LOS BORDADORES, DOMINGO REGIDOR (SIGLO XVIII) Y LAS
HERMANAS ANTÚNEZ (SIGLO XIX) AUTORES DEL MANTO CARMESÍ DE NUESTRA SEÑORA DE LA
SOLEDAD, TITULAR DE LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SANTIAGO APÓSTOL DE CASTILLEJA
DE LA CUESTA.
Juan Prieto Gordillo
Prof. Universidad de
Huelva y Archivero de la Hermandad
Poco a poco, la Hermandad Sacramental de Santiago de
Castilleja de la Cuesta continúa documentando buena parte de sus bienes
artísticos. En esta ocasión haré referencia, nuevamente, a una de las piezas textiles
procesionales, que más valor histórico-artístico poseen en la provincia de
Sevilla; el manto carmesí y oro con el que ha procesionado Nuestra Señora de la
Soledad, imagen titular de la Hermandad Sacramental de Santiago de Castilleja
de la Cuesta, desde finales del siglo XVIII en que fue bordado hasta hoy día.
Son varias las referencias documentales que
acreditan su antigüedad. En primer lugar, haré mención al convenio firmado
entre las hermandades penitenciales que desde el siglo XVI convivían bajo las
bóvedas del templo matriz de Santiago Apóstol de la localidad; la Santa Vera
Cruz y el Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de la
Soledad, por el que ambas corporaciones, en el año 1776, se comprometían a
sufragar un nuevo manto para la imagen que compartían durante sus desfiles
procesionales:
Convenio entre las hermandades del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora
de la Soledad para el pago de un manto para la citada Virgen.
"Sepan
cuantos esta carta vieren como nos: Joaquín Caro, Miguel de Chávez, Antonio
Vázquez, Andrés Ramírez, Cristóbal Márquez, Pedro Cortés y Cristóbal de
Aguilar, todos hermanos y oficiales de la Hermandad del Santísimo Sacramento y
Santa Vera-Cruz, sita en la Parroquial de Santiago de esta villa en el Señorío
Antiguo de ella, estando juntos..., nos obligamos a pagar la cantidad que dicha
hermandad está debiendo a Don Domingo Regido (maestro bordador), vecino de la
ciudad de Sevilla, que es de su parte, que a la dicha Hermandad corresponde de
la hechura y costos del manto de Nuestra Señora de la Soledad que ahora así a
la Hermandad dicha como a la Hermandad de Nª Sª de la Soledad, cuyas dos
hermandades están unidas para los gastos a mitad que a cada hermandad
corresponda para su composición de pasos y demás gastos generales pueda ofrecer
siempre cada una hermandad, ha de pagar la mitad con certeza de la mitad de
dicho manto y pagarle a Don Domingo Regidor. La dicha Hermandad dela Santa
Muerte de Xto. y Nª. Sª de la Soledad se obliga a pagar en la fecha, del Señor
Santiago, que vendrá de este presente año la parte que le corresponde del dicho
manto. Fecha la carta a día seis del mes de Marzo de Mil Setecientos y Setenta
y Seis años”.[1]
¿Cómo era
el mencionado manto, bordado en sus orígenes sobre terciopelo negro por el
maestro bordador Domingo Regidor?
Respecto a
su tamaño, era cincuenta centímetros menor que el actual en todo su perímetro,
y de composición simétrica similar a la que presenta el actual. En cuanto a la
temática iconográfica conservada, destacaría especialmente el motivo central,
algunos tallos vegetales y la cenefa geométrica que lo rodea, resaltando sobre
todo el gran centro floral en torno al que giraba la composición con flores de
diversas especies, que emergen de una especie de jarrón o cuerno de la
abundancia vegetal, caracterizado todo por el aumento de proporciones de las
formas, entre las que se encuentran las grandes flores y hojas de apariencia
carnosa entrelazadas con finos tallos. El conjunto, al igual que en el actual,
estuvo rodeado con la misma cenefa, sencilla y geométrica que forman rombos y
óvalos, adorno bastante empleado en este tipo de composiciones durante la
segunda mitad del siglo XVIII.
En cuanto a su color original, negro bordado en oro con
tallos y flores de oro y sedas, tenemos conocimiento que se mantuvo así al
menos, hasta mediados del siglo XIX, pues en diversos inventarios realizados
por algunos mayordomos de la hermandad, desde finales de la centuria dieciochesca
aparece del mencionado color.
A partir del año 1868, tras haberse producido la Revolución de
septiembre, el templo parroquial matriz de Santiago Apóstol de Castilleja de la
Cuesta, comenzó a experimentar una nueva etapa de esplendor, que culminaría
años más tarde con el derribo del vetusto edificio, siendo reconstruido por los
marqueses de Loreto, don Pablo Capetillo y doña Nicolasa del Campo.
Acorde a los acontecimientos citados, la Hermandad Sacramental de
Santiago, iniciaría también una etapa de magnificencia, remozando algunos de
sus enseres, entre los que se encontraba el manto negro bordado en 1776, y adquiriendo
y realizando nuevos bienes artísticos, como el nuevo y actual manto negro
realizado por las hermanas Antúnez entre los años 1889-1890.[2]
Sería en el año 1871 cuando la Corporación decida cambiar su cortejo
procesional, influido en esta ocasión, por la Hermandad Santo Entierro de
Sevilla, y muy especialmente por uno de sus pasos, el Misterio del Duelo. Para
la ocasión fueron realizados dos nuevos pasos, uno para el Santo Entierro del
Santísimo Cristo de los Remedios, costeado por la mencionada marquesa de
Loreto, y otro de nueva iconografía neogótica, similar al citado del Duelo de
la Hermandad del Santo Entierro de la capital hispalense. A todo ello, debemos
añadir la adquisición, en 1869, del desaparecido paso de Gloria, para el
Domingo de Resurrección, procedente del exclaustrado convento de la Encarnación
de Belén de Sevilla.
Además de las citadas, otras decisiones tomadas por
la Junta de Gobierno de aquellos años fueron las siguientes; en primer lugar,
enriquecer y pasar el antiguo manto negro a terciopelo carmesí, con la
intención de crear cierta armonía con el palio que de la misma tonalidad
aparecía ya recogido en los inventarios de 1870; y que a su vez fuese utilizado
en el recién adquirido paso de gloria. Años más tarde, en 1889, se contrataría un nuevo
manto procesional bordado en oro sobre terciopelo negro, para paso del Duelo,
gracias en esta ocasión, a la colaboración de la benefactora de la Corporación,
doña Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto.
Para ambas cuestiones las bordadoras designadas fueron las hermanas Antúnez,
Josefa y Ana, cuya técnica y estilo quedan bien patente en ambas piezas.
Las primeras noticias acerca del cambio de color, de
negro a carmesí, bordado por Domingo Regidor en 1776, y de su cronología, nos
vienen dadas a través de unas cancioncillas que algunas devotas de Nuestra
Señora de la Soledad dedicaron por el día de su onomástica, a la benefactora de
la hermandad, doña Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto, en el año 1888:
“FELICITACIÓN Y CANCIÓN
A LA SEÑORA MARQUESA DE LORETO. AÑO DE 1888.
Hoy,
día de esta notable señora…,
Pedimos
a Dios por su salud,
que
para todo el pueblo eres virtud,
y
para la iglesia gasta todo su caudal,
Dios
le dé el premio en la mansión.
Ya que ha conocido este manto,
de terciopelo carmesí,
si lo acabara de pagar,
nos ahorramos de pedir al
señor párroco de Santiago…”
JOTA.
Hoy
todas felicitamos…,
Dios
le de salud,
para
conocer
el manto bordado
que vamos a traer.
Finalmente, y gracias al señor párroco don Francisco
de la Granja, que se adelantó en esta cuestión a la señora Nicolasa, el manto
carmesí quedaría finalizado y sufragado con los ingresos parroquiales, siendo
estrenado en 1889. ¿Cuáles fueron los bordados conservados del original y,
cuáles las innovaciones técnicas e iconográficas introducidas por las hermanas
Antúnez en la remozada y reformada pieza textil?
En primer lugar, se respetaron algunos fragmentos del
gran centro floral, transformado y enriquecido, en torno al que gira la
composición con flores de diversas especies, y fueron reubicados los elementos
geométricos-decorativos conservados del original que formaban rombos y óvalos,
que rodeaba todo el conjunto y que aún forma parte del actual. En cuanto a la
iconografía del motivo central, más preciosista, nos puede recordar a los
bodegones florales pintados por los pintores Luis Meléndez (Nápoles,1716-Madrid,1780)
y a los realizados por Juan de Arellano (Santorcaz, 1614 – Madrid, 1676).
A continuación, las labores emprendidas consistirían en
un considerable aumento en la decoración vegetal, exuberante tanto en diseño
como en bordado: flores entre follaje muy denso y variado, gruesas hojas de
cardo, de parra y de flor de jarro, azucenas y piñas, que se desarrollan
simétricamente a un lado y otro del dibujo central; bordado todo ello con hilos
de diferente grosor, lentejuelas y gran variedad de puntadas que producen
brillos y luces diversas, así como efectos magníficos al ribetear las figuras y
sombrearlas en oro, logrando mayor realce.
En relación a la técnica seguida, de realce y
aplicación[3],
se pueden observar el aumento de grosor en los bordados, cuestión que
ejecutarían rebordando ciertas piezas sobre algunas de las originales
existentes y el traspaso íntegro de fragmentos de un tejido a otro.
A partir de ahí, y en ese mismo año, se plantearía
la necesidad de la realización de un nuevo manto procesional, el actual manto
negro, en esta ocasión para el paso del Duelo, además del mencionado, que ya
por aquel entonces lucía de rojo carmesí para el palio recientemente estrenado
de igual color. En esta ocasión, la totalidad del manto fue costeado por la
mencionada señora, que alcanzó la cifra de 30.000 reales[4].
Continuando el seguimiento histórico del dieciochesco
y renovado manto rojo, un siglo después, durante el año 1973 fue restaurado, siendo
ampliado unos 50 centímetros en todo su perímetro en los talleres de
Carrasquilla, pasando el mismo oro y dibujo a la nueva pieza textil,
respetándose en todo momento los dibujos y estilo precedente, incluso quedando rodeado con la misma cenefa, sencilla y
geométrica de 1776.
Para ello se decidió comprar el terciopelo tras los ingresos de la Velá de
Santiago del año de 1972, junto a la colaboración de las devotas de la Asociación
del Corazón de Jesús. Sería entonces cuando algunos motivos florales, que
llegaban hasta la parte superior de la pieza textil, fueron desplazados hacia
los laterales, al colocarse definitivamente la toca de sobremanto.
En los
años 80 las Hermanas Martín Cruz fueron las encargadas de pasar a nuevo
terciopelo este manto rojo, debido al mal estado de dicha tela; después de una
gran labor de restauración de los bordados, el manto fue llevado a la Primera
Exposición de artesanía cofrade que se hacía en Sevilla, realizada en los bajos
del Paseo Marqués de Contadero, junto a la Torre del Oro. Fue expuesto,
haciendo juego con la toca de sobre manto que las mismas bordadoras, habían realizado
para la Hermandad de la Esperanza de Triana con motivo de su Coronación
Canónica.
[2]Corría el año 1889, más concretamente el
día 24 de septiembre, cuando el párroco de la localidad el señor Francisco de la Granja remitía una
carta al señor arzobispo hispalense, exponiéndole una serie de quejas relativas
a la parroquia de Santiago y más concretamente de la vecina de la localidad, la
señora doña Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto. Será en uno de los párrafos de dicha misiva donde aparezca
recogida la siguiente información: “…ahora está bordando un manto para Virgen de
esa hermandad, apreciado en treinta mil reales;”. Sin lugar a dudas, se
trataba del manto negro que la Hermandad, junto con la aportación económica de
la referida señora, habían encargado a uno de los talleres de bordados más
prestigiosos que existían en la capital andaluza desde mediados del siglo XIX,
el de las hermanas Antúnez, Josefa y Ana.
[3]De realce, que ofrecen mucho relieve debido a un
relleno de cartulina o de algodón en rama (o de estopa con cera, en la Edad
Media) que se interpone. De
aplicación o de
sobrepuesto, que se borda fuera de la pieza y posteriormente se cose sobre
ella.
Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
Fotografía procedente de: Periodistacofrade.blogs.spot
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Autor: Fernando Domínguez Gómez.
Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
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Autor: Fernando Domínguez Gómez.
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Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
Fotografía. Francisco Javier Tovar Florencio.
Fotografía. Francisco Javier Tovar Florencio.
Manto de Gloria de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta. Siglos XVIII-XIX
Fotografía. Francisco Javier Tovar Florencio.
Fotografía. Francisco Javier Tovar Florencio.
Manto del siglo XVIII. Propiedad particular.
Véase la cenefa geométrica y tallos característicos de esta centuria, similares a la del manto de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta.
Véase la cenefa geométrica y tallos característicos de esta centuria, similares a la del manto de Nuestra Señora de la Soledad de Castilleja de la Cuesta.