sábado, 24 de octubre de 2020

Pincelada histórica para la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de la localidad sevillana de Bormujos.(I)

Una nueva pincela para el lienzo histórico de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de la localidad sevillana de Bormujos.

Juan Prieto Gordillo

Prof. Universidades UPO y UHU.

 

 Gracias a un nuevo inventario parroquial realizado en el año 1781 (1), localizado en el AGAS, podemos dar alguna información sobre la imagen de Nuestra Señora del Rosario de la localidad de Bormujos (Sevilla).

En esta ocasión haremos más extensivo dicho inventario con la aportación de algunos bienes, tras la renovación del templo parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, que recogidos entonces, siguen existiendo en la parroquia en la actualidad.

La primera información ofrecida está relacionada con el cuadro titulado: El árbol de Jessé; mencionado en el inventario como, “uno con la efigie del árbol de David dado por el dicho Don José de Mier, de fina pintura”; junto a esta pieza pictórica se enumeran otras cuatro sin ningún dato mencionado más. Hasta estos instantes no poseemos información alguna sobre el mencionado señor Mier, cuestión que esperamos ir desvelando en futuras investigaciones.

Según Manuel Luque Posada, restaurador de la obra en el año 2011, la realización de esta pintura podría estar datada de mediados del siglo XVIII.

Continuando con los bienes recogidos, a continuación son mencionados el retablo y la imagen de la Virgen del Rosario, residente en el templo parroquial desde la fundación de su hermandad en el siglo XVII. La cita dice así: “. Y en la iglesia nueva, un altar de Nuestra Señora del Rosario de madera, pintado y encarnado y verde con un señor crucificado al fin del altar. Y la Señora tiene un vestido de raso encarnado con punta de plata falsa, con Niño Jesús vestido de lo propio y un rosario engarzado en plata con cuentas encarnadas, y así mismo, un velo de raso pajizo y blanco”.

A continuación, son citados algunos objetos de platería relacionados con la mencionada imagen y el Niño Jesús que porta en sus brazos: “. Y una corona de plata que sirve a Nuestra Señora del Rosario y así mismo la corona del Niño. Y tres potencias de plata que tiene el Niño Jesús”. Respecto a la mencionada corona de plata, esta pieza, posiblemente correspondería a la realizada por el maestro platero, Juan Ruiz, natural de Sevilla, cuya estética correspondería al gusto artístico de mediados del siglo XVIII, conocido como Rococó, de ahí la decoración de rocallas que presenta dicha pieza al igual que las potencias del Niño.

Se concluye el inventario, con la enumeración de otra corona de plata, en esta ocasión relacionada con la imagen de Nuestra Señora de las Nieves, que por mayor seguridad se guardaba en el templo de la Encarnación, mientras la talla de la virgen, seguía residiendo en la ermita del Señor Santo Domingo de Silos, donde fue erigida su hermandad, conocida popularmente como Santo Domingo de Repudio, muy posiblemente hasta la finalización de la invasión francesa en que sería ubicada finalmente en el templo parroquial de la localidad. El hecho de ser mencionado con la toponimia de Repudio, estuvo relacionada con el arroyo que transcurría cercano a la ubicación del edificio.

Finalmente cito la reseña que sobre dicho arroyo, realiza el intelectual y político, Pascual Madoz entre los años 1845-50, en su diccionario titulado, “Censo histórico de pueblos, ciudades, villas y aldeas de España. Datos económicos, artísticos y demográficos. Patrimonio histórico…”

Dice así, “…arroyo que nace en el térra, de Heliche, hoy jurisdicción  de Olivares, provincia de Sevilla, partido judicial de Sanlúcar la Mayor; baña los territorios de Olivares, Salieras, Espartinas, Bormujos, Almenciudadilla y Palomares, y se dirige por entre la puebla y Coria á buscar su desagüe en el Guadalquivir. Su caudal de agua, insignificante, y á veces nulo en el verano, se aumenta extraordinariamente en tiempo de grandes lluvias, haciéndose temible su paso…”

Documentación localizada en el AGAS de Sevilla en la sección de Hermandades. Leg. 11153-A Secc. III.


                                           Lienzo titulado, El Árbol de Jessé. Siglo XVIII. 

                                                       Restaurado por el profesor Manuel Luque Posadas en 2011.


                                                Imagen de Nuestra Señora del Rosario.

                                         Porta corona labrada por el maestro platero Juan Ruiz a mediados del siglo XVIII.


miércoles, 7 de octubre de 2020

Muestras de devoción para Nuestra Señora del Rosario de Bormujos (Sevilla) (I)

Juan Prieto Gordillo
Profesor Universidad de Huelva 
Historiador


Gracias a fuentes documentales, como la que mostramos a continuación, se reafirma la devoción que durante casi sus cuatrocientos años de existencia tuvo Nuestra Señora del Rosario, y digo reafirmar, porque si una cosa está lo suficientemente claro en Bormujos, y en las poblaciones cercanas, es el cariño y devoción que sus vecinos siempre procesaron hacia la bendita imagen del Rosario.

Devoción plasmada durante siglos, a través de donaciones realizadas por personas, de muy distinta condición social, a las que todo les parecía poco, incluso a la hora de sus cercanos fallecimientos, para ofrecerle a la Señora. Así, se han recogido documentos tan dispares como  la entrega de un potro, para que con su venta se le realizase un retablo a la imagen, la donación de una aranzada de viña, ofrecimientos de misas, así como una gran diversidad de vestimentas y de bienes muebles para la capilla de la Señora, etc.

En esta ocasión ofrecemos un documento relativo a finales del siglo XVII. Corría el año 1699, cuando el vecino y hermano de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Bormujos, Gaspar Gaviño,  regalaba un potro de su yeguada, para, una vez vendido por valor de 300 reales de vellón, se destinasen como ayuda de un nuevo retablo que se le venía tallando a la imagen titular de la Corporación. 

En el citado documento, se cita literalmente lo siguiente: "Un retablo por estar dicha imagen y la del Cristo de la santa Vera Cruz Crucificado en su altar sin la debida decencia y adorno, mando un potro nacido de mis yeguas para que con su valor se aplique a ello; de estar finalizado el retablo, o se hiciere un estandarte, o para un cuadro para la capilla de Nuestra Señora del Rosario o para adornarla".

AGAS, leg.12.969, s/f.



Fotografía: Fernando Villapol


Fotografía: Arte Sacro

DOCUMENTADA LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (Sevilla)


MIGUEL ADÁN Y AGUSTÍN DE COLMENARES, AUTORES DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (1583-1584).
Juan Prieto Gordillo
Historiador de la Hermandad Sacramental de Santiago.
Profesor de la Universidad de Huelva y de la UPO de Sevilla


Pocos eran hasta estos instantes los datos conocidos en relación a la autoría de la imagen de Nuestra Señora del Rosario, ubicada en la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta (Sevilla); tras meras atribuciones que la relacionaban con el escultor Miguel Adán, nuevos documentos confirman definitivamente su realización a favor del mencionado Adán, en colaboración con su contemporáneo, el pintor de imágenes Agustín de Colmenares.

Miguel Adán, discípulo de Juan Bautista Vázquez el Viejo, fue un escultor y retablista español de los siglos XVI y XVII, nacido en Pinto, Madrid en 1532. A las documentadas obras de San Juan Evangelista, del convento Madre de Dios de Sevilla, Nuestra Señora del Rosario de Palomares del Río (Sevilla), y el retablo de San Juan Bautista del desaparecido convento de las Dueñas, expuesto en el Museo de Bellas Artes de Sevilla; a partir de este artículo, y con la colaboración del pintor Colmenares, se suma a su catálogo, la imagen de Nuestra Señora del Rosario de la parroquia de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta (Sevilla).

Sería en el transcurso del año 1583, cuando el escultor Miguel Adán, realizaría la Virgen del Rosario, tras el acuerdo firmado con Francisco Miguel, el prioste de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario de la villa de Castilleja de la Cuesta, “que es del señorío del conde de Olivares”; seguidamente, el día 29 de diciembre del mismo, Agustín de Colmenares, pintor de imaginería, concertaba también con el mencionado Miguel, un contrato por el que se obligaba a realizar un retablo, el estofado y brocados muy finos de la vestimenta de la imagen titular, así como el dorado de una corona y unas parihuelas donde iría ubicada la imagen, todo ello para finales del mes de abril del año siguiente de 1584, por el precio de 85 ducados[1].

Años más tarde, se volvería a hacer mención a los hechos anteriormente citados, en un nuevo documento, en esta ocasión en una de las clausulas del testamento del mencionado Colmenares, realizado en 1586; de hecho, en uno de sus apartados, declaraba que Francisco Miguel, vecino de Castilleja de la Cuesta, hubo concertado el dorado de dicho retablo para la iglesia de la villa; tras la ratificación de varios pagos firmados, y como nota curiosa, se confirmaba que uno de los pagos fue efectuado en caldos vinícolas, “excepto de 30 arrobas de vino que me dio a cuenta de los 80 ducados a medio ducado la arroba”, cuestión esta última no notificada ni dado conocimiento en lugar alguno[2].

Tras la ubicación en su retablo, en una de las naves del templo santiaguista, la devoción adquirida hacia la misma por los vecinos de la villa, y en especial por los miembros de la hermandad de la Santa Vera Cruz, que por aquel entonces ya residía en el mismo templo, y quienes le rendían culto,  hicieron que Nuestra Señora del Rosario, pasase a ocupar el camarín central del retablo mayor, durante los siglos XVII, XVII, XIX, y hasta mediados del XX en que volvería a un retablo colateral. Se debe recordar, cómo el altar mayor fue propiedad de la hermandad crucera desde entonces, hasta la fusión llevada a cabo con la hermandad de la Soledad y Santo Entierro en 1795, …tener en su capilla a Nuestra Señora del Rosario que es el altar y capilla de dicha Hermandad Sacramental y Vera Cruz.[3]

Dicha devoción hacia la Virgen del Rosario se vería reflejada en uno de los primeros inventarios realizados por la parroquia en el año 1591 en el que se recogieron los siguientes bienes: Ítem, una corona grande de plata de nuestra Señora; ítem, otra corona de plata del Niño Jesús; ítem, otra corona de plata del Niño que dicen dio la mujer de Vicente Orcuchez. Además, gracias a este inventario, y a pesar de tener sus vestimentas talladas, se tiene conocimiento del rico ajuar de hábitos que poseyó la imagen[4],

Vestidos de la imagen.

Una saya de terciopelo negro labrada; ítem. un rostrillo de tafetán negro con sus guillas delo mismo u un jubón de tafetán negro picado; ítem. un manto de lustre viejo. Una saya de raso amarillo guarnecido de terciopelo azul. Un delantal de raso blanco con tres frisos de brocado y sus botones de terciopelo azul. Un rostrillo de tafetán azul con una frinsa de lo mismo. Un delantal de tafetán azul de borlillo de fondo gris de alquimia dorada e plateada. Una saya de raso blanco con tres ribetes de felpa. Un jubón de raso amarillo viejo con cenefilla de plata. Otro jubón de raso blanco viejo. Un manto de tafetán blanco viejo guarnecido con franja pequeña de oro. Una ropilla de terciopelo azul para el Niño Jesús, con una franjilla de oro vieja. Otra ropilla de tafetán azul de borlillo. Tres camisas del Niño Jesús, la una labrada de seda negra y las otras dos de blanco. Dos camisas de Nuestra Señora sin cuellos. Una saya de raso blanco con dos franjas de terciopelo negro.
Una delantera de tafetán blanco con tres frisos de raso encarnado. Una ropilla de tafetán blanca vieja. Una ropilla del Niño Jesús con su franja de oro con ocho botones de oro engastados.


[1] AHPS, Protocolos Notariales, Ofº 20; LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Desde Jerónimo Hernández hasta Martínez Montañés, Sevilla 1929, p.168.
[2] Ibid. LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Desde Jerónimo Hernández…, o. cit, p.169.
[3] APO, Sección Castilleja de la Cuesta, leg. 110, s/f. PRIETO GORDILLO, Juan. La Hermandad de la Plaza de Castilleja de la Cuesta (1370-2000), Castilleja de la Cuesta, 1999, p.88.
[4] AGAS, Sección Hermandades-Pueblos, leg. 524, s/f. PRIETO GORDILLO, Juan, La Hermandad… o.cit., pp.87-88.


ILUSTRACIONES. 
Autor: Francisco Javier Tovar Florencio.










viernes, 2 de octubre de 2020

AÑO 1802, SE INICIAN LOS PRIMEROS TRÁMITES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CAPILLA PROPIA PARA NUESTRO PADRES JESÚS DEL GRAN PODER, EL SEÑOR DE SEVILLA, EN LA PLAZUELA DE SAN LORENZO.
Juan Prieto Gordillo
Doctor en Historia del Arte
Profesor Universidad de Huelva

(Artículo publicado en el Anuario de 2017 de la Hermandad del Gran Poder de Sevilla)

   En el mes de julio de 1802[1], se celebraba Cabildo General en la hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en la parroquia de San Lorenzo Mártir de la ciudad de Sevilla, presidido por el hermano mayor el señor don Manuel Díaz de Benjumea, gran benefactor e impulsor de algunos proyectos llevados a cabo durante su mandato (1800-1814). En esta ocasión, se debatía un solo punto, la adquisición de dos solares, uno ubicado en la “Plazuela de San Lorenzo”, junto a la parroquia, propiedad del Hospital Amor de Dios, para la construcción de una nueva capilla para sus imágenes titulares, “con entrada al templo”; y la adquisición de otro edificio, en esta ocasión en la calle Calderería, también de San Lorenzo, y propiedad igualmente de dicho hospital, para la construcción de la casa del capiller. Para ambas cuestiones, era necesario que la corporación se hiciese cargo de los pagos correspondientes, incluidos los tributos perpetuos de los citados inmuebles.

   Los motivos que se argumentaron para ambas cuestiones, remitidos tras su posterior aprobación en Cabildo al señor Arzobispo don Luis de Borbón y Villabriga, fueron los siguientes; para la construcción de una nueva capilla, “…el piadoso fin de hacer una hermosa capilla a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder con entrada al templo, mediante lo estrecho de la actual, y siendo en el día muy frecuentada por los fieles, por los ejercicios continuos, misas diarias, y particularmente las que todas las fiestas se dicen, de media en media hora, a toque de campana resultándole al público un beneficio que no tenía y a todos los feligreses la seguridad de cumplir con el precepto, sin incomodidad, mira la Hermandad con mucho sentimiento lo pequeño del sitio, y que pueda atender a la numerosa concurrencia y mediten el santo sacrificio sin sofocarse unos con otros, se ve la necesidad de hacer que se celebre en el Altar Mayor de la iglesia, privándose de su primera intención que fuere del Señor”.

   A continuación, se advertía la necesidad de construir otro inmueble, en esta ocasión para el capiller para que cuidase y administrase todo lo relativo al nuevo recinto religioso, tal y como se recogía en otro escrito fechado el día 11 de agosto de 1802[2] “…aunque se labre la capilla, siempre es forzoso hacer una casa parroquial para el capiller que cuida de ella, cuya finca, aunque fuese muy chica, en todo caso puede cubrir la cantidad, agregando a mayor abundamiento los bienes y alhajas de dicha Hermandad”.
 “Sobre el estado en que se hallaba la pretensión de tomar a tributo perpetuo el solar que está en la misma Plazuela de San Lorenzo, junto a la parroquia, propio del Hospital Amor de Dios, pues, aunque se labre la capilla, siempre es forzoso hacer una casa parroquial para el capiller que cuida de ella, cuya finca, aunque fuese muy chica, en todo caso puede cubrir la cantidad, agregando a mayor abundamiento los bienes y alhajas de dicha Hermandad. Sevilla, 11 de agosto de 1802”.

   A partir de ese instante, la futura construcción de una capilla para los titulares de la Corporación, se convertiría en otro intento de alzar capilla propia a una imagen devocional hispalense, al margen de parroquias, edificios conventuales y hospitales. (Servitas 1712, Carretería desde mediados del siglo XVIII, y aunque con cierta dependencia del convento de San Pablo, la de Ntra. Sra. de la Antigua, Siete Dolores y Compasión en 1710).
   Tras su aprobación en el mencionado Cabildo, el día 14 de agosto de dicho año, los acuerdos tomados fueron remitidos al administrador del Hospital Amor de Dios, el señor don Francisco Martín Chávez, con la idea de iniciar los trámites para la adquisición de ambas propiedades, y establecer los tributos que sobre las mismas se establecerían por la Obra Pía del mencionado hospicio[3]. Tras su estudio y posterior aceptación, se obligaba a la hermandad a incluir una nueva cláusula para hacer frente a los mencionados tributos, debiéndose hipotecar ambas fincas antes de pasar definitivamente a su propiedad, todo ello sin que afectase, “… a Memoria, Capellanía, u otra Obra Pía de su Administración”; además, debiendo ser de su cuenta, todos los costos que ello ocasionaren, entregando finalmente la copia de la escritura al hospital, con la que acreditar su propiedad.

   Tres días después, el 17 de agosto era remitido un decreto, firmado por el señor Arzobispo, en el que se informaba  a la hermandad de lo siguiente, “En atención a lo que resulta del anterior informe del Administrador, y precediendo los reconocimientos y aprecios indispensables, propugna la Hermandad los medios o condiciones con los que la refrenda, se allana al recibir el enunciado solar propio del Hospital Amor de Dios, las que remitirá a nuestras manos por la Secretaría de Cámara, el Administrador de dicho Hospital con el informe que tenga por conveniente. Así lo decretó y firmó el Ilustre Señor Arzobispo”.

Aprecio de los inmuebles
   Para el aprecio de ambos solares, a efecto de medirlo, deslindarlo y tasarlo, fueron designados dos maestros alarifes; por parte de la hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder a Manuel Talabán[4],  Alcalde del gremio y maestro de distintas propiedades; y por el hospital, por su administrador el señor Martín Chávez, prebendado a su vez, de la Santa Iglesia Patriarcal de Sevilla, a Santiago de Llosa[5], Maestro Mayor de las fábricas de la iglesia de esta ciudad y arzobispado, y de las del hospital de Amor de Dios.

   Antes de iniciarse las tareas reseñadas con anterioridad, medidas, deslindes y aprecios, respecto al solar que se destinaría para capilla, se consultó un libro que poseía el hospital, donde se registraban todos los números de su “pertenencia apeados”; tras observarse algunas irregularidades respecto a ciertas medidas del edificio en cuestión, las labores de tasación se ejecutaron finalmente, el día 9 de noviembre del mismo año, “Con la presencia del libro de este solar y habiéndolo cotejado la razón del libro, no contesta en todo el largo del dicho solar, pues todo tiene 32 tercias de longitud, y si contesta en la extensión de su fachada que es de 26 varas, de latitud, y así mismo, contesta en la figura de sus guarderas, en todos los resaltos y ángulos entrantes y salientes que tiene hasta el dicho largo 32 varas y tercia…”.

   Las medidas y la descripción del solar, cotejadas por ambas entidades, fueron las siguientes: área total de la superficie formada por 736 varas cuadradas incluidas las medianías y la cerca de su fachada, recogiéndose también; “…un cuarto que tiene bajo en su recinto con una ventana con reja de hierro a la calle, y un pozo de vara y tercia de diámetro…”. Continuando con la descripción, y respecto a su ubicación en relación a los edificios colindantes, su fachada principal daba a la Plazuela de San Lorenzo, por la derecha con la iglesia y un solar de la Hermandad del Santísimo, y por su izquierda con casas del Hospital de Amor de Dios. Tasado el inmueble, le correspondería un tributo anual de 274 reales de vellón.

   A continuación, se tomaron las medidas de un solar yermo, ubicado al final del mismo  inmueble, “sin división ni señal”, con la idea de añadirlo al mismo, pero que en esta ocasión no acreditaba pertenecer a propietario alguno, con un área de doscientas diez varas, incluidas las partes de sus medianías, [6]“…y habiéndolo medido las paredes de sus cercas, que son de tapias, y dándole a cada cosa  el valor que le corresponde según el estado que en el día de hoy tienen, debe ganar a tributo perpetuo 59 reales de vellón anuales, cuyas partidas unidas componen 323 reales de vellón, los mismos que anualmente debe ganar el denominado solar, según y en los término que se haya…”.

   Respecto a la segunda propiedad, ubicada en la calle de la Calderería, también en la collación de San Lorenzo, que se destinaría para la casa del capiller, y perteneciente igualmente al  referido hospital, “su arca superficial”, tras las labores ejecutadas por ambos maestros, alcanzó la cifra de doscientas cuarenta varas, incluidas las paredes de sus cercas, “Y en cuanto se nos ofrece declarar, en fuerza de conocimiento, medición, y aprecio que hemos hecho, el que hemos practicado bien y fielmente, a nuestro entender, sin perjuicio de partes, y por ser verdad lo firmamos de conformidad en esta dicha ciudad a 20 de agosto de 1802”.
              Manuel Talabán                                                      Santiago de la Llosa.

   Finalizadas las mediciones y fijados los correspondientes tributos, la respuesta no se haría esperar por parte de los diputados de la hermandad del Gran Poder. Apoyada por los informes realizados por los maestros, Talabán y Llosa, se remitía un documento acreditativo al señor arzobispo de Sevilla, en el que se recogían todas las cuestiones reseñadas con anterioridad, entre los que se encontraba la aceptación del tributo establecido de 323 reales anuales; además, se debería hipotecar dicho solar con lo que certificar el cobro de las mencionadas cargas; para la seguridad de su cobro se ofrecían de fianza 198 reales que la hermandad cobraba anualmente de arrendamiento a don Fernando Manuel de Bobadilla, de unas casas  de su propiedad, “que hace 18 o 20 años que se labró”, en la calle que nombraban la Calderería de San Lorenzo. Respecto al resto del tributo, 140 reales, lo afianzarían con la capilla que se labrase para el capiller, que, aunque pequeña, podría cubrir la cantidad hipotecada, adjuntándose si fuese necesario, bienes y alhajas de la misma.[7]
 “Ilustrísimo Señor Arzobispo.
    El Hermano Mayor, Oficiales y demás Diputados de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder…, con el debido respeto a V- S. Ilustrísima, dicen que habiendo dado cuenta en cabildo General, el Mayordomo Don Manuel Benjumea, del estado en que se hallaba la pretensión de tomar a tributo el solar que está en la Plazuela, junto a la parroquia, propuso del Hospital Amor de Dios, de esta ciudad, y estar evacuados por peritos los aprecios por ambas partes, con arreglo al Decreto de V.S. Ilustrísima, lo que faltaba en la proposición que la hermandad  debía hacer con hipoteca a el saneamiento del tributo”.
   Meses después, el día 9 de noviembre, era recibida en las dependencias de la corporación una misiva de la secretaría del arzobispado, en la que se ponían en duda algunas de las medidas tomadas para cubrir los mencionadas cargas o tributos[8]:
 “En cuanto a la fianza de los 198 reales que se ofrecen, no se me ofrece reparo alguno, reconociendo, los títulos; pero si es la casa que se ha de labrar para el capiller, esta no parece regular se embargue, ni menos se fuese a lanzar de ella a dicho capiller para arrendarla por cuenta del Hospital, y si son los bienes raíces, y no pudiéndose tomar razón en los libros de hipotecas, dispondrán de ellos, a su arbitrio; en vista de todo lo cual V.S.I., determinará lo que tenga por conveniente.  Sevilla 9 de noviembre de 1802”. 

   En definitiva, fue esa la fianza presentada por la hermandad del Gran Poder al señor arzobispo y al hospital Amor de Dios para el saneamiento del tributo, aseverando que la corporación, según el estado de bonanza por el que atravesaba, podría responder a todo, gracias a la devoción general que todo el pueblo tenía al Señor, sin motivo alguno para su decaimiento; solicitando se le otorgase por parte del hospital la correspondiente escritura con las fianzas propuestas, haciéndose cargo la hermandad de los gastos ocasionados durante le realización de las mismas.

   Finalmente, la venta del solar requerido para la nueva capilla, quedaría fijada en la cantidad de 10.880 reales de vellón con un tributo de 315 reales al año, según la Real Orden para la enajenación de fincas de Obras Pías.

   Con anterioridad hemos hecho mención a la futura capilla, respecto a la importancia de ser uno de los primeros recintos religiosos en el que se darían culto a imágenes pertenecientes a una hermandad de penitencia, al margen de parroquias o conventos; pues bien, de sumo interés es igualmente la cita, en que la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder es mencionada como, el Señor, en relación a la creciente devoción que seguía adquiriendo[9], “…muy frecuentada por los fieles, por los ejercicios continuos, misas diarias, y particularmente las que todas las fiestas se dicen, de media en media hora… y en todo tiempo, porque no es de esperar se extinga la devoción general que todo el pueblo tiene al Señor, antes si, debe prosperar…”

   Lamentablemente, el señor Benjumea nunca vería realizado uno de sus mayores sueños, la construcción de capilla propia para las imágenes titulares de la hermandad del Gran Poder, de la que fue Hermano Mayor en el periodo comprendido entre el mes de marzo de 1800 en que toma posesión del cargo, sustituyendo a Severino Ruiz como Alcalde Mayor, hasta el día 20 de febrero de 1814 en que se produce su fallecimiento, “en su casa de morada”, sita en la collación del Sagrario; siendo enterrado por aquel entonces en la capilla de la Hermandad del Gran Poder, actual del Dulce Nombre, en la parroquia de San Lorenzo[10], “En lunes, veinte y uno de febrero del mil ochocientos y catorce: el Clero de la Iglesia del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, vino con el cuerpo difunto de don Manuel de Benjumea, marido de doña Isabel de Muela, para darle sepultura en esta Iglesia Parroquial de San Lorenzo de Sevilla, cantó la misa de cuerpo presente don Francisco Sánchez”.

   Como recuerdo a tan ilustre hermano, se labró una lápida conmemorativa, que se colocaría sobre el sitio de su enterramiento, delante del altar mayor que por aquel entonces presidía la imagen de Jesús del Gran Poder, lugar donde aún se conserva hoy día, a pesar de las reformas realizadas en el recinto religioso en varias ocasiones, como las efectuadas en el año 1818, en las que se reformaron los retablos y se enlosó la capilla “sin perjuicio de las lápidas de los difuntos[11].

   Una semana después, en cabildo celebrado a 27 de febrero, era designado Alcalde Mayor, su hijo don Manuel Benjumea “atendiendo a los muchos méritos del difunto”, aprobado por todos los hermanos que se hallaron presentes[12]. El resto de cargos fueron ocupados por las personalidades siguientes: don Domingo Martínez de Tejada, Alcalde Segundo, don Bernardo Villegas, Prioste Primero; don Manuel Macillas, Censor Primero; don José Martínez, Mayordomo; y como Diputados, don Juan y don Francisco Martínez. Ejerció como escribano, don Antonio Argote de Molina[13].

   Al faltar las mencionadas actas capitulares, comprendidas entre los años 1801-1814, no se han podido conocer cuáles fueron los motivos o las circunstancias por los que no se llevaron a cabo por aquel entonces ambas construcciones, tanto de la capilla como de la casa para el capiller, convirtiéndose en meras hipótesis la no realización de las mismas.

   Siglo y medio después, en el mismo lugar de entonces, “en la misma Plazuela de San Lorenzo, junto a la parroquia…”, se levantaría la actual Basílica Menor de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder proyectada por los maestros arquitectos Alberto Balbontín de Orta y Antonio Delgado y Roig en 1965.





                   Plano del Intendente Pablo de Olavide realizado en 1771 en el que se puede 
                  observar la ubicación de la Plaza de San Lorenzo y el solar que se destinaría 
                   para la futura capilla en 1802.




Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Alberto Balbontín de Orta y Antonio Delgado y Roig,1965. Construida en el mismo espacio en el que se pensó en 1802.



[1] Consultadas la Actas Capitulares de la Corporación, (Libro de Actas de 27 de noviembre de 1796 a 25 de abril de 1824), hemos detectado que faltan las comprendidas entre el Cabildo celebrado el día 25 de abril de 1802 hasta el celebrado el día 18 de abril de 1810.
[2] AGAS, Sección III Justicia, leg. 10001
[3] AGAS, Sección III Justicia, leg.10001
[4] Pocos son los datos que se conocen sobre la personalidad del maestro alarife Manuel Talabán. Fue hijo de Antonio Talabán, maestro de obras de la Real casa de la Moneda, del convento de Madre de Dios y examinador y alcalde alarife del gremio; en varias ocasiones actuaría como fiador de diversos arrendamientos que realiza su hijo Manuel. Aparece también como apreciador y tasador de casas. En 1789 aparece viviendo en la calle del Agua, collación del Sagrario. También aparece como maestro de obras de albañilería. A finales del siglo XVIII aparece asociado en diversas ocasiones con el maestro Santiago de la Llosa para tasar y precias diversas viviendas de la ciudad de Sevilla.
Véase, OLLERO LOBATO, Francisco, FUENTES PARA LA HISTORIA DEL ARTE ANDALUZ. NOTICIAS DE ARQUITECTURA (1761-1780), Sevilla, 1994.
[5] A finales del siglo XVIII, Santiago de Llosa aparecerá en diversas ocasiones nombrado por el Hospital del Amor de Dios como apreciador de diversas propiedades. En 1794 el Hospital del Amor de Dios le otorga en arrendamiento una casa en la calle Gallinas en la collación de San Vicente., durante dieciséis meses. En 1800, Santiago de la Llosa y Agustín Trujillo, maestros de albañilería y carpintería de la dignidad, de 50 a 54 años de edad, aceptaron el nombramiento del provisor y vicario general para reconocer y apreciar unas casas en la calle gallegos propias de la capellanía que fundó en la colegial del Salvador Jacinto Valdés.p.759
Véase, ROS GONZÁLEZ, Francisco Sabas, FUENTES PARA LA HISTORIA DEL ARTE ANDALUZ. NOTICIAS DE ESCULTURA (1781-1800), Sevilla, 1999.
[6] AGAS, Sección III Justicia, leg. 10001
[7] Ibidem.
[8] Ibidem.
[9] AGAS, Sección III Justicia, leg.10001
[10] Archivo Parroquial de San Lorenzo de Sevilla. Libro N.º 17 de Defunciones. fol.54-v
[11](A)rchivo (H)ermandad del (G)ran (P)oder de (S)evilla, Libro de actas N.º 5. Año 1815, fol.68
[12]A.H.G.P.S, Libro de actas N.º 5. Año 1814, fol.37-v
[13] Ibidem. 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

DOCUMENTADA UNA NUEVA OBRA DEL TALLISTA JUAN BLANCO PAJARES: AUTOR DE LA MULA PARA LA CELEBRACIÓN DE LAS JORNADITAS DE LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SANTIAGO DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (Sevilla)

JUAN BLANCO PAJARES, AUTOR DE LA MULA QUE ENCARGARÍA LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SANTIAGO APÓSTOL DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (SEVILLA), PARA ACOMPAÑAR LOS ACTOS LITÚRGICOS DE LA NAVIDAD.

Juan Prieto Gordillo

Doctor en Historia del Arte

Archivero de la Sacramental de Santiago.

 

En el mes de marzo de 1898, nace en la calle Mártires de Don Benito (Badajoz) Juan Blanco Pajares. Hijo de Miguel y de María Juana, forma parte de una familia en extremo humilde, que llevan a Juan a realizar desde niño labores de pastoreo. Ya entonces, impulsado por su inclinación artística heredada por su abuelo materno, va realizando en barro toda clase de figuras que se le van ocurriendo, según veía, en toda manifestación que le va mostrando la naturaleza.

A raíz de su matrimonio en 1925, Juan Blanco decide marcharse a Madrid para matricularse en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, corriendo todo tipo de gastos por cuenta de su cuñada Juana, que poseía un gran capital. En la Corte va alternando sus estudios escultóricos y de imaginería en «Talleres de Arte», empresa regentada por un sacerdote en la que se formaban jóvenes promesas cuyas obras eran comerciadas por el religioso empresario. Es entonces cuando sus trabajos comienzan a ser reconocidos, apareciendo en la “Sección de Arte” de varios medios difusores escritos, siendo objeto de numerosas entrevistas periodísticas que desafortunadamente su familia ha extraviado.

En esta Escuela de Bellas Artes, nuestro artista calabazón recibe clases de escultura del profesor D. Julio Vicent Mengual; no obstante, nunca tomó parte de las clases de Mateo Inurria Lainosa, como hasta aquí se ha difundido en varios medios, aunque su familia nos cuenta que tenía excelentes relaciones con este famoso escultor cordobés que impartía clases de Modelado y Vaciado en el centro citado.

El hecho de haber defendido la II República en su localidad calabazona (Don Benito), a Blanco Pajares le acarreará dificultades socio-laborales. Es cuando decide en 1940 emigrar a Castilleja de la Cuesta, ciudad sevillana que, conociendo sus habilidades y siendo una región donde se cultiva toda clase de arte, le acoge con gran cariño. Allí comienza su gran tarea de escultura e imaginería que iba a ser distribuida por buena parte de España. Será por estos años cuando realice la mula para la Hermandad sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Dicha escultura forma parte de las escenas que se representan en el altar mayor de la parroquia decana de Santiago Apóstol de la localidad, durante la celebración en las navidades, de las denominadas Jornaditas.

En esta ciudad sevillana vivió de alquiler durante algunos años hasta que, con el tesón impuesto por su voluntad en el trabajo, reunió un moderado patrimonio que le permitió adquirir su propia vivienda, montar su taller y recibir algunos intereses bancarios.

Es también en esta localidad donde ideó una “artimaña” escultórica por entonces desconocida entre los artistas de por allí, llamada la «ampliación a compás». Consistía en el uso de un aparato de armadura metálica que sostenía una regla graduada terminada en punta con la que se marcaban todos los puntos en el modelo a realizar, y que apoyándose en dicha regla se utilizaba el compás y se ampliaba a tamaño deseado. Esta técnica, unida a sus cualidades, le dio fama entre los escultores sevillanos, que le encargaban abundantes y diversas obras. Hablamos de escultores (amigos suyos) como Antonio Illanes Rodríguez, Buiza, Antonio Castillo Lastrucci, etcétera. Algunas publicaciones afirman que Juan Blanco fue alumno de este último, aspecto que desmiente su familia. Ésta añade que los grandes pasos religiosos y esculturas de moderados volúmenes eran encargados a Juan Blanco, sólo que los firmaban los mismos artistas comisionados, a quienes se les atribuye, siendo confirmado, por tanto, lo que afirman ciertas publicaciones de que muchas de las obras escultóricas difundidas por España pertenecen a la gubia de nuestro artista calabazón, aunque hayan sido atribuidas a otros entalladores.

En abril de 1930 participa en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, recibiendo, de manos de Alfonso XIII, una mención honorífica como Expositor en Bellas Artes en el pabellón de Extremadura, donde mostró sus esculturas, ornamentos y artes religiosos.

Aun con estas controversias en su vida artística, el artista de Don Benito realizó obras encargadas desde Sevilla; varios «Sagrados Corazones» para San Juan de Aznalfarache; diversas imágenes para la Cofradía de Ferroviarios de Mérida, que al menos en 1951 pertenecía a la RENFE ; también hizo obras para Albacete, Villanueva de la Serena, Madrid, Don Benito; la Patrona de Villacarrillo, la Virgen del Rosario (en la fotografía, existe una anotación del imaginero que expone que se encuentra sin niño), Virgen de los Dolores y el Jesús Nazareno; para Guadalcanal, Ginés, Aracena, Ávila; el encargo de Doña Concha Mármol en 1944; el Cristo de la Columna de Andújar; y un Sagrado Corazón para Valladolid que medía 4,60 metros de altura; y un sinfín de trabajos para otras muchas ciudades que su familia no recuerda, pero que requirieron en algunos años de su vida profesional la ayuda en su taller de hasta tres escultores más, junto a la de su hijo Juan Antonio.

Entre otras anécdotas, su familia cuenta que en una ocasión el industrial maderero que surtía al artista calabazón había descuidado el almacenamiento del preciado material. Siéndole muy preciso para un trabajo urgente, Blanco se enteró del inminente derribo de un ciprés en el Cementerio Municipal. De inmediato, gestionó con el Alcalde la compra del citado árbol y en poco más de dos días el ciprés se había convertido en tablones listos para la talla. Igualmente, cuenta el hijo, que a su padre le encantaba el teatro, la pintura en lienzo y también la tertulia con los amigos, a las que casi nunca faltaba hablando de su equipo favorito, el Real Betis Balompié. Casi siempre departía de su pueblo natal, de aquella «Escuela de Artes y Oficios», y sintiendo algo de morriña viajaba casi todos los años a Don Benito, Mérida y Villanueva de la Serena.

Juan Blanco Pajares dejó de trabajar en la escultura teniendo 80 años cumplidos y nos dejó el 20 de mayo de 1984 a los 86 años de edad (1).

1.      http://soledadvillacarrillo.blogspot.com/p/biografia.html






domingo, 6 de septiembre de 2020

LOCALIZADO UN NUEVO DOCUMENTO FECHADO EN 1883, SOBRE LA RENOVACIÓN DE LA PARROQUIA MATRIZ DE SANTIAGO DE CASTILLEJA DE LA CUESTA (Sevilla)

LOCALIZADO EN LAS DEPENDENCIAS DEL ARCHIVO ARZOBISPAL DE SEVILLA EL PERMISO CONCEDIDO PARA RENOVAR LA IGLESIA PARROQUIAL MATRIZ DE SANTIAGO APÓSTOL DE CASTILLEJA DE LA CUESTA, OBRAS EFECTUADAS ENTRE LOS AÑOS 1883-1884.

Juan Prieto Gordillo

Archivero de la Hermandad Sacramental de Santiago

La última gran reforma a la que fue sometida la iglesia matriz de Santiago de Castilleja de la Cuesta, cuya estructura arquitectónica neomudéjar es la que actualmente presenta, fue la realizada a finales del siglo XIX, siendo la totalidad de las obras costeadas por Nicolasa del Campo, marquesa de Loreto, en memoria de su esposo Pablo Capetillo. Comenzada el día 26 de junio de 1883 quedó finalizada el 25 de julio de 1884 festividad de Santiago Apóstol. Bajo el coro se ubica la cripta donde reposan los restos de ambos benefactores.

Con anterioridad a los mencionados trabajos tuvieron que pedirse los permisos correspondientes en las dependencias arzobispales hispalense. En la mencionada solicitud aparecían citadas las siguientes personalidades, el cura propio de la iglesia parroquial de Santiago de esta villa, la excelentísima señora marquesa de Loreto, el señor marqués de Morante, el Señor Alcalde Primero de la localidad, como mayores contribuyentes, y los Hermanos Mayores de la Hermandad Sacramental de la dicha parroquia. Dicho escrito, que he localizado recientemente en sus dependencias archivísticas, en la que no sorprende la fecha y prontitud de su resolución, ante el estado de ruina que presentaba el edificio, presentada tan solo seis días antes de los inicios de las obras, siendo fechado y registrado el día 20 de junio de 1883.

A continuación, y de forma literal se expone el documento en cuestión:

“El provisor Juez Eclesiástico, Vicario capitular sede vacante

El infrascripto cura propio de la iglesia parroquial de Santiago de esta villa, la Excelentísima Señora Marquesa de Loreto, el Señor marqués de Morante, el Señor Alcalde Primero del municipio, los mayores contribuyentes, los hermanos mayores de la Hermandad Sacramental de la dicha parroquia y vecinos, a Vuestra Señoría Ilustrísima, con todo respeto dicen:

Que teniendo proyectado restaurar la misma parroquia mencionada, apoyados en las limosnas del pueblo creyente, y necesitando la venia de V.S.I., les conceda dicha gracia para beneficio de la casa de Dios y bien de sus vecinos, los que quedan en el deber de pedir al altísimo Señor que la vida de Su Señoría Ilustrísima muchos años.

Castilleja de la Cuesta y junio 20 de 1883.

Miguel de Puya                                                    José María Lara

Emilio Ollegui                                                      Francisco Ortiz

Alcalde 1º Manuel Cansino                                  La Marquesa de Loreto

Manuel Oliver                                                       Juan Tovar

 

Sevilla 20 de junio de 1883

Concedemos la autorización que los señores exponentes solicitan; a condición de que las obras se ejecuten bajo la dirección facultativa del Arquitecto de la Mitra.

Así lo decretó y firma el Señor Vicario Capitular del Arzobispado; de que certifico”[1].



[1]AGAS,Sección III, Justicia,leg.10008(225).

ILUSTRACIONES DE LA PARROQUIA MATRIZ DE SANTIAGO APÓSTOL DE CASTILLEJA DE LA CUESTA