viernes, 1 de enero de 2016

LA CORONACIÓN DE MARÍA EN EL MUNDO DEL ARTE.



LA CORONACIÓN DE MARÍA EN LA HISTORIA DEL ARTE

Con motivo de la próxima coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, titular de la Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta el próximo 18 de junio, y como homenaje a todas las imágenes marianas coronadas canónicamente, inicio este nuevo apartado artístico titulado: LA CORONACIÓN DE MARÍA EN LA HISTORIA DEL ARTE. Durante el mismo, mostraré una serie de obras de arte: mosaicos, vidrieras, pinturas y esculturas, siguiendo la misma cronología empleada tradicionalmente para el estudio de la Historia del Arte Cristiano, comenzando desde la Edad Media (Bizantino, Románico y Gótico), Edad Moderna (Renacimiento y Barroco)  y Contemporánea.

La pieza más antigua usada como adorno, de carácter simbólico, parece ser la corona, pues ya en el arte bizantino vemos a María coronada como reina, transmitiéndose esta iconografía al Occidente europeo, y obviamente a la España Medieval, siendo clara su simbología: María reina del cielo. 

Son de la Edad Media las coronas de Virgen más antiguas que conocemos siendo muy semejantes, por no decir iguales, a las coronas reales. Constan de un sencillo aro adaptado a la cabeza, que se remata en la parte superior por distintos tipos de cresterías, que pueden oscilar entre los castilletes de Castilla, las flores de lis francesas, o las simples puntas agudas alemanas, inglesas, o de otros países europeos.



Las imágenes de talla solían llevar ya la corona incluida, y a través de las piezas conservadas, así como por los lienzos  y tablas de la época, podemos saber cómo eran. En lo que se refiere a las imágenes de vestir, la corona era naturalmente añadida y generalmente metálica. Las imágenes procesionales, por aquello de ser de vestir, siempre llevaron corona añadida, tal y como pueden observarse en los libros de reglas de algunas antiguas Cofradías[1].








[1] SANZ SERRANO, María Jesús, “El ajuar de plata”, SEVILLA PENITENTE, Tomo III, Sevilla, Ed. Gever, 1995, pp.212-216.

1 comentario:

  1. Qué maravilla que le regaló el dibujo y pudo ver al maestro Juan Borrero trabajando! Gracias por de descripción detallada de la obra. Me fascina la orfebrería.

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