Nuestra SeƱora de la soledad, en dicha iglesia, cuatro misas rezadas y se pagan de limosna de mi voluntad.

TESTAMENTO DE FƉLIX DE ADORNA. AƑO 1698.[58]
. Y mando se digan por mi alma a Nuestra SeƱora de la Soledad en su altar, sita en la iglesia de seƱor Santiago de la villa.

TESTAMENTO DE MARƍA LUISA CABELLO. AƑO 1699[59].

. Y mando se diga en el altar de Nuestra SeƱora de la soledad, sita en la iglesia parroquial de SeƱor Santiago de la villa una misa rezada y es mi intenciĆ³n se pague de mis bienes.
. Y mando se diga en la ermita de Nuestra SeƱora de Guƭa una misa rezada y se pague de mis bienes.

FUENTES DOCUMENTALES DEL SIGLO XVIII:

TESTAMENTO DE DON DIEGO CARO. AƑO 1704[60].
ƍtem. Se me digan misas rezadas por mi Ɓnima en el altar de Nuestra SeƱora de la Soledad, sita en dicha iglesia”.

TESTAMENTO DE JUAN LUIS GARCƍA. AƑO 1709[61].
ƍtem. Mi cuerpo sea sepultado junto al altar de Nuestra SeƱora de la Soledad, sita en la iglesia parroquial de Santiago de esta Villa”.

TESTAMENTO DE JOSƉ DE CABRERA GONZƁLEZ. AƑO 1711[62].
Encomiendo mi Alma a Dios Nuestro SeƱor que la criĆ³ y redimiĆ³ con el precio infinito de su preciosĆ­sima sangre, y puso por mi abogada e intercesora a MarĆ­a SantĆ­sima de la Soledad, mi Madre y SeƱora para que lo sea ante su preciosĆ­simo Hijo…
ƍtem. Mando se digan ocho misas en la ermita de Nuestra SeƱora de GuĆ­a y se paguen cuatro reales por cada una de ellas.
. ƍtem. Mando se digan diez misas en el altar de Nuestra SeƱora de la Soledad”.

TESTAMENTO Y ƚLTIMA VOLUNTAD DE MARƍA DE CASTRO VIUDA DE JOSƉ CABRERA GONZƁLEZ. AƑO.1712[63].
“. Se digan por mi Ɓnima en la ermita de GuĆ­a diez misas rezadas a razĆ³n de cuatro reales cada una”.
“. ƍtem. Mando se digan en el altar de Nuestra SeƱora de la Soledad de la iglesia parroquial de SeƱor Santiago a razĆ³n de cuatro reales cada una”.

TESTAMENTO DE DON RODRIGO DE VILLALƓN. AƑO DE 1712[64].
ƍtem. Se digan en la ermita de Nuestra SeƱora de GuĆ­a cuatro misas rezadas  a razĆ³n de cuatro reales de vellĆ³n cada una y otras cuatro a dicho precio en el altar de Nuestra SeƱora de la Soledad, sita en la iglesia parroquial de Santiago de la Villa”.

MISA CANTADA. AƑO DE 1719[65].
. “Juana de Pineda, costea una misa cantada a Nuestra SeƱora de la Soledad en su Testamento”.
Tal vez, una de las donaciones mĆ”s curiosas sea la efectuada por don CristĆ³bal MartĆ­n Toro, quien en su testamento redactaba la siguiente ClĆ”usula: TESTAMENTO DE CRISTƓBAL MARTƍN TORO. AƑO DE 1722[66].
. “Y mando como tengo mandado, un potro de un aƱo a Nuestra SeƱora de la Soledad que tengo en mis yeguas, para que este se venda cuando dispusieren los oficiales de la cofradĆ­a de Nuestra SeƱora, y esto se aplique al vestido que se ha de comprar a Nuestra SeƱora, asĆ­ es mi voluntad: Y mando ayuda para que se haga un guiĆ³n para cuando sale Su Majestad a los enfermos, y para las funciones que hiciere la CofradĆ­a del SantĆ­simo de dicha Iglesia”.

TESTAMENTO DE MARƍA TOVAR, HIJA DE PEDRO LƓPEZ DE TOVAR Y DE CATALINA DONAIRE. PROTOCOLOS DE CASTILLEJA DE LA CUESTA. AƑO DE 1722[67].
. “ƍtem. Mando a nuestra SeƱora de la Soledad, sita en la Iglesia parroquial de SeƱor Santiago, doscientos reales de vellĆ³n para ayuda del vestido que se genere hacer de gala para Nuestra SeƱora de la Soledad. Y que se entreguen luego y sea lo primero que se cumpla, entregĆ”ndolos a los mayordomos de la CofradĆ­a para sĆ­, es mi voluntad, por ser hermana de dicha hermandad”.

TESTAMENTO DE DON PEDRO MARQUEZ. PROTOCOLOS DE CASTILLEJA DE LA CUESTA. AƑO DE 1740[68].
. “Y mando por una vez, a MarĆ­a SantĆ­sima de la Soledad, sita en la Iglesia de Santiago, treinta reales de vellĆ³n, para ayuda a una saya de terciopelo, y se pague de mis bienes”.

TESTAMENTO DE MIGUEL MARTƍNEZ. AƑO DE 1767[69].
. “Y mando un manto de terciopelo negro a Nuestra SeƱora de la Soledad de Santiago”.

DONACIƓN EFECTUADA POR DOƑA JOSEFA THOUS DE MONSALVE, MUJER DE DON NICOLƁS DEL CAMPO Y SALAMANCA. ARCHIVO COLEGIATA DE OLIVARES. AƑO DE 1782[70].
. “En Castilleja de la Cuesta a 4 dĆ­as del mes de diciembre de 1782. Yo, doƱa Josefa Thous de Monsalve, mujer de don Diego NicolĆ”s del Campo de Salamanca, realizo la donaciĆ³n de un vestido tela blanco y oro, rostrillo, y puƱos de encaje de Flandes, a la Imagen de Nuestra SeƱora de la Soledad, sita en la Iglesia Parroquial matriz de Santiago de la Villa de Castilleja de la Cuesta, siendo de mi cargo vestir a dicha Imagen en los dĆ­as de Festividades, y en caso de no poder concurrir a este acto podrĆ© poner a quien guste”.

FUENTES DOCUMENTALES DEL SIGLO XIX:

AdentrĆ”ndonos en el siglo XIX, la devociĆ³n hacia Nuestra Titular, no solo se mantendrĆ­a, sino que creciĆ³ hasta lĆ­mites insospechados, no solo en nuestra Villa, sino en las localidades cercanas, tal y como muestran los diversos ofrecimientos efectuados hacia Ella. Entre estos citamos, por la cantidad de los ofrecidos, tan solo algunas muestras[71]: “Las alfombras adquiridas con el donativo entregado por los duques de Montpansier para la capilla de Nuestra SeƱora de la Soledad”; asĆ­ como: “Unos zarcillos de Plata con piedras de Francia de tres pendientes, un aderezo del mismo metal y las mismas piedras, una guirnalda de esmalte, dos alfileres de “perfumerĆ­a” con piedras verdes dado por la seƱora de Checa”.

Un broche de perfumerĆ­a con piedras encarnadas; un cetro de la mano de plata labrado con una corona; un ramo de plata de la mano, comprado por varias devotas y donado a la Virgen”.

Una peluca dada por Trinidad de la Rosa Oliver, de su propio pelo con su caja para la dicha peluca”.

Un vestido liso de terciopelo negro con su manto del mismo color y tela, con su punta de concha de oro de una cuarta de ancho comprado por varias hermanas de la Hermandad y dada a la Hermandad para dicha imagen”.

Y asĆ­, podrĆ­amos seguir horas y horas, desgranando todos estos bienes entregados como muestra de cariƱo, devociĆ³n, y por algunos favores concedidos hacia sus devotos.

FUENTES DOCUMENTALES DEL SIGLO XX:

De la misma manera, ya en el siglo XX, la imagen de Nuestra SeƱora de la Soledad, ha mantenido la profunda devociĆ³n que desde siglos despertĆ³, y con ello, se continuaron produciendo nuevas donaciones. AsĆ­ la seƱora doƱa MarĆ­a del Rey, donaba a la Virgen de la Soledad[72]: “Un manto de raso de seda blanco liso, y una pelliza de astracĆ”n de seda blanca”. Y la seƱora doƱa Cristina del Valle: “Un sombrero adornado con flores contrahechas, un bĆ”culo de madera dorada, una diadema de plata de ley y una peluca larga”.

Evidentemente, durante todo el siglo XX y en este reciĆ©n estrenado XXI, la devociĆ³n hacia Nuestra SeƱora de la Soledad, en muestras de donaciones no han dejado de producirse, siendo imposible enumerarlas en estos instantes por la infinidad de las efectuadas. Pero si vamos a destacar evidentemente, las fechas del 2 de abril de 1944, en la que Nuestra SeƱora de la Soledad fue coronada en Solemne FunciĆ³n. En esta ocasiĆ³n el recordado orfebre don Fernando Marmolejo fue el encargado de realizar la corona, costeada por sus hermanos y devotos, siguiendo el diseƱo de nuestro hermano don Juan Oliver; y la del 21 de septiembre de 2002, para cuya descripciĆ³n me voy a basar en el comentario vertido por don JosĆ© Luis AlcĆ”ntara Rojas durante dicho evento: “Acto Solemne y a la vez impregnado de connotaciones entraƱadas en las costumbres seculares espaƱolas, consistente en la entrega a la SeƱora de uno de los atributos de su alta jerarquĆ­a por parte de un insigne militar, el fajĆ­n ganado a pulsos de un bravo historial en la Milicia, por quiĆ©n ha alcanzado el grado comparable a un prĆ­ncipe dentro de ella. En este caso el fajĆ­n del excelentĆ­simo seƱor don Fernando Mosquera Silben, Teniente General, Jefe del Mando AĆ©reo del Estrecho y 2ĀŖ RegiĆ³n AĆ©rea”.

AdemĆ”s de todos los datos que pueden aparecer en los documentos escritos y grĆ”ficos, tenemos los de “tradiciĆ³n oral”, los que el pueblo lleva y trae, y que son en realidad los de mĆ”s profundidad, tanto religiosa como sentimental. Pero, ante todo, y como acto de devociĆ³n en mayĆŗscula, hacia Nuestra SeƱora de la Soledad y hacia nuestra Hermandad, dejar constancia del siguiente hecho:

Fue a comienzos de los aƱos cuarenta, Ć©poca histĆ³rica difĆ­cil, pues acababa de finalizar un conflicto bĆ©lico en nuestro paĆ­s que marcarĆ­a del devenir histĆ³rico y las relaciones entre los espaƱoles durante muchos aƱos. La hermandad, no ajena a las circunstancias y en perĆ­odo de dificultad econĆ³mica, reorganizarĆ­a sus cultos y sus salidas procesionales, y al igual que en nuestros dĆ­as se sigue haciendo, algunos de sus hermanos saldrĆ­an a pedir donativos para tal fin.

Afortunadamente en nuestros dĆ­as, esta circunstancia no podrĆ­a ser entendida, pero llegando a la casa de una hermana, observaron que los niƱos pequeƱos de la casa tenĆ­an los zapatos tan deteriorados, que llevaban trozos de cartĆ³n cubriendo los agujeros de las suelas, ya que la precaria economĆ­a impedĆ­a poder sustituirlos. Los hermanos que pedĆ­an el donativo, ante tal hecho, no se vieron con fuerza moral para pedir ya que veĆ­an que en esa casa habĆ­a otras necesidades preferentes, y pasaron de largo. Pero cuĆ”l serĆ­a su sorpresa, cuando esta hermana, les llamĆ³ y les dijo que querĆ­a dar el donativo, porque ella tambiĆ©n era de la Plaza, poniendo su grano de arena, y demostrando como una hermandad llega a ser grande con esos pequeƱos granitos de arena que al final siempre hacen un montĆ³n.

Con el presente texto damos a conocer un poco mĆ”s la Historia de una de las hermandades mĆ”s consolidadas de la provincia, la de Santiago de Castilleja de la Cuesta, la de La Plaza, que como se puede seguir comprobando posee una de las historias mĆ”s ricas en cuanto acontecimientos histĆ³rico-artĆ­sticos del Aljarafe, manteniendo siempre en su centro religioso y tradicional, una herencia de padres a hijos: al PatrĆ³n Santiago, al SantĆ­simo Cristo de los Remedios, y sobre todo a Nuestra Madre del Cielo, la Virgen de la Soledad, y a la vez mostraros una pequeƱa semblanza de algunos de los vecinos de la localidad que la vio nacer; y afirmar definitivamente, que en la actualidad, y desde hace muchos siglos, fue, es, y serĆ” imposible hablar de la Historia de Castilleja de la Cuesta sin hacer menciĆ³n a la Hermandad de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Cristo de los Remedios, e igualmente, al edificio que ha sido siempre su casa, el templo parroquial matriz de Santiago ApĆ³stol.

 




[1] AHN.; OM. UclĆ©s, Carpeta. 87, nĀŗ 4.
[2] AHPBMF. 34, Libros de Visitas de la Orden Militar de Santiago, Libro 1.102, AƱo, 1498.
[3] HERRERA GARCƍA, Antonio, “Traspasos y concentraciones de unas fincas en Castilleja de la Cuesta (1563-1635)”, en Archivo Hispalense, nĀŗ. 179, Sevilla, 1975, pp. 133-154.
[4] GONZƁLEZ DE LEƓN, FĆ©lix, Noticias ArtĆ­sticas de todos los edificios pĆŗblicos de esta Muy Noble Ciudad de Sevilla, Sevilla 1844, p. 84.
[5] AHPBMF. Libros de Visitas de la Orden Militar de Santiago correspondientes a los citados aƱos.
[6] AHPBMF. 37., “Libros de Visitas de la Orden Militar…”, Libro 1.108, AƱo, 1514.
[7] PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La orden de Santiago en AndalucĆ­a, 1470-1515, Granada, 1979.
[8] AHPMF. 37., “Libros de Visitas de la Orden Militar de…”, Libro 1.108, AƱo, 1575.
[9] IbĆ­d.
[10] AHPBMF. 37., Libros de Visitas de la Orden Militar de…”, Libro 1.108, AƱo, 1509.
[11] PEINADO SANTAELLA, Rafael, La asistencia a los pobres en el SeƱorĆ­a Andaluz de la Orden de Santiago a fines de la Edad Media., DiputaciĆ³n de JaĆ©n, 1984.
[12] HERRERA GARCƍA, Antonio, Villanueva del Ariscal. Historia de mi pueblo, Ayuntamiento de Villanueva, 1995, p. 50.
[13] AHPBM F. 37, Libros de Visitas de la Orden Militar de…, Libro 1.108, AƱo 1515.
[14] AHPBMF. 37, Libros de Visitas de la Orden Militar de…, Libro 1.108, AƱo 1575.
[15] IbĆ­d.
[16] AHPS, SecciĆ³n de Protocolos de Castilleja..., Legajo aƱo 1539, s/f.
[17] AHPS, SecciĆ³n de Protocolos de Castilleja..., Legajo 3.010 P-b. (1570-1575), s/f.
[18] AHPS, SecciĆ³n de Protocolos de Castilleja…, Legajo 3.134 P-b. (1588-1595), s/f.
[19]HERRERA GARCƍA, Antonio, Villanueva del Ariscal. Historia de mi pueblo. Ayuntamiento de Villanueva, 1995, p. 68.
[20] AHPS, SecciĆ³n de Protocolos de Castilleja..., Legajo 3.093 P-b (1601-1604), s/f.
[21]HERRERA GARCƍA Antonio, El siglo de don Pedro de GuzmĆ”n. La Villa de Olivares y el Condado en el siglo XVI, Ayuntamiento de Olivares, 2003, p. 49.
[22] IbĆ­d.
[23] Toda la documentaciĆ³n de esta compra se halla en el Archivo General de Simancas. Mercedes y Privilegios, Legajo 363, Expediente nĆŗmero 19.

[24]HERRERA GARCƍA Antonio, El siglo de don Pedro de GuzmĆ”n, ob. cit. p. 62.
[25] HERRERA GARCƍA, Antonio, “Traspasos y concentraciones de unas fincas en Castilleja de la Cuesta”, Archivo Hispalense, Tomo LVIII, nĀŗ 179, 1975, pp. 133-154.
[26] HERRERA GARCƍA Antonio, El siglo de don Pedro de GuzmĆ”n…, ob. cit., p. 56.
[27] IbĆ­d. p. 62.
[28] IbĆ­d. p. 62.
[29] IbĆ­d. p. 63.
[30] HERRERA GARCƍA Antonio, El siglo de don Pedro de GuzmĆ”n…, ob. cit., p. 79.
[31] HERRERA GARCƍA, Antonio, El Estado de Olivares…, ob. cit., p. 267.
[32] Archivo General de AndalucĆ­a. Documentos sobre AndalucĆ­a en el Archivo de la Casa Ducal de Alba. 16/386-390.
[33] APO, leg.102, s/f.
[34] NORTE LUQUE, SerafĆ­n, “Estancia y muerte de HernĆ”n CortĆ©s en Castilleja de la Cuesta, Revista AsociaciĆ³n  Rafael Bellido Caro, nĀŗ3, Marzo de 2006, pp.5-9.
[35] Archivo General de Indias., Sig. ES. 41091. AGI / 16416.214.1. Patronato, 15 R.6.
[36]IbĆ­d.
[37] PRIETO GORDILLO, Juan, La Hermandad de la Plaza de Castilleja de la Cuesta (1370-2000), Sevilla, 1999, p. 111
[38] IbĆ­d. pp. 115-116.
[39] AHPS, SecciĆ³n de Protocolos de Castilleja., Legajo 3.134 P-b (1588-1592), s/f.
[40] IbĆ­d.
[41]AHPS, SecciĆ³n de Protocolos de Castilleja de la Cuesta., Legajo 3.011 P-b (1579-1583), s/f.
[42] Archivo de Protocolos de Castilleja de la Cuesta. Legajo 3.093, s/f.
[43] IbĆ­d. Legajo 23.096 . s/f.
[44] IbĆ­d. Legajo 23.191,fol.154.

[45] IbĆ­d. fol.109.
[46] IbĆ­d. fol.120.
[47] Ibid. Legajo 3.193 P-b, s/f.
[48] IbĆ­d.
[49].IbĆ­d. Legajo 3.198 S/f.
[50] IbĆ­d. Legajo 3.294 S/f.
[51] Documento facilitado por Juan Manuel Corbera Molano. Protocolos de Camas. Legajo. 3.608, s/f.
[52] Archivo de Protocolos de Castilleja de la Cuesta. Legajo 3.342. s/f.
[53] IbĆ­d.
[54]Archivo de Protocolos de Castilleja de la Cuesta. Legajo 3.407. s/f.
[55] Archivo de Protocolos de Castilleja de la Cuesta. Legajo 23.407. s/f.
[56] IbĆ­d. s/f.
[57] IbĆ­d. s/f.
[58] IbĆ­d. s/f
[59] IbĆ­d. s/f.
[60] Archivo de Protocolos de Castilleja de la Cuesta. Legajo 23.128 P-b. s/f.
[61]IbĆ­d. Legajo 23.129 P-b, s/f.
[62] IbĆ­d.
[63] IbĆ­d. Legajo 23.130 P-b. fol. 14
[64] IbĆ­d. fol. 43.
[65].Archivo de Protocolos de Castilleja de la Cuesta. Legajo 3.131. P-b. s/f.
[66]IbĆ­d. Legajo 3.132. P-b. s/f.
[67]IbĆ­d. Legajo 22.970 P-b. s/f.
[68] IbĆ­d. Legajo 3.194. P-b. s/f.
[69]Archivo de Nuestra SeƱora de las Nieves de la Parroquia de Olivares. SecciĆ³n Castilleja de la Cuesta.  Legajo 110. s/f.
[70] IbĆ­d. 2.151. s/f.
[71] Archivo Hermandad de Santiago de Castilleja de la Cuesta. Libro de Inventarios Siglo XIX. S/f.
[72] IbĆ­d. Libro de Inventarios del Siglo XX.


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